(A principios de 2005, Astika Prabhu preparó el siguiente texto que iba a ser incluido en «El Tambor Batiente» No.6. Sin embargo, no cupo en el boletín y nunca fue publicado. En «El Tambor Rugiente» consideramos que este texto coincide con el objetivo de nuestro Blog, que es tener una actitud crítica hacia lo que ocurre en el Movimiento Hare Krishna. Por tal motivo decidimos incluirlo aquí.
Por cierto, la persona que responda correctamente quién es el Devoto Típico al que se refiere Astika Prabhu aquí, se ganará una comida gratis precisamente en compañía del Devoto Típico en el restaurante Govinda del D.F. —gastos de transportación no incluidos—, y un paquete de incienso Hare Krishna. Envíe su respuesta a nuestra dirección de correo)
Es de personas inteligentes, de tanto en tanto, evaluar los resultados de sus actividades. Después de un día de trabajo intenso, ya en la intimidad de su casa, el vendedor se sienta y se autoanaliza: “Vendí mil pesos, pero pude vender cinco mil pesos. ¿En qué fallé? ¿Vi a las personas correctas? ¿Iba apropiadamente vestido? ¿Ofrecí los productos correctos? ¿No perdí el tiempo...?”
Las empresas comerciales, los partidos políticos y los gobiernos de las naciones periódicamente hacen esa clase de evaluaciones. Si los resultados a los que llegan son favorables, seguirán implementando sus políticas; si son desfavorables, tratan de encontrar el origen de las fallas y aplicar las medidas correctivas necesarias.
Sin embargo, ISKCON es una institución que no practica esa clase de evaluación. Y por coincidencia, Guru Prasad Swami declaró en una presentación del programa de Bhakti Vriksa que ISKCON no es una institución sino una Sociedad Trascendental, ¿quizá para no tener que someterse a ninguna evaluación?
Si Ud. le pregunta al Devoto Típico, “¿cómo marchan las cosas, Prabhu?", el Devoto Típico —mostrando el aire de suficiencia de aquel que posee la verdad absoluta— responderá: “A las mil maravillas. Todo marcha de acuerdo al plan de Krishna”.
Usted probablemente estará informado de lo siguiente:
-- Que hace veinticinco años en la antigua casona de Tiburcio Montiel No. 45, entre hombres, mujeres y niños vivían aproximadamente cien personas.
-- Que un contingente de treinta devotos armados de mridangas, kártalos, un estandarte con el mahamantra impreso y vestidos de vaisnavas, celebraban Harinam dos veces por semana en lugares estrátegicos de la ciudad de México.
-- Que cerca de veinte devotos, cargando en el hombro una mochila repleta de libros de literatura trascendental, salían a las infernales calles del D.F., y en su afán de sacar de maya a los méxicanos distribuían diariamente miles de libros de las enseñanzas de Srila Prabhupada.
-- Que ISKCON México tenía un Gurukula (la casa del maestro espiritual), formado por una planta de seis devotos (hombres y mujeres) que preparaban a una población de entre veinte y veinticinco niños y niñas, que según Srila Prabhupada era el semillero del Movimiento Hare Krishna, de donde saldrían los futuros predicadores que salvarían del desastre en que vive la sociedad.
-- Que en el Estado de Hidalgo, ISKCON México contaba con una finca de más de cien hectareas de extensión, y que ese lugar ofrecía la posibilidad de poner en práctica la forma de vida ideal que se recomienda en «El Bhagavad-gita Tal Como Es», y en «El Srimad Bhagavatam»: “Vida Sencilla con Pensamiento Elevado.”
Usted estará informado de todo lo anterior —y de muchas cosas más que existían en ISKCON México, muchas de las cuales ya no existen, y si existen no florecen como en los tiempos de Srila Prabhupada, sino que se hallan en franco proceso de extinción— y se desconcertará por la respuesta del Devoto Típico.
Sin embargo, el Devoto Típico razona de la manera siguiente: “No le haga caso a sus sentidos. Sus sentidos son imperfectos... premanjana curita bhatkí vilocanena... Usted tiene que purificar esos sentidos para entender que todo lo que pasa se debe a la mercy de Krishna".
¡¿Qué se puede hacer contra las racionalizaciones del Devoto Típico?! Pues enseñar a las nuevas generaciones de devotos a no ser como el actual Devoto Típico.
GANAR A COMO DE LUGAR
Yo frecuentemente almuerzo en Govinda, el restaurante vegetariano de ISKCON. En Govinda encuentro varias ventajas que no encuentro en otros restaurantes:
-- El precio de la comida es muy razonable. Durante mucho tiempo mantuvieron la tarifa de $35 por comida corrida. Cuando el lector tenga en sus manos «El Tambor Batiente» No. 6, debido al aumento del costo de la vida, el menú habrá subido a $40, lo cual sigue siendo completamente razonable para “La Ciudad de la Esperanza”, que es una de las ciudades más caras del mundo.
-- Los alimentos están en la modalidad de la bondad.
-- Las porciones ni son raquíticas ni son exageradas.
-- El lugar es muy céntrico, y el ambiente ya de por sí relajado, se vuelve más plácido con la música devocional.
Desgraciadamente, todas esas ventajas pueden ser anuladas por una sola desventaja: la siniestra presencia del Devoto Típico.
Recientemente, a la hora de la comida, acompañado de mi hijo Nanda Kishore llegué al restaurante Govinda. Como todas las mesas del restaurante estaban ocupadas, me senté en una mesa donde solo comía un devoto que conozco desde hace muchos años, a quien llamaremos el Devoto Típico.
Hace tiempo que Guru Prasad Swami se había percatado que yo repartía «El Tambor Batiente» entre los comensales de Govinda, y me pidió por correo electrónico que ya no lo distribuyera entre personas que no estuvieran familiarizadas con la vida interna de ISKCON, o entre los devotos neófitos —“pues estos se pueden confundir”. Después de mirar alrededor del saloncito donde antiguamente estaban instaladas Sus Señorías Sri Sri Radha Modan Gopal, y que ahora ocupa el restaurante Govinda, buscando a algún posible lector calificado del boletín llegué a la conclusión de que el único candidato era el Devoto Típico con quien compartía la mesa.
Saqué del portafolio «El Tambor Batiente» No. 5, y mientras se lo ponía en las manos le dije : “Aquí está el último número”.
Como durante la versión 27 del Ratha Yatra de Guadalajara, en El Parque Universitario yo le había entregado a ese mismo devoto «El Tambor Batiente» No. 3, ahora a regañadientes aceptó «El Tambor Batiente» No. 5, y mostrándose sorprendido exclamó: “¿Sigues publicando ese periodiquito?”.
“Sí” —le dije, y orgulloso añadí—: “Ya está muy mejorado, pues antes estaba trabajando solo pero ahora ya hay varias personas que me están ayudando. Y R.K. lo está imprimiendo".
La sola mención del nombre de R.K. alteró su semblante. Yo no se si será por envidia, pues a pesar de que la enseñanza principal de «El Bhagavad-gita Tal Como Es», es que NO somos el cuerpo, algunos devotos envidian a R.K. por ser blanco, por ser exitoso en los negocios, por hablar perfectamente el inglés, por haber nacido en el área de Polanco, y por ser inteligente.
El Devoto Típico de ISKCON, a pesar de haber practicado bhaktí yoga por veintitrés años, no podía ocultar su ira, e indignado preguntó: “¿Sólo te lo está imprimiendo o también escribe?”.
Señalando el primero de los tres títulos que aparecen en la portada de «El Tambor Batiente» No. 5 le dije: “Esta es una entrevista que le hizo el periódico".
Cuando a mí alguien me ofrece alguna publicación en la que no estoy interesado, simplemente digo: “No, muchas gracias”, o tomo el folleto, doy las gracias, y más tarde o lo arrojo al cesto de la basura, o lo leo para formarme un juicio acerca de su contenido.
Empero, el Devoto Típico deseaba pelear, y no sólo pelear sino aplastar a su adversario —que en este caso era yo. En alguno de sus libros de ensayos Kundali das dice que las personas que están en la modalidad de la pasión —cuando se enfrascan en una discusión— lo único que les interesa es ganar. Mientras que las personas que están en la modalidad de la bondad, en una situación semejante no buscan ganar sino llegar a la verdad.
Visiblemente perturbado, echando rayos con los ojos, el devoto antiguo explotó: “¿De qué habla R.K. en esa entrevista?".
—“De las tonterías que han cometido algunos devotos en relación con esta casa” —le respondí. Sin poder contener su ira, el Devoto Típico respondió: “Ese Radha Krisna también cometió muchas tonterías, y además se robó mucho dinero del templo”.
PRASADAM DE EKADASI
Ese día, mi hijo Nanda Kishore y yo habíamos decidido comer en Govinda porque era Ekadasi, y en ningún otro restaurante de la ciudad de México se sirve comida de Ekadasi. Pero si hubiera sabido lo que iba a suceder en Govinda con el Devoto Típico, habría sido más saludable —o menos pecaminoso— romper el Ekadasi y comer bhoga en cualquier restaurante. Si el Devoto Típico hubiera cogido el periodiquito, y se hubiera limitado a hablarnos de Krishna o a platicar de sus experiencias personales, no estaríamos en medio de la trifulca en que ahora nos encontrábamos. Por otro lado, sin asistir a ISKCON, no hubiera podido relatar esta anécdota, la cual revela claramente que uno puede practicar servicio devocional mezclado no sólo durante veintitantos años —como en el caso del Devoto Típico—, sino durante miles de años, y no alcanzar el servicio devocional puro.
—Si deseas, puedes hacer esas denuncias contra R.K. en las páginas de «El Tambor Batiente» —le dije. Pero viendo que la discusión no iba a tener un final feliz, intempestivamente le di un sesgo a la conversación:
—¿Aún vives en Guadalajara?.
Suavizando su tono de voz y su expresión facial dijo: “Claro, yo vivo muy a gusto en mi pueblito. En Guadalajara se vive muy bien, en cambio aquí en el D.F. ya no se puede vivir”.
(Cabe notar que la zona metropolitana del "pueblito" de Guadalajara tiene casi 5 millones de habitantes.)
Aunque su declaración encerraba algo de verdad, no coincide con la instrucción de «El Bhagavad-gita». En la primera línea del significado del texto 66 del capítulo dos de «El Bhagavad-gita Tal Como es», Srila Prabhupada dice: “A menos que uno esté en la conciencia de Krsna, no hay posibilidad de paz”. No dice: “Usted encontrará la paz si abandona la vida infernal del D.F. y se refugia con 'los jalisquillos'”.
Srila Prabhupada al final de ese mismo significado dice: “Por lo tanto, aquel que se afana sin tener una relación con Krishna se encuentra siempre en aflicción y está sin paz, no obstante lo mucho que simule paz y avance espiritual en la vida. La conciencia de Krishna es una condición de paz que se manifiesta por sí misma y sólo puede lograrse en relación con Krishna". Aquí Srila Prabhupada no dice que se puede lograr la paz alejándose de las grandes ciudades, y yéndose a vivir al campo o a poblaciones pequeñas.
Aunque efectivamente en alguna parte de sus libros, Srila Prabhupada declara que la vida en las grandes ciudades está en la modalidad de la pasión y la vida en el campo está en la modalidad de la bondad, en muchas otras ocasiones declara que al devoto lo único que le interesa es el servicio a Krishna y a su maestro espiritual y no su propio bienestar.
Esta situación se ejemplifica a la perfección en el pasatiempo intitulado "El Dolor de Cabeza del Señor Krishna". Cuando Narada Muni le pregunta a las gopis: “¿A ustedes no les da miedo ir al infierno si el Señor Krishna unta en Su cabeza el polvo de sus pies?”. Muy quitadas de la pena, las gopis responden: “Con tal de que el Señor Krishna esté bien, a nosotros no nos importa ir al infierno”. Según Srila Prabhupada, esa debe ser la posición del devoto. A él no le importa vivir en Tepoztlán, en Guadalajara, o en México D.F. Él no busca su propio bienestar; a él lo único que le interesa es cumplir la orden de su maestro espiritual y así satisfacer a Krishna.
COMO SI FUERA LA REINA KUNTI
Sin poder ocultar su curiosidad, el Devoto Típico preguntó si Nanda Kishora era mi hijo. Le respondí que sí, que era el más chiquito. Él sabe que estuve casado con una “karmi”, con la cual tuve dos hijos, Sri Krisna Murari y Krishna dasi. De hecho, el Gurukula de México se inició con ellos dos y con otros tres niños.
Dándose baños de pureza, el Devoto Típico declaró: “Yo nunca me case de karmi. Sólo me he casado con mi mujer actual, por eso no conozco a las mujeres karmis, pero debe haber una diferencia del cielo a la tierra entre las mujeres karmis y las devotas”.
En realidad es muy aventurado decir que una mujer es devota porque se pone sari, porque se unta tilak en la frente, porque es vegetariana desde hace dos meses o veinte años.
A menudo, en sus libros, Srila Prabhupada explica que los conejos son vegetarianos, que los changos son vegetarianos, y que eso no los hace mejores. De hecho, a mi muchas veces me confunde el hecho de toparme con carnívoros que son más ecuánimes, menos intolerantes, menos codiciosos que los así llamados devotos que no comen carne o inhiben sus impulsos sexuales con el objeto de darse baños de pureza.
En «El Diario Trascendental» (Viajes con Srila Prabhupada), de Hari Sauri Prabhu, Srila Prabhupada, fastidiado por el excesivo énfasis que algunos devotos ponen en el vegetarianismo, declara: “A nosotros no nos interesa tanto ser vegetarianos, a nosotros lo que nos interesa es desarrollar amor por Dios”.
A MI NO ME GUSTAN LOS HARE KRISHNAS
Sabiendo que yo soy originario de Saltillo, Coahuila, una vez alguien me dijo: “El presidente de la Suprema Corte de Justicia es de Coahuila, ve a verlo y chance y te compre una pintura”.
Al día siguiente llegué al edificio de la Suprema Corte de Justicia que está en la colonia Doctores. La secretaria del Magistrado Presidente era una mujer morena de unos treinta y tantos años. Le expliqué a ella que yo era paisano de su jefe, que desde hacía muchos años me dedicaba a comerciar con obras de arte y que alguien, sabiendo que su jefe era un hombre sensible, me había sugerido que le ofreciera mis productos.
Luego, mientras le entregaba la edición de lujo de «El Bhagavad-gita Tal Como Es», le dije: "Esto es un obsequio para el Magistrado Presidente". En seguida saque de la bolsa secreta del saco un paquete de incienso y le dije a ella: “Esto es para usted”.
Ella —contrario a lo que yo esperaba— no se mostraba agradecida por mis obsequios; más bien se veía muy contrariada.
—¿Por qué le obsequia «El Bhagavad-gita» y no otro libro a mi jefe? ¿Es usted Hare Krishna? —preguntó ella visiblemente contrariada.
—Porque «El Bhagavad-gita Tal Como Es» lo escribió mi maestro espiritual, y además porque es el libro más maravilloso del mundo, y sí, efectivamente, soy Hare Krishna —le respondí.
Cuando le dije eso, ella hizo una mueca de disgusto, e indignada exclamó: "¡A mi no me gustan los Hare Krishnas!".
—¿Por qué? —perplejo le pregunté.
—Porque mi hermano es Hare Krishna y es un hombre muy odioso”.
Le pregunté por el nombre de su hermano, y ella me dijo el nombre “karmi”de él.
—¿No conoce su nombre de Hare Krishna, pues es como yo lo puedo identificar?.
Rastreó un momento en su memoria, y sin ocultar su disgusto expresó: "¡Ah...sí...". Y con alguna dificultad pronunció el nombre del Devoto Típico que ahora se hallaba enfrente de mi en el restaurante Govinda.
UUUUHHH, EN REALIDAD ES MUY POQUITO
Mostrando un aire de suficiencia, el Devoto Típico me preguntó: “¿Cuánto tiempo estuvo usted en ISKCON?” Sin estar tan seguro, le respondí: “Creo que seis años”.
—Uuuhhh, poquito, en realidad es muy poquito—. El rostro del Devoto Típico se iluminó: estaba visiblemente complacido de también ganar en cuanto al tiempo de vivir en ISKCON. Primero me ganó porque él vive en Guadalajara, que según él es una ciudad celestial; en cambio yo vivo en la “Ciudad de la Esperanza”, que es un lugar infernal. En relación con el matrimonio me volvió a ganar pues el nunca se casó con "mujeres karmis", y yo sí. Ahora me volvía a ganar porque él tenía veintitrés años sirviendo en ISKCON, y yo sólo había servido seis años.
Visiblemente complacido por haberme derrotado en todos los terrenos, los ojillos del Devoto Típico que momentos atrás —cuando le había mencionado a R.K.— expresaban una ira feroz, ahora sonreían.
En un humor casi festivo, pues de antemano sabía que en cuestión de edad también me iba a ganar —siendo yo un viejo y él en la flor de la juventud— el Devoto Típico preguntó: “Cuántos años tiene usted?”.
Cuando le dije que casi sesenta, por poco suelta la carcajada. Y para seguirle la jugada, yo le pregunté: “¿Y tú?”.
Orgullosísimo, exclamó: "Cuarenta y tres".
—¡Eres una criatura! —le dije. —Una criatura, con toda una vida por delante.
—Así es —exclamó jubiloso el Devoto Típico, y añadió —He servido a ISKCON por veintitrés años y todavía pienso servir a ISKCON hasta los setenta, o sea treinta años más....
EL BHAKTI NO ES CUESTION DE TIEMPO
En el significado del texto 72 del Capítulo 2 (Resumen del Contenido del Gita) de «El Bhagavad-gita Tal Como Es», Srila Prabhupada dice: “Uno puede alcanzar la conciencia de Krishna o la vida divina de inmediato, en un segundo, o quizá no alcanzar tal estado de vida ni siquiera después de millones de nacimientos”.
En el apartado "No es sólo cuestión de tiempo", del capítulo ocho de «El Nectar de la Discriminación», Kundali das dice: “Es una equivocación que el avance del sadhaka sea sólo una cuestión de tiempo. Este es un error, pues a Krishna no se Le conquista en función del tiempo que uno haya servido”.
Asimismo, en «Sri Guru y Su Gracia», Srila Sridhara Swami narra la historia de un brahmana que al morir toma cuerpo de fantasma porque a pesar de haber cantado el mahamantra durante toda su vida, lo cantó con motivos ulteriores. O sea que el precio que hay que pagar para conquistar a Krishna es trascender la influencia de las tres modalidades, incluso la influencia de sattva-guna, y llegar a la plataforma del servicio devocional puro, y no como piensa el Devoto Típico: Hacer negocios todo el día, ganar veinte mil pesos al mes y dar trescientos pesos de caridad.
EL BHAKTI ES FACIL, MUY FACIL, RE-FACIL
El domingo 15 de noviembre del 2003, en el Parque Universitario de Guadalajara, ya casi para concluir la versión 27 del Festival del Ratha Yatra, aparentando extrañeza (o fingiendo demencia) —pues el sábado 14 vió que otro devoto típico me reprendía indignado porque yo me dedicaba a distribuir El «Tambor Batiente» No. 3 y me decía: “¡Quiero hablar contigo porque en ese periodiquito hay cosas que no me gustan!"—, el Devoto Típico fidedigno, o sea el protagonista de nuestra historia, declaró: “Yo no se por qué se complican tanto los devotos, pues a mi modo de ver las cosas, el Bhakti es facíl, muy fácil, re-fácil”.
Ciertamente, Prabhupada dice que cuando el instructor es bueno (como él), el sendero del bhakti es muy fácil, pero sin un buen instructor el camino es muy pesado.
La declaración del Devoto Típico es muy simplista. Ciertamente, en repetidas ocasiones Srila Prabhupada dijo: “Simplemente canten, bailen y coman prasadam”. Srila Prabhupada hacía esas declaraciones para atraer nuestra atención.
Pero si la cosa fuera así de fácil, a qué se debe que todavía no han transcurrido cuarenta años de la fundación de ISKCON y —a pesar de que durante los primeros 15 años el Movimiento Hare Krishna tuvo tanto éxito alrededor del mundo que en los Estados Unidos hasta se publicó un libro intitulado «La Explosión Hare Krishna», explosión que ya se apaciguó— ahora la gente se pregunta: “¿Qué pasó con los Hare Krishnas?”.
3 comentarios:
Acabo de leer algunas de las publicados del "TAMBOR RUGIENTE" y me parece que es un marravilloso espacio.
Aprovecho tambien para felicitar al honorario del blog RK, pues la informacion de los articulos es imprecionante.
Creo que es muy importante que extista una explicacion del fenomeno que sucedio en el movimiento Hare Krishna, y las causas de este, pues no solo es un problema que exista en el pasado, seguimos viviendo barbaridades increibles a causa de una tremenda ignorancia y de un gran falso ego.
Los participantes de este espacio han dedicado bastante trabajo, lo cual demuestra un interes hacia la superacion. Quiero transmitir que su lavor es apreciada y que apesar de que la audiencia es una minoria muy reducida, las afirmaciones y explicaciones son bastante alentadoras para el publico escrutador y que se encuentra en "el camino de la busqueda de la verdad."
Como decia, en el Templo de Buenos Aires solo quedan lo que ahora se que se conoce como DEVOTOS TIPICOS.
Gracias por la nota.
Tal cual, 4 años despues en el templo de Buenos Aires quedan unas pocas almas sinceras, mucho devoto tipico y unos cuantos demonios de kurta y sari..
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