por Radha Krsna dasa
(A continuación está un texto complementario sobre las cartas publicadas aqui de dos devotas que defienden a Guru Prasad Swami a toda costa.)
A mediados de octubre empezaron a circular dos correos que atacan a Aniruddha Prabhu por haber distribuido vía internet una reseña de la invasión iskconiana a la casa contigua al templo de México DF en 1997 —donde vivía una viejita con su bisnieto.
La reseña —claro— no deja bien parado a Guru Prasad Swami quien, como GBC de México y fiduciario de bienes inmuebles de ISKCON en Latinoamérica en esa época, aparece como el responsable final de este bochornoso incidente.
Los indignados correos fueron escritos por Mayararitha dasi de México, y por Jagannatha Priya Devi Dasi de Argentina. Ellas defienden allí a capa y espada a Guru Prasad Swami, exonerándolo de toda responsabilidad y minimizando —o incluso negando— el incidente en cuestión. Para ellas, toda crítica a Guru Prasad Swami es una espantosa ofensa.
Sin embargo, la realidad es que ellas no son ninguna autoridad para opinar sobre estos hechos, pues es evidente que ni los conocen, ni los entienden, ni tampoco se tomaron la molestia de analizarlos objetivamente para determinar su validez. Ellas sólo tiraron patadas de ciego defendiendo a su ídolo espiritual.
Aquí no voy a entrar en más detalles sobre el tema pues no es el motivo de este escrito, además de que ya se han publicado algunas respuestas a los correos de las susodichas devotas.
Lo que realmente me interesa es entender los motivos del comportamiento de ellas. ¿Qué les hace actuar de forma tan crédula y fanática, cuando sólo es cosa de investigar y analizar unos sencillos hechos para deslindar la responsabilidad de Guru Prasad Swami?
Dentro de la cultura moderna todo líder siempre es objeto de escrutinio, ¿por qué habrían los líderes de ISKCON ser una excepción? Además, Srila Prabhupada estableció normas y límites para estos mismos líderes. ¿Por qué ahora ellos deberían estar exentos de esas reglas?
Lo anterior cobra más urgencia si consideramos que éste no es un incidente aislado, sino que es parte de un patrón de conducta disfuncional de Guru Prasad Swami que incluye pifias tales como: 1) Su absurdo intento por vender la finca de Costa Rica, 2) su fallido plan reciente para robarle a Sanat Kumara Prabhu una casa en Guadalajara, y 3) el truculento arreglo mediante el cual puso a su nombre el negocio de inciensos de ISKCON México.
Mi conclusión es que el comportamiento de estas devotas obedece a un condicionamiento institucional diseñado para robarle a los actuales seguidores de ISKCON su Criterio Independiente y su capacidad para discernir entre lo bueno y lo malo —dentro de una organización que trata de mandar un mensaje bueno al mundo, pero que en su vida interna tiene mucho de malo. Sin embargo, esto no es lo que Srila Prabhupada esperaba de los miembros de su Movimiento. Él mismo hizo la siguiente aclaración:
"El Movimiento para la Conciencia de Krishna es para entrenar hombres para que tengan un Criterio Independiente, y sean competentes en todos los departamentos de conocimiento y acción. No es para desarrollar burocracias. Si se asienta la burocracia todo se arruinará. Siempre debe haber esfuerzo, trabajo y responsabilidad individuales, un espíritu de competencia, y no que uno dominará y distribuirá los beneficios a los demás, y ellos sólo te pidan y tú les proveas. No”.
Carta a Karandhar – Bombay, 22 de diciembre de 1972.
Cuando Srila Prabhupada vivía, él nos estimulaba a cuestionar el rol de los líderes, y la carta anterior es un ejemplo de ello. Él incluso estableció un proceso para elegir al GBC por votación, que al final el GBC se rehusó a implementar. Aquellos días se reconocía la autoridad de los GBCs y sannyasis, pero quien tenía inteligencia no los seguía ciegamente.
Además, era posible escribirle directamente a Srila Prabhupada o hablar con él personalmente para presentar cualquier queja. Las conversaciones grabadas de Srila Prabhupada y su correspondencia así lo demuestran. Muchos casos de abuso, corrupción e incompetencia se ventilaron de esa manera, y dieron pie a reformas que reforzaban a la institución.
Cuando Srila Prabhupada dejó este mundo, los líderes de ISKCON recurrieron al autoritarismo desmedido para implantar el subsecuentemente fracasado régimen de los Once Acharyas Divinos, y sofocar toda oposición. Eso ha quedado ya como una costumbre en ISKCON, y la docilidad y el servilismo ciego se han convertido en sinónimos de devoción y de fidelidad al “guru”.
Recientemente releí un texto de «El Tesoro de la Juventud» —una enciclopedia que leía de niño. Hace décadas, ese texto particular me pareció que exaltaba virtudes elevadas. Sin embargo, al releerlo noté que sólo servía para inculcar una lealtad ciega hacia poderes caducos que no tienen lugar en la sociedad moderna. Y de paso me hizo recordar la actitud de las devotas. Aquí está el texto:
“LA HAZAÑA DE DIEZ VALIENTES
“Cuando Napoleón viose obligado a retirarse de Moscú a causa del incendio de esta ciudad, huyó a través de las desiertas y nevadas estepas de Rusia, perseguido por el enemigo. Fue en el cruel invierno de 1812. La marcha era terrible: aquellos soldados (franceses, italianos, alemanes, polacos, procedentes de todas las naciones sojuzgadas por Napoleón) medio muertos de hambre, sueño y frío, apenas podían hacer más que arrastrarse, y, no obstante, el temor a los cosacos les hacía avanzar.
“Entre los alemanes figuraba el príncipe Emilio de Hesse Darmstadt, que mandaba un grupo de diez soldados de los mil a quienes había conducido al Este unas cuantas semanas antes. Al llegar la noche encontraron las ruinas de una cabaña incendiada. El príncipe dijo allí a sus hombres: 'Queridos hermanos, descansemos aquí y dejemos al cielo el cuidado de si hemos de despertar de nuevo en la tierra o no, porque hemos cumplido como buenos al sufrir fielmente nuestra parte de trabajo y padecimientos'.
“Acostose, pues, en las ruinas de la cabaña, y bien pronto el príncipe Emilio tuvo agradables sueños en los que veía rostros amigos junto a sí velándole.
“Por fin, despertose sobresaltado, caliente y descansado, preguntándose dónde se encontraba. Recordó la fatigosa marcha, la nieve, el hambre, la miseria. Miró en torno suyo, y en la ruinosa cabaña no había nadie; después echó de ver que había dormido bajo un montón de uniformes que reconoció ser de sus soldados, y al crecer la luz del día vio la puerta obstruida con los cuerpos de aquellos nobles súbditos que habían sacrificado sus vidas por defender la de su príncipe”.
En efecto, la historia anterior me recuerda a las dos “valientes” devotas —Mayararitha dasi y Jagannatha Priya Devi Dasi— y su defensa a Guru Prasad Swami. Asi como los diez soldados defendieron y protegieron sin chistar al príncipe Emilio —sacrificando incluso sus vidas por él—, las dos devotas pretendieron defender el prestigio y la credibilidad de Guru Prasad Swami sacrificando un gran atributo humano: el Criterio Independiente.
Los soldados que se quitaron el uniforme y murieron de frío para que el príncipe durmiera “calientito”, jamás se cuestionaron la inmoralidad de la frustrada invasión napoleónica a Rusia y la complicidad del príncipe Emilio. Tampoco le cuestionaron al príncipe su responsabilidad en la muerte inútil de los otros novecientos noventa soldados alemanes durante esa violenta aventura.
Ellos simplemente obedecieron y sirvieron. Las reflexiones morales sobre la campaña de rapiña en Rusia no hubieran sido toleradas. Sólo se permitía servir al líder —era lo digno y lo correcto. Cualquier cuestionamiento o duda personal significarían una cobardía y una traición al honor personal.
En el caso de las consabidas devotas, ellas no reflexionan sobre la inmoralidad y el delito incurridos por Guru Prasad Swami cuando intentó robarle su casa a los vecinos. Ellas simplemente reaccionan como “valientes” peones del sistema, defendiendo a su príncipe convencidas de estar haciendo lo mejor, y sacrificando el Criterio Independiente que nos exigía Srila Prabhupada.
Peor aun, las devotas no tienen el menor interés por saber si los hechos realmente ocurrieron. Mayararitha dasi llega al punto de cuestionar la misma existencia del comunicador y con eso desacreditar todo el hecho: “Anirudha das ¿quién es usted?... creo que usted es RK ocultándose”.
¿Y el príncipe Emilio? Ese no aprendió nada. Para él, el sacrificio de sus soldados era lo más natural. Quizá se haya sorprendido momentáneamente ante el gesto “heroico” de ellos y les haya hecho algún reconocimiento posterior. Pero muertos estaban y muertos se quedaron.
En el caso de Guru Prasad Swami, es probable que también se haya acostumbrado a la reacción instintiva de sus acólitos —como estas dos devotas— y lo considere algo natural. Ya sabrá él regalarle a estas devotas una sonrisa y algunas palabras de ánimo para fortalecer su devoción y fidelidad al sistema.
No creo que las Matajis —y en ese contexto muchos otros miembros de ISKCON— puedan liberarse del condicionamiento doctrinal ni del coma existencial a los que han quedado sujetas. Por tal motivo la presente nota no es para ellas. Por otra parte, si el conflicto en la finca de Costa Rica es lo que ha generado tanto correo y argumentos, le pido a los devotos de la finca que se observen en el triste espejo de las Matajis, y comprendan que ese mismo comportamiento se esperaba de ellos como miembros de ISKCON y súbditos de Guru Prasad Swami.
Afortunadamente, ellos prefirieron utilizar su facultad de reflexión —y se atrevieron a manifestar su Criterio Independiente— para analizar los absurdos actos de Guru Prasad Swami en Costa Rica, y tomar cartas en el asunto para impedir que les siguieran afectando personalmente. Creo que han logrado muchísimo, a pesar de cualquier error que pudieran cometer al desarrollar el nuevo proyecto de la finca. Y vale la pena ese riesgo, porque no hay cosa más horrible que pertenecer a una institución que utiliza la palabra “Movimiento” en su título, pero que actúa como una burocracia de jefes y lacayos.
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