sábado, julio 17, 2010

Posdata del Detective Devocional


Dedicado a Jagad.

por Astika das

Antes de ser devoto de Krishna, siempre me preguntaba ¿Qué pensarán los políticos en su fuero interno? ¿Serán conscientes de que engañan al público o simplemente lo hacen en automático? Gracias a la lectura de los libros de Srila Prabhupada me percaté que las almas condicionadas tenemos cuatro defectos: sentidos imperfectos, tendencia a la ilusión, cometer errores y ……

Bhaktisiddanta Maharaja decía que este mundo es un mundo de engañados y engañadores, y para ilustrar este principio solía narrar que en Vrindaban Dham, las mujeres se acercaban a los lugares en los que meditaban los santos con el afán de distraerlos de su meditación y provocarlos sexualmente. Las mujeres de Vrindaban hacían tal cosa porque para ellas era importante procrear hijos con un sadhu (santo). Conscientes de este fenómeno, algunos pillos se disfrazaban de sadhus, y aparentaban estar meditando pero en realidad lo que hacían era esperar a sus víctimas para disfrutar de la vida sexual.

Que los políticos mundanos engañen a sus seguidores es algo comprensible puesto que ellos actúan en el mundo de maya, de la ilusión. Lo que si nos deja perplejos es que aquellos que afirman que están tratando de sacar de la ilusión a sus seguidores, los metan en una ilusión más sutil, más compleja. Este es el caso de muchos gurus actuales.

Hace más de un año aquí en El Tambor Rugiente yo empecé la serie Gurus de Peluche, para reseñar mis encuentros con diversos aventureros de la devoción que se presentan como gurus y pastores de almas caídas. Pero estos gurus son tan inofensivos como las serpientes sin colmillos. Ellos son la antípoda del sadhu. El término sadhu significa el que corta, el que te saca de la ilusión. En alguno de sus maravillosos libros Srila Prabhupada ilustra este punto diciendo que si vas al médico y le muestras un furúnculo, éste, sin compasión, lo oprimirá y sacará la infección. En cambio un mal médico, para evitarte dolor, solamente lo acariciará.

Gurus como Paramadwaiti Swami se percataron que en términos económicos y de seguidores no es redituable predicar lo que predicó su propio guru, Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada, y prefirieron el camino fácil, el camino más transitado, de seducir a sus seguidores con espejismos materiales como la ecología, la amistad, la unión familiar, el bienestar físico, etc. En las conferencias de estos swamis no se escucha nada que tenga que ver con el canto del santo nombre, con las hazañas de su gurudeva A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada, con la necesidad de abandonar la familia cuando esta es un estorbo en el sendero espiritual, con la actitud negativa hacia la vida que debe tener el practicante del sendero espiritual. Ellos de manera sutil fomentan y no destruyen la ilusión.

LA PREDICA EN COLOMBIA

Hace años me tocó vivir varios días en la finca Hare Krishna de Cundinamarca, cercana a la capital Santa Fe de Bogotá. Durante todos esos días, Maharaj Paramadwaiti, con la intención de impulsar el sankirtan (distribución de libros), celebraba istagosthis con los devotos colombianos que duraban de 12 a 15 horas. Se hablaba del diseño de libros, de estrategias para distribuir los libros, de inversión en imprentas; de todo se hablaba menos de Krishna; de nada que tuviera que ver con desarrollar una actitud devocional. Esos istagosthis a mí me parecían más estrategias de una empresa editorial transnacional que algo que tuviera que ver con desarrollar amor por Dios; se ponía más énfasis en los resultados económicos que en el desarrollo espiritual. Yo me aburría tanto en esos istagosthis que le pedí permiso a Paramadwaiti maharaj de no asistir, para aprovechar ese tiempo escribiendo una novela sobre los Hare Krishnas.

El sankirtan no es una actividad material, es una actividad espiritual. En lo que a mí concierne, yo distribuía muchos libros cuando me levantaba muy temprano, cantaba cuidadosamente mis rondas, y leía atentamente el Srimad Bhagavatam. A pesar de que Srila Prabhupada insistía mucho en la competencia trascendental de la distribución de libros, Bhaktisiddhanta Saraswati Thakur se complacía mucho cuando un bhakta distribuía un solo libro.

Más tarde, cuando --rumbo a Lima-- volví a pasar por Colombia, preferí hospedarme en un hotel y no en los asramas de BA Paramadaiti Swami. Hablé por teléfono con varios de los discípulos de Paramadwaiti Swami y me confesaron que estaban muy decepcionados con el afán desarrollista de su gurudeva.

Por el reporte de Vrinda Perú que publicó recientemente El Tambor Rugiente, me enteré que mi querido Hrisikesa Maharaj y Madhava Maharaj abandonaron su posición de sannyasis. Ellos eran dos pilares importantes del movimiento Hare Krishna en Colombia. Si esos reconocidos devotos se cayeron, no es de extrañarnos que muchos de los devotos mexicanos que inició hace algunos años Paramadwaiti Swami no estén ya interesados en visitar a su gurudeva. Nomás aquí en mi barrio está la madre Mohini devi dasi quien, por no sentir ninguna inspiración de parte de su gurudeva, volvió a comer carne. otro discípulo suyo, Gupta das, mira con gran satisfacción las denuncias que publica El Tambor Batiente en contra de su gurudeva. Y recientemente me informaron que la madre Radhakunda, quien a instancias mías aceptó iniciación de Paramadwaiti Swami, trató de suicidarse.

INICIACIONES AL VAPOR.

Como culminación de su reciente visita a México, Paramadwaiti Swami inició en Vrinda a 25 discípulos. Yo le pido a los lectores que estén atentos y que el año entrante verifiquen cuántos de los discípulos que fueron iniciados al vapor aún seguirán practicando bhakti yoga. En realidad no se trata de bhakti yoga. Yo leo los libros de Srila Prabhupada sobre bhakti yoga, y nada tienen que ver con las disertaciones que Paramadwaiti Swami dicta sobre vegetarianismo, ecología, Oida-terapia, bienestar físico, etc.

A pesar de que yo tengo una formación académica, de que soy discípulo iniciado de Srila Prabhupada, de que canto diaria y rigurosamente el número prescrito de rondas, de que leo los libros de mi maestro espiritual, me tardé varios años en descubrir el fraude que representa BA Paramadwaiti Swami. Mi hermano espiritual R.K. a menudo me decía: “¿No te das cuenta que en las clases de Paramadwaiti no hay sustancia, que son completamente improvisadas?” Pero yo no le hacía caso. Paramadwaiti Swami era mi último asidero. Había desertado de ISKCON, del Sri Caitanya Saraswath Math. Paramadwaiti Swami y yo habíamos transitado juntos un largo trecho por el sendero del bhakti yoga, y ahora resultaba que también él estaba desviado. Yo me resistía a creer en las palabras de R.K. Pero con el paso del tiempo tuve que aceptarlas.

UN DIA TIPICO EN LA VIDA DE BA PARAMADWAITI SWAMI

Cuando Paramadvaiti se alojaba en mi casa durante sus visitas a México en el pasado, a mí no me agradaba dormir en la misma habitación con él debido a que duerme con la luz encendida. Eso mismo hace mi esposa. Creo que al estar la luz encendida no te atacan los raksasas o algo por el estilo. Ojala la luz encendida pudiera evitar que yo tuviera los horrendos sueños que tengo.

Yo tengo el hábito de despertar alrededor de las 5.30. No importa si me acuesto a las 9 de la noche o a las 2 a.m. Regularmente despierto a las 5.30. En aquellos días yo trataba de no hacer ruido para no despertar a Paramadwaiti Swami, pero cuando estaba en el lavabo echándome agua en la cara para despabilarme, Maharaj gritaba: “Astika, quién es la vieja esa que anoche hizo la pregunta sobre el karma?” Cuando le respondía que era la encargada del Centro Cultural de la India, él añadía: “Es una verdadera bruja.” En seguida me preguntaba por el itinerario que seguiríamos ese día. Yo quería concentrarme en mis rondas pero me veía obligado a ser cortés con mi huésped. La hora de las rondas la pasábamos recordando anécdotas de la noche anterior.

Una vez, a las 7 de la mañana llegó una llamada telefónica desde Medellín, para informar que unos malandros habían puesto una bomba en el templo de la granja. Maharaj, vía telefónica, discutió con sus discípulos colombianos sobre el incidente de la bomba. Mientras tanto, los devotos aquí en México llevaban más de una hora cantando mantras en el templo, esperando que Su Santidad BA Paramadwaiti Swami apareciera para dar la clase del Srimad Bhagavatam. Pero el Maharaja seguía clavado en el teléfono dando instrucciones a sus discípulos colombianos.

Por fin maharaj se sentó en la asana, entonó unos mantras sabrosones y posteriormente habló sobre la necesidad de ser lindos en esta vida. Además hizo algunos chistecitos que de inmediato ganaron la simpatía de la audiencia.

CLASE DEL BHAGAVATAM EN LA INDIA

Recuerdo cierta ocasión que en una clase de El Srimad Bhagavatam en el templo de Vrinda, en Vrindaban, India, Maharaj Paramadwaiti hablaba sobre lo padre que es hablar sin tapujos. “Eso es lo bonito de este movimiento. Que se puede hablar libremente. Que se respeta la opinión de todos”. “Claro, alguien más avanzado expone… pero los demás tienen la oportunidad de cuestionar libremente.”

Era una hermosa mañana primaveral. En el jardín de Vrinda estábamos sentados cerca de 40 devotos de diversas partes del mundo. Hasta atrás estaba yo sentado con Premananda das, devoto español que durante varios años fue vicepresidente del movimiento Hare Krishna en España, y que acababa de desertar de ISKCON. Cuando Maharaj Paramadwaiti concluyó su disertación, yo le pregunté a Premananda das: “¿Qué te pareció la clase?”

“Muy buena” --me dijo él.

“Eso es lo que tú piensas --le dije yo--, pero atrévete a cuestionar lo que él está diciendo, y sus discípulos te darán una patada en el culo y te echarán del asrama.”

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