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miércoles, marzo 30, 2011

Discurso Fraudulento

por Astika das

Prabhu X me telefoneó el pasado domingo en la mañana desde la Central de Autobuses del Norte. Me informó que acababa de volar de Suramérica a México, y que iba a tener que esperar cerca de 10 horas para que saliera su autobús a Monterrey. Yo me encontraba reposando después de un largo viaje de negocios que duró dos semanas, e invité a Prabhu X a la griha y disfrutara las delicias culinarias de mi esposa, Bimala devi dasi.

Llamo al protagonista "Prabhu X" --y no por su verdadero nombre-- porque me dejó entrever que teme represalias si aparece su verdadero nombre en El Tambor Rugiente. Prabhu X trabajó con Paramadvaiti durante varios años en Suramérica y se asoció muy de cerca con él.

Una vez que Prabhu X llegó a mi casa, le pregunté si estaba enterado de las notas que han aparecido en El Tambor sobre Vrinda y Paramadvaiti, y me sorprendí mucho cuando me dijo que solamente había escuchado algunos comentarios al respecto. Su respuesta me confirmó que muchos devotos se sienten tan lastimados después de su experiencia institucional en Iskcon, Vrinda, etc., que caen en una especie de amnesia para borrar esa etapa tan desagradable de su vida, aunque su recuerdo devocional personal sea positivo.

Llevé a Prabhu X a la computadora. Le impresionó grandemente ver las imágenes de su ex-guru abrazando a sus discípulas y poniéndoles betún en la cara. Pero, sin duda, lo que más le sorprendió fue ver la imagen del murti de Paramadwaiti. “¡¡¡¿Qué es eso?!!!” --me preguntó completamente extrañado. "Es el murti de Bhakti Aloka Paramadwaiti Swami" --le respondí.


Sin poder dar crédito a sus ojos, Prabhu X se empinaba hacia la pantalla de la computadora tratando de ver mejor la imagen. Al final soltó una sonora carcajada mientras decía: “Pero esta es una reverenda mamada. Y además el rostro con barba y con lentes es horrible. Es la caricatura de un personaje fascista, y desafortunadamente representa lo que la persona verdaderamente es.”

Yo lo interrumpí diciéndole que lo de menos era la calidad de la talla, y que lo intolerable era el hecho de que permitiera la existencia de esa figura --bien hecha o mal hecha-- en un altar de Vrinda, la que presuntamente es una organización vaisnava.

UN ANALISIS SICOANALÍTICO

Prabhu X comenzó a desarrollar su interpretación sicológica de lo que estaba atestiguando: “Esta murti, los cachondeos con las discípulas, y el notable afán de grandeza, no son otra cosa que un deseo sexual reprimido. Él no tuvo la vida sexual que deseaba y por eso hoy vemos tanto circo alrededor suyo. Sin embargo, continúa reprimiéndose para no perder su prestigio de sannyasi. Srila Sridhara Swami dice que el deseo de pratistha, de prestigio falso, es más poderoso que el deseo sexual.”

Prabhu X dio varios detalles de las confesiones que Paramadvaiti le hizo sobre su propia sexualidad, los cuales no reproduciremos aquí para no caer en sensacionalismos. Sin embargo, es sorprendente que un sannyasi, luego de haber sido un Swami durante años, siga teniendo remembranzas de su historial sexual. Y lo anterior no me extraña, pues a mí también me tocó escuchar a Paramadvaiti haciendo alarde de sus proezas sexuales del pasado.


Interrumpí el discurso de Prabhu X para preguntarle algo que me ha mantenido intrigado por mucho tiempo: “¿Cómo es posible que Paramadvaiti se mantenga célibe sin cantar rondas? Muchas veces le ví platicando a solas en la terraza de mi casa con muchachas jóvenes, y ese comportamiento es antagónico con las enseñanzas de Bhaktisiddanta Saraswati Thakura.”

Es sabido que Bhaktisiddhanta era muy estricto con la disciplina de sus sannyasis respecto al sexo opuesto. Él sostenía que era muy peligroso que un sannyasi se asociara a solas incluso con su propia madre, y les advertía que ni siquiera debían ver una forma femenina esculpida en madera.

Prabhu X me interrumpió para decirme: “Paramadvaiti siempre ha odiado a las mujeres pensantes. Odiaba a la ex-esposa de Atulananda, y odiaba a varias madres que cuestionaban lo que él decía. A él le gustan más las matajis que no piensan. En el asrama de Javier Prado, en Lima, Peru, he visto cerca de 20 cholitas. En Perú las llaman natachas, que son como las gatitas de México. Andan con sari pero cargan escapularios, dijes y afiches de sus gurudevas. Son completamente naquitas.”

El discurso de Bhakta X acerca del asrama en Javier Prado me hizo evocar a tres inquilinas de ese asrama que me abordaron durante uno de mis viajes a Lima. Ellas se quejaban de que eran tratadas peor que presidiarias. Según ellas, las instalaciones físicas de la casona donde vivían parecían más un campo de concentración que un asrama; sin embargo, en la reciente carta de Paramadwaiti, reseñada aquí en El Tambor, dice él que ellos ven a las matajis como diosas de la fortuna, como nuestras verdaderas madres.

EL DISCURSO FRAUDULENTO

Prabhu X me dijo entones: “Yo estoy en desacuerdo con la forma en que Paramadvaiti y Atulananda están desviando el movimiento de Srila Prabhupada. Pero eso no es lo que más me aterra. Lo que más me aterra, lo que a mí me parece un crimen de lesa humanidad, es la forma con que los gurus de Vrinda --Paramadwaiti Swami y Atulananda-- condicionan a sus discípulos, los convierten en robots, en entes no pensantes. Esto es diametralmente opuesto a las enseñanzas de Srila Prabhupada".

Y Prabhu X tiene razón. Lo que vemos en Vrinda contradice esa excelente carta de Srila Prabhupada a Karandhara Prabhu, de 1972, en la que dice: “La misión del movimiento Hare Krishna es preparar hombres que piensen de forma independiente, que sean capaces en cualquier circunstancia, tanto en asuntos de orden práctico como en asuntos de orden intelectual, no se trata de promover la burocracia. Cuando entre la burocracia todo se acabará. Es necesario que siempre haya esfuerzo y trabajo individual, responsabilidad, un espíritu competitivo, y no que alguien domine y distribuya los beneficios y los demás solamente obedezcan y reciban caridad. No.”

En alguno de sus libros, Srila Sridhara Swami dice que los devotos debemos ser como los astros del firmamento y brillar por nosotros mismos --dentro del marco de las enseñanzas vaisnavas puras. Esa es la actitud natural de un verdadero padre, de un verdadero maestro, quien desea que su discípulo lo supere. Ese no es el caso en Vrinda. Ahí las únicas luminarias son Paramadwaiti Swami y Atulananda Gurudeva.


Esa actitud de completa dependencia, ciega y sentimental, que los miembros de Vrinda tienen hacia Paramadvaiti, la he podido constatar una y mil veces aquí en México. Los devotos no tienen vida propia ni crecimiento propio. Siempre están suspirando porque venga un guru. Cuando yo visitaba Vrinda, siempre algún devoto me decía: “Gurudeva va a venir en abril.” Y yo pensaba: ”Y de aquí a abril, ¿qué vas a hacer tú, tarado?"

Paramadwaiti Swami siempre se me ha figurado como alguien que quiere crear dependientes, en vez de personas libres con capacidad de raciocinio. Y este es el crimen de lesa humanidad al que se refiere Prabhu X. Los líderes de Vrinda mantienen a sus seguidores en una ceguera sentimentalista en la que ya no razonan ni cuestionan lo que está pasando allí. En consecuencia sus dirigentes pueden inventar cualquier especulación sin que nadie se siente a razonar sobre su validez dentro del parampara vaisnava.

Esta convicción que tengo al respecto se ha ido desarrollando a través del tiempo. Una experiencia que tuve en este sentido es muy ilustrativa. Bodhayan Maharaja en una ocasión visitó México por invitación de Paramadvaiti, y vino como representante del WVA. Eso fue hace como 9 o 10 años. Como ustedes saben, él es en la actualidad el acharya sucesor en la misión de Srila Bhakti Pramode Puri Maharaja.

Yo había conocido al Maharaja durante mis visitas al asrama de Srila BP Puri Maharaja, y sabía que había llegado a México, aunque por cuestiones de trabajo no había podido ir a verlo. Tres días después me llegó de repente una llamada de Bodhayan Maharaja. "Astika Prabhu, por favor sáqueme de este asrama. Necesito asociarme. ¿Me permite ir a su casa?".

Bodhayan Maharaja.

"Aquí los devotos todo el día me dan reverencias, y eso me provoca sexualmente. Ellos no entienden lo que es un sannyasi, no saben los riesgos que pasa un sannyasi". Me dijo que todo eso lo estaba haciendo sentirse débil y que necesitaba otro tipo de asociación que no fuera de pleitesía.

Le dije que estaba encantado de que viniera a mi casa, y así fue. Lo trajo Bhagavatamrta y estuvimos conviviendo durante el día.

El punto relevante aquí es que la observación de Bodhayan Maharaja sobre el ambiente de Vrinda concuerda con el de una institución enfocada a crear seguidores de las estrellas carismáticas, y no tanto seres intelectualmente independientes y con capacidad de crítica. Si fuera así encontrarían mucho que criticar y mejorar en Vrinda con base en las pautas que Srila Prabhupada nos dejó.

Sé que Bodhayan Maharaja ha verbalizado sentir aprecio por la labor de Paramadvaiti, aunque este no ha sido recíproco. Pero también sé que Bodhayan Maharaja jamás haría en su institución lo que vemos en la institución de Paramadvaiti: Murtis de sí mismo, conciertos de rock y salsa, abrazos a las devotas, cucharas redentoras, terapias periféricas, indiferencia al canto de la japa, mahamantras diluidos al español, ukuleles, etc. Eso habla más que cualquier palabra.

sábado, julio 24, 2010

¿Amor y Devoción?


(Acaba de llegar a El Tambor Rugiente un comentario a las "Notas del Detective Devocional", acerca de Paramadvaiti Swami y su organización Vrinda. Por sus reflexiones y contenido consideramos importante presentarla como una nota aparte en este blog. Aquí lo tienen.)

por Nilakantha das

Ese es el espiritu Vrinda. Dicen "amor y devocion", y con eso tienen una excusa para todas sus tonterías. La mentalidad de los devotos de Vrinda es un insulto al Vaisnavismo y Sanket es uno de sus estandartes.

Srila Bodhayan Maharaja es superficialmente muy querido en Vrinda, pero Paramadvaiti Swami les aconseja a sus discípulos no escucharlo pues alega que él dice cosas "contrarias" a las que predica Srila Prabhupada. Esto es absurdo, pero entre estas cosas se encuentra el canto de japas. Una anecdota: El joven sannyasi Vrinda, Mangal Maharaja de Brasil, asistió a una clase de Srila Bodhayan Maharaja y se perturbó muchísimo después de escuchar al Acarya al notar que el espíritu de la misión de su propio maestro espiritual está tergiversando las enseñanzas del Guru-parampara.

Paramadvaiti Maharaja lo reprendió por haber asistido a la charla de Bhodayan Goswami y luego le recalcó que cantar rondas no era lo más importante "lo más importante es el servicio" como suele decir. Yo no sé en dónde el canto de japas perturba el servicio devocioal, o NO ES servicio devocional. Srila Prabhupada enfatizó el hecho de cantar Hare Krsna (16 rondas). Srila Sridhara Maharaja dijo que en algún caso de emergencia uno puede cantar al menos 4 rondas, pero no dejar la japa ayunando.

Yo me pregunto: ¿Como es que se atreven a colocarse por sobre estos dos nitya-siddhas y decir que tienen una instrucción superior a la de ellos? ¿Qué pasó con satto-vritte (curiosamente es el título de un libro que escribió Paramadvaiti Maharaja)?. En Vrinda todo lo ligado a la cultura védica es negado. No se habla de Krsna, del maha-mantra, ni de Srila Prabhupada. Hasta sacan las pinturas devocionales de los restaurantes "Govinda's", y los devotos se refieren a sí mismos por sus nombres karmis. Esta iglesia es puro negocio que atrevidamente llaman sankirtan.

A pesar de que tienen sus fincas ecológicas tapadas en letreros que rezan "Vida simple, pensamiento elevado", la realidad es que los devotos tienen una vida triste y caótica, buscando medios para mantener las caprichosas fincas, cuyo objetivo no es predicar, sino sacarle todos los dólares posibles a los turistas. Estos fondos van a parar al bolsillo de delincuentes, estafadores y hippies que quieran trabajar por un plato de tallarines.

Las cosas no van a cambiar ni el Lima ni en ningún otro templo Vrinda, debido a que hay muchos intereses egoístas de por medio. Yo prefiero quedarme con Srila Prabhupada y sus instrucciones, quien realmente me entrega a Krsna.