miércoles, julio 15, 2009

A propósito de Kagemusha…

Por Aniruddha Das

La lectura del ingenioso y acertado post de Radha Krishna, “Kagemusha”, en el acto hizo que a mi mente afloraran dos datos históricos muy interesantes que sobrevinieron tras la “unción”, orquestada por la GBC, de los once prabhus que cometieron la insolencia de autonombrarse sucesores de Srila Prabhupada, que es lo mismo que designarse representantes del excelso Srila Vyasadeva y de nuestro sagrado guru-parampara gaudiya.

JAYATIRTHA CUANDO TODAVÍA TENÍA CABEZA.

Durante la maratón de diciembre de 1978, los yatras de Inglaterra y Los Ángeles, liderados por Ramesvara das y Jayatirtha (q.e.p.d), respectivamente, se retaron devocionalmente, como en años anteriores, a una competencia de distribución de libros. Shivarama (ahora Swami), si no el líder, era uno de los encargados de motivar al grupo de sankirtana de Gran Bretaña. Jayatirtha recién habían sido proclamado “acharya” en la aciaga reunión de Mayapur de marzo de dicho año. Para lograr el mejor resultado posible, Shivarama comenzó entonces a echar vivas al “acharya local” para así prender el entusiasmo de los recientemente iniciados “discípulos” que Jayatirtha —en realidad, todos eran devotos de Srila Prabhupada, pero que vil e injustamente no fueron reconocidos como discípulos de Su Divina Gracia debido a las maniobras políticas tantas veces descritas no sólo en “Kagemusha”, sino en infinidad de otros artículos publicados en los pasados 32 años (en los últimos 5 años el portal cibernético Sampradaya Sun se ha constituido en el campeón de la “libre emisión del pensamiento” sobre la conciencia de Krishna y la malograda misión de Srila Prabhupada).

En los primeros días de la maratón, para motivar al máximo a su equipo —compuesto en su totalidad, reitero, de fieles seguidores de Srila Prabhupada, muchos recién embaucados por la GBC (que ni cuenta se dieron en virtud de la “solemnidad” y autoritarismo con que la GBC disfrazó la unción espuria), Shivarama tuvo la “brillante” idea de atizar los ánimos de los devotos y devotas asegurándoles que Jayatirtha era un “devoto puro”, un “maha-bhagavata” recién salido del horno. Durante las clases de Bhagavatam, Shivarama se la pasó repitiendo el estribillo que “Su Divina Gracia Jayatirtha Maharaja” era uno de los “nuevos once devotos puros” que “Srila Prabhupada” había legado a la “humanidad”.

—SOY SU MAHARAJI, AUNQUE LES DUELA.

Aquí tengo que hacer el comentario adicional de que Jayatirtha era un grhastha, pero muy complaciente y soberbiamente se dejó adosar el apelativo de “Maharaja”. Tal como pretendió hacerlo Virabahu cuando le dijo a Daru Krishna, el otrora presidente y verdadero artífice de ISKCON Perú, que todos ahí lo deberían llamar “Maharaja”. Pero Daru objetó. Virabahu trató de redargüir diciendo de que “aunque era un devoto casado, a Bhakta Prahlada lo honraban con el título honorífico de “Maharaja’”. Parcamente Daru le ripostó: “Sí, pero Prahlada Maharaja era un ksatrya, un rey santo…”. Tras oír esta contundente objeción, Virabahu guardó silencio.

De vuelta a la maratón. Tras remachar una y otra vez “¡Jayatirtha es un devoto puro, y tenéis que complacerlo”, …¡albricias!: los devotos se comieron el cuento, y gracias a la devoción y el combativo espíritu de los británicos, hicieron que el yatra de Inglaterra ganase la maratón navideña de sankirtana de 1978, en la categoría de templos grandes. El digno oponente, el templo de Los Ángeles, dirigido por Ramesvara, quedó relegado al segundo lugar.

Poco después, Shivarama cayó en la cuenta: “Hey” —dijo en sus adentros—, “este mantra: ‘Jayatirtha es un devoto puro”, “Jayatirtha es un devoto puro”, ¡es magnífico! Ha demostrado ser muy efectivo. ¡Los devotos dieron el todo por el todo para alzarse con la victoria en esta competencia trascendental! Incluso, ¡llegaron a duplicar el número de libros de Srila Prabhupada distribuidos en relación con el año pasado!”

Muy entusiasmado, y para comunicar el éxito de su “invención”, Shivarama asistió a las reunión anual de la GBC de 1979 en Mayapur, e hizo saber a los gebecés, incluyendo los flamantes once “acharyas”: “Vean, prabhus, si elevamos a los altares a los once “acharyas súbitos”, y sin reparos accedemos a anunciarlos como “devotos puros”, …¡el sankirtana de libros va a romper todos los récords! ¡Yo puedo dar testimonio de que esto funciona!” Le voló la mente a todos: …¡Libros en cantidades astronómicas! …¡Lakshmi sin fin! …¡Nuevos templos y hasta el monumental planetario!”

Ni tardos ni perezosos, los “acharyas” respaldaron la idea, el ardid de Shivarama. Y listo: como política oficial de ISKCON, de ese momento en adelante a los once se les debía poner el resplandor [en imaginería: pieza de metal con rayos dorados que se coloca en la parte posterior de las cabezas a las tallas de santos] de seres divinos, de almas perfectas. Desde esa fecha en adelante, para impulsar “vigoramente” el movimiento de sankirtana de Sri Chaitanya Mahaprabhu y el movimiento fundado por Srila Prabhupada, los “acharyas” serían formal y protocolariamente llamados “devotos puros”, con todos los pranama-mantras, honores, privilegios, regalías y prebendas que dicho “título” conlleva. Por supuesto, no hubo ninguna “resolución” escrita al respecto, pero el punto se adoptó “de facto”.

—ME GUSTA EL NÚMERO 16.

Curiosamente, Jayatirtha y Ramesvara fueron unos de los primeros en caer de la altísima e inflada nueve de “acharyas” a la que se subieron. El primero tuvo relaciones sexuales con una o dos discípulas y, a la hora de la ceremonia de Govinda, tomaba el caranamrita mezclado con LSD. Al segundo lo pescaron a solas con una chiquilla de 16 años en un centro comercial ubicado en una ciudad aledaña a Los Ángeles. Poco después, dejo “los hábitos” —junto con su “infalible” condición de “acharya”—, y se casó.

El segundo suceso histórico que me vino a la memoria es el siguiente: En 2002, Dhristadyumna (ex swami) personalmente me intimó que a principios de los ochenta, cuando la controversia del origen de la jiva volvió a tomar fuerza, Bhagavan le contó que en una reunión plenaria de la GBC, tras ser presentado el contencioso, este órgano, controlado a la sazón por los “acharyas” —los “originales” y los “emergentes”—, promulgaron salomónica y “oficialmente” el grotesco apasiddhanta de que: “la jiva cae de Vaikuntha”. Incluso, ¡de la propia Goloka Vrindavan, donde las almas liberadas bailan la danza del rasa! Sin embargo, tras reparar en los tratos amorosos que Krishna tiene a solas con Radharani, las jivas desarrollamos envidia de Ésta, y como resultado, ‘caímos al charco material’”. ¡Vaya patraña!

Según le contó Bhagavan a Dristhadymna, la GBC “aprobó” precipitadamente este “tattva”, no tanto para respaldar una cita aislada de Srila Prabhupada [“Formerly we were with Krishna in his lila or sport…”], sino primordialmente para infundir la fe en ‘sus discípulos’ de que ellos, los “acharyas”, no son almas condicionadas, sino “nitya-siddhas”, eternamente liberados. O sea, no son almas ordinarias, sino ‘integrantes eternos/as del séquito de allegados íntimos de Krishna”. Con este decreto, también le daban “cupo” a todos los venideros. Y así, ¡que sigan los fastuosos vyasa-pujas, los banquetes de 1008 preparaciones, las largas alfombras rojas, y los bombos y platillos. Y, por supuesto (lo que nadie quiere reconocer): el engaño y la alienación masiva. El cisma.

Este tema del origen de la jiva hay que entenderlo a la luz de guru, sastra y sadhu. No podemos sacar de contexto para validar a como dé lugar una sucinta (una sola) declaración de Srila Prabhupada, y de esa manera zanjar el dilema. Es más, Su Divina Gracia escribe para todo el mundo en los próximos 10.000 años, y no para un individuo en particular, lo siguiente:

"A veces se pregunta cómo cae la entidad viviente del mundo espiritual al mundo material. Aquí está la respuesta. Quien no se eleve hasta los planetas Vaikhuntas y esté en contacto directo con la Suprema Personalidad de Dios, está propenso a caer, bien sea de la comprensión impersonal del Brahman o de un trance de meditación extático.
Srimad-Bhagavatam, 3.25.29. Significado

"El Señor afirma que Él mismo concibió el castigo que los sabios impusieron a los porteros Jaya y Vijya. Nada puede ocurrir sin que el Señor lo apruebe. Hay que entender que había un plan tras la maldición de los devotos del Señor en Vaikuntha, y muchas autoridades insignes explican Su plan. El Señor desea, a veces, pelear. En el mismo Señor Supremo también existe el espíritu de pelear; de lo contrario, ¿cómo podría manifestarse nunca una pelea? Como el Señor Supremo es la fuente de todo, la ira y la pelea son inherentes a su Personalidad. Cuando desea pelear contra alguien, tiene que buscar un enemigo, pero en el mundo Vaikuntha no hay enemigo alguno, porque todos están plenamente ocupados en servirlo. Por eso viene a veces a este mundo material como una encarnación, a fin de manifestar Su espíritu combativo.

"…Que un devoto deba nacer en una familia atea es sorprendente, pero no es más que un simple espectáculo. Terminada Su fingida pelea, tanto el devoto como el Señor de nuevo vuelven a relacionarse en los planetas espirituales. Esto se explica aquí de un modo muy explícito. La conclusión es que del mundo espiritual, del planeta Vaikuntha, nadie cae, pues esa morada es eterna".
Srimad-Bhagavatam, 3.16.26 Significado
[Subrayado y resaltado, míos, A.d.]


Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura y Srila Bhaktivinoda Thakura, en sus tratados y disertaciones, también afirman sin ningún asomo de duda de que la jiva cae del tathasta. Ambos se apoyan en las Escrituras vaisnavas, y principalmente, en el Bhagavata-Sandarbha de Srila Jiva Goswami, “el filósofo más eminente de todos los tiempos” (palabras de Srila Prabhupada).

Pero los comisionados de la GBC, motivados o más bien cegados por sus trasnochados delirios de grandeza, se “reinventaron” el siddhanta Vaishnava gaudiya, e insensatamente adoptaron como doctrina el punto filosófico de que “la jiva cae de Vaikuntha”. Y para rematar con broche de oro todas las desviaciones que ignorante y convenientemente han venido cometiendo inmediatamente después del tirobhava de Srila Prabhupada, el año pasado, en ausencia de Su Divina Gracia, el pleno de la GBC acunó la resolución de que es “la máxima autoridad eclesiástica de ISKCON”) ¡Dios nos libre!

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