Paramadvaiti en VRINDA México

por Astika das

El domingo 27 de Junio del 2010 asistí al viejo inmueble de la calle de Allende 33, en el centro de la ciudad de México, sede de El Centro Cultural de Yoga Prabhupada --que forma parte de Vrinda, que es la misión de BA Paramadwaiti Swami-- con el inconfesable propósito de espiar el comportamiento del líder de ese grupo durante su reciente visita.

La mañana de ese mismo domingo yo había escrito un artículo en el que declaraba que el comportamiento de Paramadwaiti Swami no se podía calificar de irreprochable. Una vez que terminé mi escrito se lo envié a RK para que lo publicara en El Tambor Rugiente. Sin embargo, no me sentía completamente satisfecho con el contenido de la nota. Me parecía demasiado agresiva, protagónica, y dado que el papel del guru en el movimiento Hare Krishna es de vital importancia, pensé que los discípulos de Paramadwaiti Swami se sentirían desanimados con el contenido de mi nota. Y mi propósito no era desanimar a sus discípulos; mi propósito era y es demostrar que el movimiento Hare Krishna está estancado, y que no avanza debido a que los líderes del movimiento (tanto ISKCON como otras misiones) han torcido el rumbo que trazó Srila Prabhupada.

La verdad, me sentía muy incómodo de tener que asistir a Vrinda en mi carácter de detective espiritual. Pero consideré que como escritor que soy, y como estaba escribiendo una nota en la que cuestionaba el comportamiento de mi hermano espiritual, era mi obligación asistir a Vrinda y --por mí mismo-- verificar el comportamiento de Paramadwaiti Swami.

Evidentemente, cuando Paramadwaiti Swami me vio se sorprendió grandemente. Me dijo en inglés algo así como: “Cualquier cosa que digas obrará en contra tuya”. Me imagino que sintió pasos en la azotea y me advertía: “Sé muy bien a lo que vienes, y cualquier cosa que digas se te revertirá”.

En Vrinda, entre devotos e invitados había cerca de 100 personas. Me mezclé con la muchedumbre que en el templo celebraba un animado kirtan. Antes de la clase de El Bhagavad-gita Tal Como Es, maharaj Paramadwaiti, valiéndose de una mandolina, dirigíó otro animado kirtan. Eligió el verso de El Bhagavad-gita que dice que el brahmana ve en igualdad de circunstancias al sabio, al elefante, al perro y al comeperros.

De su alocución varios detalles me llamaron la atención. De forma jocosa, como es su costumbre, dijo que a Krishna debemos ofrecerle cualquier cosa que tengamos, “y si no tenemos nada --dijo en son de guasa-- hay que ofrecerle eso: NADA, pero con amor.” Pero Srila Prabhupada expresa esa idea de manera diferente. Él dice que hasta el hombre más pobre del mundo puede ofrecerle una flor a Krishna. La audiencia que asistió a Vrinda a escuchar al swami evidentemente no forma parte de la clase acaudalada del país, pero seguramente tienen suficiente dinero para conseguir para Krishna algo más que una flor.

En su discurso, el swami dijo que es necesario que aprendamos a ver a Krishna en todas las entidades vivientes. Pero no explicó que, de acuerdo con las sastras (las sagradas escrituras), es la repetición del mahamantra lo que en última instancia nos califica para percibir a Krishna en todas partes. En las escrituras se dice que hay 9 procesos de servicio devocional, pero que los dos más importantes son sravanam-kirtanam, o sea escuchar y repetir.

Como la mayoría de la audiencia eran jóvenes sin experiencia en el sendero espiritual, lo conveniente era hablarles acerca de los pasos preliminares del servicio devocional, y no de la renunciación a las cosas materiales que practican los mahatmas o grandes almas.

Yo viví durante 9 meses como bhakta en el templo de ISKCON de Tiburcio Montiel 45. Durante todo ese tiempo seguí rígidamente el programa de levantarme a las 3:00 am, bañarme con agua natural (por no decir fría), ir a Mongol Aratik, cantar mi japa, asistir a la clase de El Srimad Bhagatam, y participar en el Gurupuja y Govinda. El programa de bhaktas además incluía 4 clases diarias.

De 1976 a 2008 canté diariamente las diez y seis rondas prescritas por Srila Prabhupada. En 2008, considerando que estaba envejeciendo y que me era más difícil recordar a Krishna, decidí cantar dos rondas más, y desde entonces diariamente canto 18 rondas. A pesar de todos esos antecedentes, sólo veo a Krishna cuando leo El Bhagavad-gita Tal Como Es, o cuando canto mis rondas. No entiendo cómo van a poder ver a Krishna esos jóvenes seguidores de Paramadvaiti que no le dan tanta importancia a cantar sus rondas.

De acuerdo con las enseñanzas de las sastras, el devoto siente que es el más caído de todos. Sin embargo, en la prédica del swami se notaba parcialidad: “Los karmis son muy malos, y nosotros --los devotos-- somos muy buenos”.

“Cuando las vaquitas van al matadero —explicaba compungido el swami—, resignadas voltean hacia arriba y dicen: ‘la gente es muy mala porque nos matan’ ”. Evidentemente eso es falso. Las vacas ni siquiera se dan cuenta de que las van a matar; Srila Prabhupada compara a las entidades vivientes ignorantes con las vacas, y dice que van al matadero pero no son conscientes de ello.

LAS PREGUNTAS DE PREMA SINDHU

Pensaba escaparme de Vrinda sin ser percibido. Sin embargo, Prema Sindu me abordó y me ofreció un plato de prasadam. Recordando que en las escrituras se dice que jamás se debe rechazar el prasadam, acepté comer los remanentes de Nimai antes de retirarme de Vrinda. Mientras yo comía el prasadam, en un tono francamente inquisitivo Prema Sindhu das me preguntó: “Qué pensaría Srila Prabhupada de todo esto?”. “No pensaría —dije yo—; Srila Prabhupada está llorando viendo lo que los devotos han hecho con su movimiento. Una obra colosal fue convertida en una piltrafa, en una farsa”.

Días antes, en la terraza del restaurante Govinda de ISKCON, RK y yo observábamos las desastrosas fachas en que actualmente está el templo de Tiburcio Montiel, y comentábamos que, en muchos sentidos, los karmis progresan —hay enormes y lujosas plazas comerciales; hay universidades modernas; hay edificios que denotan el desarrollo y la sofisticación de la arquitectura. Sin embargo, los devotos no han avanzado al mismo ritmo en que lo ha hecho la sociedad civil. El movimiento Hare Krishna está completamente estancado. R.K. y yo comentábamos que si los los líderes oficiales de la institución hubieran seguido al pie de la letra las instrucciones de Srila Prabhupada, el movimiento Hare Krishna tendría una participación activa en la sociedad; los devotos estarían organizando foros públicos con el objeto de discutir los tópicos en que participa de manera activa la sociedad civil: “Consideraciones Vaisnavas sobre el Aborto”; “La Violencia actual como producto del Alejamiento de Dios”. Se impartirían cursos de Bhakti Yoga en las universidades; en una ciudad de 25 millones de habitantes como la ciudad de México habría varios centros Hare Krishna en el D.F.; habría publicaciones, programas de TV, programas de radio, para difundir la conciencia de Krishna. Pero nada de eso existe. El movimiento unificado, pujante, exitoso de los setentas desapareció, o mejor dicho se bifurcó en varios grupúsculos, los cuales todos están peleados entre sí. Se han creado cofradías de fanáticos, camarillas interesadas en practicar no la conciencia de Krishna sino el hinduísmo, prácticas que no tienen nada que ver con el espíritu revolucionario de Srila Prabhupada.

EL CASO DE NACHO LEMA

Mientras estaba en Vrinda ese domingo, me enteré que Paramadvaiti Swami había ido en días anteriores a Tepoztlán, y que allí había visitado el terreno de 5,000 m2 que compraron dos devotas con los ahorros de toda una vida. Bueno, en el caso de una, era ella y su familia. Paramadvaiti les había dado instrucciones de cómo desarrollar el terreno, y se había ofrecido a mandarles gente para construir casas, desarrollar un proyecto espiritual, etc. ¿Sería este otro programa potencial de Vrinda?

Esto me hizo recordar el caso de Nacho Lema, un devoto argentino a quien Maharaj Paramadwaiti inició con el nombre de Madhava das en la finca de Cundinamarca, Colombia, pero que ahora prefiere que le llamen simplemente Nacho, porque no se siente identificado con la misión de su maestro espiritual. Nacho viajó conmigo durante algún tiempo por varias ciudades de México, y en uno de esos viajes me contó que Paramadwaiti Swami trató de despojarlo de una pequeña propiedad como de 7 hectáreas, en las que se cultiva la vid y que está al sur de Argentina.

“Es lo único que tengo, Prabhu —me contaba Nacho mientras diestramente manejaba el timón de mi Ram Wagon—, y de no haber sido por mi tía que impidió que donara la finca, ahora no tendría nada”.

Maharaj —continuó Nacho— me decía: “Todo le pertenece a Krishna; por lo tanto, si no le entregas a Krishna tus posesiones, estas se pudren”.

“En ese tiempo yo estaba bien pendejo —continuó Nacho—; debía andar en los 20 años, y creía a pies puntilla todo lo que decía maharaj. Y por eso me peleaba con mi tía: “Somos almas, y nada nos pertenece; todo le pertenece a Krishna, y por lo tanto hay que dárselo a maharaj, quien es el representante de Krishna”.

Maharaj Paramadwaiti —siguió Nacho Lema— quería que le donara la tierra, y me decía: “Tienes que ponerla a mi nombre o a nombre de Atulananda Prabhu”.

Concluía Nacho Lema: “No perdí mi tierra gracias a mi tía que se olió todo el asunto e impidió que yo le donara mi propiedad a maharaj Paramadwaiti. De no ser por mi tía que no era nada pendeja, ahora maharaj tendría otra finca y yo estaría chiflando en la loma”.

VISITAS DE PARAMADWAITI MAHARAJ: LLAMARADAS DE PETATE

Mientras dura la visita de Paramadwaiti Swami en Vrinda hay fiesta, pero tan pronto abandona México, todo se apachurra. Pero eso no es culpa de la comunidad de devotos, pues ellos están ávidos por asociarse con devotos mayores que los instruyan. Mas BA Paramadwaiti, al igual que otros gurus, no están interesados en desarrollar sistemáticamente y con madurez los proyectos, ni entrenar correctamente a los devotos nativos del lugar. La agenda de BA Paramadwaiti Swami consiste en seguir viajando, iniciando discípulos que acaban desanimándose después de algún tiempo, recibiendo dakshina de esos discípulos, adquiriendo propiedades bajo el nombre de quién sabe quién. El plan que sigue la agenda de muchos gurus es una expansión ilimitada pero totalmente bofa, sin consistencia, completamente distinta a la agenda de Srila Prabhupada que se esforzó por formar un movimiento destinado a salvar a la humanidad.