¿Agarrado, o Agarrando?

por Radha Krishna das

Nuestro cuate Kalki das recientemente se puso a defender con bravura a Paramadvaiti Cucharas Maharaja de los cargos y señalamientos de El Tambor Rugiente.

Uno de los argumentos que Kalki esgrimió fue que "como nuestro Guru Maharaja no tiene por donde ser agarrado para la critica lo que han escogido es mofarse de El". Es un El con mayúscula, ya a nivel de Dios, volando muy alto en el Platívolo del Amor; aunque sea un El sin acento, horror ortográfico predecible en Kalki.


Pero Kalki se equivoca, pues a Paramadvaiti ya lo agarramos agarrando. En particular lo hemos visto repetidamente agarrando a chicas lindas, abrazándolas, y pasándoles el brazo detrás del hombro. En el caso de una fémina particular, aparece su cabecita descansando en el Maharaja. Qué tierno.

Quizá los seguidores de Paramadvaiti no vean nada malo en esto. Pero eso es debido a que ignoran por completo las enseñanzas de Srila Prabhupada sobre lo que es un sannyasi vaisnava. ¿Se imaginan ustedes a Srila Prabhupada o a Sridhara Maharaja, grandes maestros y sannyasis a los que Cucharas presume representar, colgados de alguna fémina y sobándole el cuerpo? Estos seguidores ciegos de Paramadvaiti desconocen las normas de conducta elementales de un sannyasi, y Paramadvaiti --quien sí conoce esas normas-- las desacata con la mano en la cintura.


Estas anormalidades solo son posibles en un entorno divorciado espiritualmente de Srila Prabhupada, donde tiene cabida cualquier masturbación new-age. Allí es perfectamente normal que "El Guru del Amor" le unte el "Bálsamo para el Alma" a todas las chicas que se dejen.


Kalki ni siquiera niega que lo anterior haya estado ocurriendo, pues dice: "Nuesto Guru Maharaja es muy misericordioso y en muchas ocasiones ha permitido que madres lo abrazen o tenga detalles como pintarle el rostro a manera de aprecio." Pero Kalki omite mencionar que Paramadvaiti también las abraza. Y, ¿no son los payasos quienes andan pintando rostros?

Nuestro ocurrentísimo Kalki propone una solución para terminar con todas las injurias de El Tambor. Dice: "Detengan la publicación en FaceBook de fotos personales con Guru Maharaja con Uds. en situaciones donde se pueda minimizar la imagen de nuestro Acarya". Y aclara: "...tenganlas para Uds. y no las publiquen en FaceBook".


Kalki nunca dice que la manoseada debe terminar, solo que hay que mantenerla lejos de quienes no puedan entenderla. E instruye: "...si tienen fotos intimas de su rasa con Guru Maharja, tenganlas para Uds. y no las publiquen en FaceBook". ¡Cáspita, ahora resulta que la sobada es parte de un rasa!

Estimado Kalki, la solución no es esconder ni ocultar desviaciones del estricto comportamiento de un sannyasi. Hay que rectificar, hay que seguir los pasos de grandes maestros vaisnavas, y hay ponerse un puño de paja entre los dientes en señal de humildad. Esto es imperativo en alguien que se presenta como sannyasi y como acharya sucesor de Srila Prabhupada y Sridhara Maharaja.

Y Paramadvaiti debe empezar a cantar sus 16 rondas diariamente, pues lleva décadas sin hacerlo en forma abierta y ejemplar. Simplemente no existe nadie que lo recuerde sentado durante 2 horas cantando el Santo Nombre en su mala todos los días. En consecuencia, su mente está agitada y distraída, y necesita estímulos y propuestas mundanos para poder irse a dormir creyendo que hizo algo que vale la pena.

Aunque los seguidores de Paramadvaiti escondan todas las fotos en las que aparece sobando, manoseando y apapachando a las féminas, siempre habrá alguien que lo vea haciendo esto y diga "viejo libidinoso". Esto ya ocurrió en México.

Durante una visita de Paramadaviti a México, se organizó una ceremonia de iniciaciones en el Centro Vrinda de la calle Allende. Como parte del evento se puso a todos los aspirantes en una fila para que se acercaran al Fundador Acharya de Vrinda y le ofrecieran reverencias postradas.

Cuando los hombres se levantaban después de sus reverencias, Paramadvaiti los dejaba ir. Sin embargo, eso no ocurría con las devotas. Mientras se levantaban luego de dar reverencias, Paramadvaiti les tomaba la mano, les sobaba los brazos, les empezaba a acariciar el rostro, y terminaban juntitos mejilla contra mejilla. De este incidente fueron testigos varios devotos, quienes consideraban totalmente reprobable lo que estaban presenciando.

Entre los presentes habían discípulos de Srila Prabhupada que constataron esto, y su conclusión fue que si Srila Prabhupada hubiera llegado a ver esto lo reprobaria completamente.

Está también el caso de una devota casada aquí en México a quien Paramadvaiti se pasaba manoseando. Ella misma le confesó a otros devotos sobre lo incómoda que se sentía con tanto manoseo y agarrada de manos y brazos. Al final ella tomó la decisión de terminar su relación guru-discípulo con Paramadvaiti. Los invitados que fueron testigos de esto también lo consideraron como algo muy raro y les produjo mucha incomodidad.

¿Cuál es entonces la solución, Kalki?