lunes, agosto 10, 2009

Más sobre Santa Claus y la Crisis


por Radha Krishna das

Del excelente texto de Rocana das sobre las incongruencias entre el discurso y los hechos dentro de Iskcon, hay varios puntos muy relevantes para la realidad latinoamericana.

En efecto, Praghosa das, de Dandavats, señala la importancia de las programas agrícolas como alternativa a la demoniaca vida citadina. Hay que considerar también la importancia que tienen para desarrollar el varnasrama dharma, y para establecer asramas o monasterios campestres para cultivar intensamente la vida espiritual.

Pero, como en el resto del mundo, en Latinoamérica esta propuesta rural ha sido un auténtico fracaso. La finca de México tuvo que cerrar en 1988 luego de luchar muchos años para mantenerse abierta. Iskcon perdió su finca en Colombia cuando ésta se volvió parte de Vrinda. Había fuera de Santiago a principios de los 1980s un programa campestre, el cual ya no existe. La finca de Argentina desapareció hace tiempo. Se escucha de los problemas para continuar los proyectos campestres de Brasil. Y lo más sonado recientemente, el intento criminal de los líderes regionales de poner la finca de Costa Rica a sus nombres y luego venderla. La finca sobrevivió, gracias a que quedó fuera de las manos de estos parásitos oficiales de Iskcon (Guru Prasad Swami, Bhakti Bhusana Swami, Manonatha das y Virabahu das).

No vamos a analizar la razón de estos fracasos, mas podemos concluir que no ha aparecido la fórmula para que estos programas sean exitosos. Me imagino que se debe principalmente a una deficiencia tanto en la planeación como en la implementación de los pyoyectos. Empero, a pesar de los repetidos fracasos, seguimos escuchando de planes para nuevos programas rurales que, por seguir fórmulas parecidas a los anteriores, estarían destinados al mismo fracaso.

Tal sería el caso del plan para una supuesta finca en México, financiada con la venta del inmueble de Productos Hare Krishna. También supimos de la idea de vender la casa de Caracas para iniciar un supuesto programa campestre. Estos ejemplos son simplemente la manifestación de la disfuncionalidad e impotencia de los líderes que persiguen estos sueños.

La idea de proyectos rurales en sí es buena; son una necesidad para desarrollar el sistema varnasrama y ofrecer una alternativa de vida para devotos comprometidos con tales proyectos. El problema es la ineptitud de los líderes de Iskcon a todos los niveles en los lugares donde se habla de dichos proyectos. Su falta de visión es tal que les impide ver que así como han fracasado en otros proyectos, también van a fracasar en estos.

En el caso de México, se está hablando de un proyecto rural cuando el negocio del incienso está terminando en suspensión de actividades. No sólo eso, sino que no han resuelto pendientes que llevan décadas en limbo, como la situación jurídica legal del inmueble de la ciudad de México, y la falta de un inmueble en Guadalajara luego del fracaso al tratar de robarle la casa a Sant Kumara y se quedaron con nada. Con tantos desaciertos, ¿podrán esas mismas mentes sacar adelante un programa rural? Lo dudo.

En el caso de Venezuela, el programa actual proyecta disfuncionalidad a todas luces. ¿Será posible que con la idea mágica de vender todo y adquirir una propiedad rural todo se resuelva milagrosamente? Claro que no. Por la naturaleza tan delicada y complicada de un proyecto rural, necesita surgir de mentes, ideas y programas lúcidos y funcionales, y no ser un simple escape y una fútil búsqueda de El Dorado.

Rocana das señala correctamente que más importante que cualquier proyecto rural, y yo digo que incluso de la construcción del templo de Mayapur, es formular una constitución y una carta de derechos. Para Thomas Jefferson, a quien Praghosa cita, esa era una prioridad superior a cualquier programa agrícola. La GBC lleva décadas hablando de la constitución, pero no ha presentado resultado alguno.

La importancia de la carta de derechos se me hizo evidente, e incluso escribí algo al respecto, cuando me puse a comparar la forma en que murieron Bhakti Tirtha Swami y Puspalochan Prabhu (ACBSP) de México. Uno murió como un líder tribal, con todos los recursos comunitarios e institucionales a su disposición; el otro falleció en el olvido y sin asistencia alguna, a pesar de vivir en el templo y su muerte ser prevenible.

Mientras Bhakti Tirtha tenía gente cantando a sus pies los mantras más melodiosos, Puspalochan, carente de todo derecho, murió en un rincón del templo, en el suelo, solo y olvidado. E Iskcon está lleno de casos en los que los líderes acaparan todos los recursos, son dueños de todo, y son excusados de sus incontables desatinos, mientras que la congregación vive con el temor de ser excomulgada ante la menor crítica o desacuerdo con las autoridades.

Vimos esto recientemente con la forma en que Jagajivan acosó a Ramanya Prabhu por haber ayudado a instalar las Deidades de la finca de Costa Rica. Jagajivana aprovecha toda ley, resolución y norma de Iskcon para tratar de condenar a Ramanya, pero excusa todas las incongruencias y violaciones de sus compañeros líderes. Esto se me hace una desfachatez perversa que se repite en todo el mundo. A pesar de eso, Praghosa se pone a hablar de proyectos bucólicos e idealistas que nada tienen que ver con la realidad desgarradora de Iskcon.

Y esto ocurre con tantas otras cosas que hacen los líderes de Latinoamérica. Se ponen a dar grandes clases de filosofía donde hablan de Krishna, del comprtamiento ideal de los vaisnavas, etc., se preocupan además de que les celebren su vyasa-puja, les laven los pies cuando llegan a un templo, los honren con títulos rimbombantes, pero nada acerca de una constitución y una carta de derechos que elevarían la condición de dignidad de los devotos y al mismo tiempo limitarían los privilegios propios.

Rocana pasa luego a hablar del alto costo legal de la economía artificial de Iskcon. En el caso particular de Latinoamérica hay además que cuantificar el costo para Iskcon de tener una camarilla de líderes totalmente incompetentes, pero que permanecen en sus puestos por el sistema artificial de privilegios que hay para ellos.

En Guadalajara, Iskcon acaba de perder su sede y tuvieron que rentar un espacio en la parte trasera de una casa karmi. La finca de Costa Rica ya la perdieron por completo, pues un juez ya sentenció que ésta debía permanecer en manos de la comunidad que se opuso al estupido intento de venderla. Claro, está la salida masiva del grupo de Paramadvaiti Swami de Iskcon desde los 1980s debido a la ineptitud de los líderes que lo acosaban (Panchadravida, Hirdayananda y Jayapataka). Y tenemos el constante cierre de templos en toda Latinoamérica. Pongámosle precio a todo esto y veamos si Srila Prabhupada hubiera estado dispuesto a pagarlo sólo para preservar indefinidamente la actual plantilla de líderes incompetentes.

Por una alegre coincidencia del destino, Rocana habla de los líderes que quieren que les digan "Maharaja", precisamente después de que se habló aquí de cuando Virabahu exigía en Perú que le llamaran "Maharaja". Seguramente Virabahu había hecho el voto de demostrarle a su mami que no era un mortal ordinario, ni un Prabhu más, ni un ingeniero cualquiera, sino que era todo un "Maharaja" digno de la corte de las Mil y Una Noches. Maharaja Virabahu, genio de las finanzas, experto en pagar su Visa con su Mastercard, quien busca hacer negocios a expensas de la institución que debía servir. Un auténtico "Maharaja".

Rocana continúa hablando de cómo la institución fue transformada para que algunos acapararan el poder en forma artificial. Y es fácil ver esto en las resoluciones que cada año publica la GBC. En balance, existen muchas más resoluciones para defender a la GBC de cualquier crítica y cuestionamiento a su autoridad, que para responsabilizarla de sus actos. Hay muchas para controlar el comportamiento de la congregación y para castigar toda oposición a la GBC, pero no se estipulan mecanismos para realmente entrenar, monitorear, y castigar a los GBCs. Las pocas normas que hay al respecto son una pesadilla burocrática que realmente sólo sirven para desanimar a cualquier querellante.

La sencillez y pureza que son la base del ideal vaisnava y del Iskcon que Srila Prabhupada fundó, se convirtieron en una lucha salvaje por el poder, el respeto y las posesiones. En ese sentido, los líderes han traicionado el ideario de Srila Prabhupada. Ya sea Virabahu demandando que le llamen "Maharaja", u otros malversando las posesiones y fondos de Iskcon, o quienes atacan a los que se atreven a criticar lo que ven mal en Iskcon, todos ellos han deformado los valores originales del Movimiento.

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