martes, julio 05, 2011

Swami Damodara y la anti-prédica

por Astika das

En los libros de Srila Prabhupada se dice que es mejor besar el hocico de un tigre de Bengala vivo que asociarse con los karmis. Sin embargo, para mi es imposible seguir esa instrucción de mi maestro espiritual, pues fue en Occidente donde nací, crecí, me eduqué, y no en la cultura vaisnava. En las escrituras se dice que se puede llegar a la conciencia de Krishna a través del conocimiento o a través de Kripa, la misericordia del guru,

En mi caso yo llegué a la conciencia de Krishna por la misericordia infinita de Srila Prabhupada. Pero no llegué en la más tierna infancia, como recomienda Pralad Maharaj, sino ya deformado por la cultura occidental. Me salvé por un pelito. Debido a eso no puedo borrar de tajo mis vínculos con el pasado. A pesar de ser un Hare Krishna, me sigo asociando con mis amigos karmis, pero siempre que lo hago les hablo de Krishna, o al menos les regalo un librito de Srila Prabhupada.

Me encontraba en el MARCO de Monterrey, cuando le llamé a una chica de nombre Litza que vive en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Nos quedamos de ver allá a la salida de su trabajo el siguiente lunes para tratar unos temas culturales. El plan era hablar mientras tos tomábamos un cafecito en el Dharma.

El lunes a las cuatro de la tarde aún me hallaba en Santa Catarina, Nuevo León, en la oficina de un gran amigo que posee una empresa trasnacional que fabrica inyectores para coches, y opera en cinco países --la India, China, Polonia, USA y México. Él suspendió su acostumbrada e intensa rutina de trabajo para atenderme. Me compró algunas cosas y platicamos acerca de que los problemas actuales se deben a que cada día la gente se aleja más de Dios.

Recuerdo que me dijo: “el mundo actual está sostenido en tres pilares: el político, el económico, el religioso…. Luego, mirándome fijamente a los ojos, y arrastrando y poniendo énfasis en sus palabras, dijo: “se me pasaba, el otro pilar es el sexo.” Su declaración me dejó reflexionando y torné mi atención hacia la cita que tenía con Litza más tarde, a trescientos kilómetros de distancia.

En Hualauises, Nuevo León, me pararon unos oficiales de la Policía Federal Preventiva por conducir a exceso de velocidad. Un policía prieto, con cara de mariachi, se me acercó, y, aparentando ser muy agresivo me dijo “¿Por qué tanta prisa, amigo?” Sin titubear le respondí: “Es que a las ocho de noche tengo una cita en Victoria, por cierto con una chica muy hermosa.”

“Conducir a exceso de velocidad equivale a una multa de mil ochocientos pesos (algo así como ciento sesenta dólares) – , y agregó: ¿Cómo podemos arreglar esa infracción?”

Yo le contesté: “Señor oficial, mi afán no es ofenderlo pero ¿qué le parece si arreglamos el asunto con doscientos pesos (quince dólares)?” Sin esperar respuesta, saqué el billete de la cartera y se lo puse en la mano.

“Por esta vez pasa", respondió tranquilamente el oficial, y agregó: “Esta vez le salió barato, amigo, pues doscientos pesos no son nada en la actualidad; siga su camino pero le sugiero que maneje con precaución.”

Cuando llegué a Victoria, ya eran las 8 de la noche. Estaba indeciso entre retirarme al hotel a descansar o visitar el Dharma, pues, aunque no estaba confirmada la cita con Litza, quería encontrarla allí. Sin embargo, transitar a esas horas de la noche por las calles de Tamaulipas, es peligroso, especialmente con obras de arte en la cajuela del coche.

El pasatiempo de Cintamani se me vino a la cabeza. Bilvamangala Thakur se enamoró en su juventud de una prostituta llamada Cintamani. Cierto día hizo mil peripecias con tal de encontrarse con ella. A pesar de que llovía torrencialmente, y por consiguiente el río estaba muy crecido, el brahmana se arriesgo a cruzar el caudaloso río. Luego, con unos trapos hizo una enorme cuerda para escalar una empinada y alta pared; todo esto para llegar a la habitación donde se hallaba Cintamani. Litza no es Cintamani, y nuestro encuentro era en un lugar público y con fines inocentes; sin embargo, no pude evitar sorprenderme con lo recurrente de la naturaleza humana.

En mi caso, yo tenía que decidir entre quedarme en el hotel y leer tranquilamente El Bhagavad gita de Srila Prabhupada, o aventurarme a las calles de Victoria --atestadas de Zetas y convoyes militares que patrullaban la ciudad-- para encontrarme con Litza en el Dharma.

Irremediablemente, decidí visitar el Dharma. A esa hora, aún había allí una abigarrada y bulliciosa multitud. Esto era debido a una presencia especial. Miré a los muchachos y muchachas que abarrotaban la estancia del Dharme. No estaba Litza pero sí pude notar a B.V. Damodara Maharaj. En ese momento pensé: “A Krishna le gusta jugar conmigo; Voy a ver a una chica y me pone enfrente al Maharaj.”

EL SWAMI B.V. DAMODARA VISITA LA COLONIA OBRERA

En mi entrega anterior ya narré cómo fue mi encuentro en Victoria, Tamaulipas, con Damodara Swami. En esa ocasión él me informó que estaría un par de días en Victoria, Tamaulipas, que después visitaría varias ciudades del país, y que antes de volar a Estados Unidos estaría varios días en el D.F.

Los devotos del D.F. me informaron que el jueves 30 de junio, en la casa de Durlabha Prabhu, Damodara Swami dictaría una conferencia. De mi griha en el Ajusco a Azcapotzalco, donde está la casa de Prabhu Durlabha, son dos horas de distancia --y se necesitan tomar el metrobus, el metro, y una combi. En un día normal recorrer ese trayecto toma dos horas, pero el día de la conferencia estaba lloviendo a cántaros y la ciudad estaba inundada. Eso, naturalmente hace las cosas más complicadas. Sin embargo, escuchar a un swami místico de la Gaudiya Math en México no es algo que suceda todos los días, así que decidí asistir a la conferencia.

No fui solo; invité a dos amigos karmis para que se beneficiaran escuchando la charla del swami. Ellos son: Jorge 1, de Monterrey, y Jorge 2, de Torreón.

A pesar de que Jorge 1 es doctor en economía y goza de relativo bienestar económico, está completamente decepcionado de la vida materialista. Vive solo con su hijo, pues ha tenido dos experiencias matrimoniales y en las dos ha fracasado. Siempre está hablando de proyectos millonarios. “Si vendemos las 7 hectáreas de San Miguel Allende --me dice-- podemos conseguir un socio capitalista, y en ese terreno construir 400 departamentos. De esa manera podemos juntar mensualmente ingresos por treinta mil dólares; con ese dinero puedes comprar un apartamento en Miami y otro en Europa, y así vivir una vejez digna".

Yo le digo que no es necesario juntar treinta mil dólares mensuales, que con 500 se puede pasar una vejez digna, y en realidad ni eso se necesita. Lo único que se necesita es depender de la misericordia de Krishna. Jorge me dice que estoy loco de remate. Para él es inconcebible que alguien aspire a vivir para lee El Bhagavad-gita Tal Como Es, cantar Hare Krishna, y escribir notas para El Tambor.

A las 12 de la noche me despierta el teléfono. Es Jorge 1 que me dice que no puede conciliar el sueño porque padece insomnio. A pesar de que no entiendo nada de lo que me dice pues estoy medio dormido, me cuenta que tiene un coche Mercedes Benz 1973, de esos que tienen puertas de alas de gaviota, que vale 120,000 dólares, y que nosotros lo podemos vender en ciento noventa mil dólares. Me cuesta mucho seguir el hilo de la conversación pues llevaba cerca de dos horas en yoganidra.

“Mañana --le digo-- un Swami va a dar una conferencia en casa de un amigo, y me gustaría que me acompañes.” Jorge se sorprende con el inesperado giro de la conversación. Extrañado me pregunta: “¡¿Un queeé?!”. "Un swami", le respondo. Más extrañado, me vuelve a preguntar: "¿¡Y eso qué es?!". “Alguien --le respondo-- que renuncia a la vida materialista, y se dedica a practicar la vida espiritual.” La idea de escuchar al Swami cautiva a Jorge 1; me pide que le llame al día siguiente, y le dé la dirección donde el swami dará la conferencia.

VIAJES DE CINCO ESTRELLAS A LA INDIA

Por su parte, Jorge 2 organiza viajes turísticos a India. Se dedica a cazar millonarios que estén interesados en visitar ese país. Naturalmente, los clientes de Jorge 2, además de ser millonarios, deben tener inquietudes místicas. Le llamé por teléfono para pasarle el nombre de algunos clientes, y aproveché para invitarlo a la conferencia del Swami.

A Jorge 2 le fascinó la idea, pues a pesar de que los viajes que organiza a India son meramente turísticos, algunas veces ha andado de peregrino en ese país, ha estado en asramas de Casemira y en una ocasión estuvo en el Kumbhamela. Quedamos de encontrarnos a las 5 p.m. en la estación del Metrobus del WTC, y luego viajar juntos a la casa de Durlabha Prabhu. Por su parte, Jorge 1 viajaría en su coche de Polanco a la Colonia Obrero Popular.

Jorge 2 y yo llegamos empapados a la casa de Durlabha Prabhu, pues a pesar de las sombrillas, el agua se nos colaba por todas partes. Nos recibió Nanda Prana. Lo noté muy desmejorado; su tez lucía amarillenta pero no era el amarillo radiante del Señor Caitanya, era más bien un amarillo pálido; su piel reflejaba síntomas de alguna enfermedad del hígado. Nos informó que la conferencia del swami se celebraba en el segundo piso, y que ya hacía rato que había comenzado. Con su dedo índice señaló la escalera metálica que conduce al segundo piso.

Entre la audiencia que abarrotaba el templito de la casa de Durlabha distinguí a mi hija, Yogamaya; a su lado, sentado en una silla, se hallaba mi amigo Jorge 1. La audiencia estaba formada por 40 jóvenes de apariencia informal. Srila Prabhupada solía decir que sus mejores clientes eran los jipis. Los jipis no acepan la forma de vida materialista; son personas que están insatisfechas con el statu quo, que experimentan con drogas, que exploran el esoterismo, y que leen libros escritos por freaks.

Maharaj Damodara estaba sentado en una pequeña asana que contrastaba con las enormes asanas que ocupaban la mayor parte del espacio del templo. Encima de cada una de las 4 enormes asanas se hallaba la foto del líder de una organización vaisnava. En otra asana, similar a la del swami, se hallaba el joven que traducía la conferencia. Era de aspecto jipioso, delgado, muy alto, muy desaliñado, y de cabello largo. Al ver que Jorge 2 y yo cruzábamos el umbral del templo, sin interrumpir la secuencia de su charla, Damodara swami me envió señales afectuosas.

LOS PASATIEMPOS TRASCENDENTALES DE BHAKTIVINODE THAKUR EN LA OBRERO POPULAR

Los temas que trataba Damodara Swami eran tan elevados que parecía que hablaba en esperanto o en alguna lengua muerta. En el capítulo 12 (Cuando Nuestros Hombres Se Convierten en Sahajiyas) del libro de ensayos Realización de la Superalma, Kundali das dice: “En sus clases o en los foros públicos, Srila Prabhupada se limitaba a hablar de sambandha jñana y abhidheya. Y si incluso hablaba de prayojana solía intercalar esos tópicos con bhakti marga". Srila Prabhupada era un excelente predicador y de inmediato calibraba el nivel intelectual de la audiencia.

En otro de sus libros, Kundali das dice que el predicador solamente habla de aquello que es capaz de comprender con la experiencia. Este era el caso con Srila Prabhupada, y no le hubiera sido nada difícil impresionar a la audiencia con su vasto e insondable conocimiento de las escrituras reveladas. Pero a pesar de poseer ese descomunal conocimiento, se limitaba a recomendarle a la audiencia: “Canten Hare Krishna, lean El Bhagavad-gita, sean honestos en sus tratos ordinarios.”

Eso mismo se puede decir de los discursos de Srila Sridhara Swami, a quien Srila Prabhupada consideraba El Guardian de la Devoción. En La Ciencia Confidencial del Bhakti yoga, Srila Sridhara Swami habla de temas muy elevados. Sin embargo, el lector occidental es capaz de entenderlos porque están entretejidos con bhakti marga.

Sin embargo, incluso a mí me resultaba difícil seguir el hilo del discurso de Damodara maharaj. No digo esto porque me considere más inteligente que el resto de la audiencia. No. Lo digo porque a pesar de que yo he dedicado los últimos 40 años de mi vida a leer los libros de Srila Prabhupada, a enseñar a los estudiantes del Gurukula de México, a escuchar los discursos de Srila Sridhara Swami, a participar en numerosas convenciones del Gurukula alrededor del mundo, a visitar asramas en Europa, Suramérica, USA, aún así me resultaba imposible entender el discurso de Damodara Swami.

Esa noche la mayoría de la audiencia eran jipis, muchachos sin formación académica, jóvenes que se sienten rechazados por la sociedad materialista. Algunos de ellos, antes de la MAGISTRAL conferencia del swami, en la puerta de la casa de Durlabha Prabhu, lanzaban risotadas al platicar de temas intrascendentes, fumaban cigarros, o leían los mensajes insulsos que les enviaban sus cuates. Muchos de ellos escuchaban por primera vez a un swami, y sin embargo Damodara swami les recomendaba con vehemencia, no desprovista de sorna, que leyeran el Jaiva Dharma. “Es necesario leer El Jaiva Dharma, por lo menos 100 veces.“ Mi gurudeva, Narayana maharaj, dice que leer los libros de Bhaktivinoda Thakur y el Jaiva Dharma son imprescindibles. Él leyó 100 veces el Jaiva Dharma, y dice que sin leer 100 veces el Jaiva Dharma es imposible comprender la conciencia de Krisha.”

Damodara Swami también habló acerca de un santo que sentía tanto éxtasis mientras hablaba de Krishna durante la clase del Srimad Bhagavatam, que sus lágrimas acabaron destruyendo el texto sagrado del Srimad Bhagatam.

LA REALIZACION DE LA SUPERALMA, Y OTROS ENSAYOS DE KUNDALI PRABHU

El discurso de Damodara Maharaj me hizo recordar la caricatura que ilustra el capítulo Doce (Cuando Nuestros Hombres Se Convierten en Sahajiyas), del libro La Realización de la Superalma y Otros Ensayos, de Kundali das. Esa caricatura ilustra a la perfección la clase que Damodara maharaj dictó esa noche en la casa de Durlabha Prabh. En el recuadro se aprecia a una audiencia de devotos frente al conferenciante del Bhagavatam. Entre la audiencia hay un bhakta que debajo del brazo lleva El Nectar de la Discriminación, de Kundali das. El conferenciante habla acerca del verso 6.16 del Srimad Bhagavatam: Oh supremo y bienaventurado Sukadeva Goswami por favor dinos cómo se pueden liberar las entidades vivientes de los horrores infernales de las condiciones materialistas.” En lugar de analizar ese verso, el conferenciante dice: “Hay que obtener la misericordia de Radharani, ese es el significado del servicio devocional. La mercy de Radharani es descomunal….” “Ella empeña a sus bhaktas en esta tierra de Vrindabana porque desea que ellos se conviertan en sirvientes de Sus sirvientes, las priya-sakhis y las astha-sakhis.” Al escuchar todo esto que no tenía nada que ver con el verso del Srimad Bhagavatam que se estaba analizando, el bhakta del Nectar de la Discriminación, ofrece sus respetuosas reverencias y se retira de la clase.

El conferenciante, sin inmutarse, continúa su perorata: “Hay que obtener la misericordia de las grandes almas de Vrindaban, de los mahabhagavatas, pues de esa forma nos convertirmos en sirvientes de las priya-sakhis y las asthasakhis".

LA ANTIPREDICA DE DAMODARA SWAMI

Después de la conferencia, durante el trayecto de regreso a la griha, le comenté a mi hija Yogamaya que yo pensaba que la prédica de Damodara Maharaj no solamente está fuera de lugar, sino que incluso es ofensiva; pues parece que al swami lo único que le interesa es demostrar su erudición.

Srila Prabhupada y Srila Sridhara Swami no trataban temas tan elevados ante audiencias tan neófitas. La prueba de que los tópicos que trató el swami durante su conferencia eran inalcanzables para la audiencia es que al terminar la clase nadie hizo preguntas. Se trataba de monólogo incomprensible para la concurrencia. Ni en Vrindabana, India, los conferenciantes abordan esos temas. Por eso resultaba inconcebible que el Maharaj abordara esos temas tan elevados ante una audiencia formada por muchachos y muchachas que no cantan rondas, que desconocen El Bhagavad-gita, que algunos de ellos aún se drogan y comen carne. Todo eso demostraba la falta de discriminación del swami.

Yo me sentía ofuscado. Me arrepentía de haber invitado a mis amigos karmis a la conferencia del Maharaj.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Reconozco que disfruto leyendo estos textos de Astika Prabhu. De repente discrepo con él en uno que otro punto, pero su prosa es entretenida y sabrosa. Creo que conforta bastante a cualquier persona que, por A o por B, haya decidido salir corriendo de la podredumbre que es ISKCON desde que partió su fundador.

scsmthperu dijo...

una ex disipula de badrinarayan tanbien predicaba lo mismo incluso contra srila prabhupada al final ella se reinicio con paramadveiiti maharaj. muchas aspirantes a baktas pensamos que por canbiarnos de camisetas o de institucion ya estamos en otro viaje. tanbien arastramos muchas cosas que si no canbiamos uno nunca canbiara alos demas. gracias a srila prabhupada conocemos a muchos acharyas,pero hay que tener tino para hablar temas muy delicados sino miren algunos casos ya pasados por favor acepten mis damdavats pranamas. me olvidaba mendez de peru le manda saludos...

Prabhupadanugadasanudas dijo...

Siempre digo que disfruto los articulos de Astika Prabhu; ahora tengo que decir "disfrutamos", uniendome a Johann Wayner en su apreciacion.
Definitivamente Prabhupada es Prabhupada, e ingualablemente el acarya de la era de Kali-yuga(Kali-yuga-acarya), aunque ahora hay quienes lo quieren disminuir pensando que asi exaltan mas a quien les inspira.
Srila Prabhupada supo como predicar a los hippies, sin confundirlos, atrayendolos no a un exotico encuentro gratuito de alimentos diferentes, sonidos y colores refrescantes, etc. El no dio post-grado a infantes de kinder garden. El supo como ir exponiendo todo sistematicamente y que temas no eran para el publico general. Incluso a sus discipulos allegados y antiguos, quienes estaban desviandose en lo que se llamo "el gopi-club", les manifesto su rotundo malestar. Si la base no esta preparada para sostener los pisos superiores de la construccion, cual es el sentido de recargar la debil estructura? Srila Prabhupada supo como levantar su mision. A el no le falto conocimiento, pero supo como darlo de acuerdo al publico.
Con toda seguridad Damodar Swami, solo trata de repetir lo que aprendio de su gurudeva, quien estaba totalmente en inmerso en los lilas elevados. Pero no se puede imitar al guru, se le debe solo seguir.
Srila Prabhupada es Srila Prabhupada.
Cuando me vi en la tarea de usar un nombre personal para este foro, pense que Srila Prabhupada es tan grande, incomparable e inigualable, que lo mejor es ser su sirviente, y por descualificacion para serlo directamente, es mejor ser sirviente de los seguidores de Srila Prabhupada: Prabhupadanugadasanudas.
Y casualmente como cuando uno recibe iniciacion....resulto ser la letra inicial de mi nombre("P").

Anónimo dijo...

No es mucho lo que aporta el articulo pues ya conocemos la onda que manejaba Narayan Maharaj y como es su gente, por eso mismo no es de extrañar que al hacer las comparaciones (siempre injustas)con acharyas del peso de Srila Prabhupada y Srila Siddhara Swami caigamos en cuenta lògica que tuvo mucho peso la instrucciòn directa y santa asociaciòn
que los dos recibieron de parte de Bhaktisiddhantha Saraswati G. quien los iluminò de forma mas que evidente, a uno para que fuera el Guardian Eterno de la Devociòn y al otro para que viniera a occidente a abrir un tunel de devociòn como solia decir Govinda Dev Goswami Maharaj. Otra cosa mas que evidente es que a estos Swamis indues modernos no se les entrena realmente para la predica en occidente ni tampoco(eso se ve) desarrollan mucho sentido comun para adaptarse a la predica aca en estas latitudes, eso sin embargo no creo que sea motivo de sancion, mas bien es una falta de ubicacion que tienen, repito, para nada sancionable. En lo personal creo que Astika exagera al respecto, bien podria entregarnos articulos mas nutridos y mejores sobre otros temas.