El Dilema con Ojo Rojo

por Radha Krishna das

Hemos estado presentando en las últimas semanas el dilema relacionado con Hridayananda das. No le pongo el título “Goswami” al final porque sería un insulto al distinguido linaje vaisnava que Srila Prabhupada representa. Muchos ya decidieron hacer esto desde hace tiempo. Pero podemos llamarlo Hridayananda das, o Hridayanada Prabhu, o también Ojo Rojo.

En efecto, Ojo Rojo es un apodo usado ampliamente para designar al susodicho. Yo lo uso con frecuencia, y muchos otros hacen lo mismo para referirse a él. Pero esto no es algo nuevo. Desde la década de los Ochentas él ya tenía ese nombre, mientras luchaba afanosamente para que todos lo llamaran “Acharyadeva”.

Yo no le inventé ese apodo, ni sé quién fue. Pero surgió en Los Angeles, en las oficinas del BBT Inglés, donde ya le habían tomado la medida. El nombre Ojo Rojo es una exquisita sintonía entre fonética y contenido.

En inglés, el término Hridayananda suena parecido a Red-Eye Ananda. Haciendo una abstracción nos quedamos con el calificativo Red Eye. En el BBT me empezaron a preguntar: “What’s up with Red Eye?” (¿Qué sabes de Red Eye?) Yo respondía: “Pregúntale a su mamá, pues vive donde ella”. Luego ellos mismos empezaron a traducir el término con su español incipiente: “What’s up with Oho Roho?” (¿Qué sabes de Ojo Rojo?). Ya sabían decir ”Taco Bell”, “Hasta la Vista”, “Mañana Banana”, etc., y “Ojo Rojo” era el complemento perfecto para su repertorio de español.


El ojo rojo, los ojos enrojecidos, consecuencia de la furia y las rabietas que hacia nuestro amigo, era algo bien conocido en Los Angeles. Eran legendarios sus conflictos con las autoridades del templo al exigirles privilegios y explotar sus recursos mientras residía en Beverly Hills. Por lo tanto, el término Ojo Rojo encajaba perfectamente con el concepto que estos devotos se iban formando de él. Y como me dijo un devoto amigo suyo: “Yo lo conozco bien a él, y es simplemente un niño malcriado”. (Claro, lidiar con un niño malcriado de sesenta años es un poco pesado.)

Pero en realidad aquí no se trata de andar poniéndole apodos a nadie. Es más, no suena muy vaisnava darle nombres irrisorios a nuestro prójimo, y más si es un vaisnava, con todo y los mil defectos que pueda tener. Y de eso estoy totalmente de acuerdo.

Sin embargo, quien no está de acuerdo con esto es Hridayananda mismo. Toda su vida se la ha pasado poniéndole apodos a la gente y riéndose de ella. Cualquiera que haya convivido con él apenas unos minutos sabrá a lo que me refiero. Juega con sus nombres, su apariencia física, su situación familiar, etc., para finalmente parir un apodo.


Ya hemos detallado la finalidad de esto. Se trata de “marcar territorio”, de volverse dueño de la persona, doblegarla, despojarla de su dignidad, y finalmente explotarla. Es un mecanismo sicológico definido clínicamente que no debe sorprendernos. El perrito levanta la pata y marca una pared. El pandillero usa el graffiti para marcar su territorio. Ojo Rojo te inventa un apodo y se adueña de ti.

Ocurre un fenómeno muy curioso en este sentido. Entre más desprecias a los demás, más esperas ser glorificado por ellos. Y Ojo Rojo se siente con derecho a faltarle el respeto a cualquiera, pero por otra parte busca afanosamente que le llamen “Acharyadeva”. Como contraste, vemos que alguien que es respetuoso con los demás generalmente no busca que lo respeten. Amanina manadena.

Por tal motivo consideramos natural ser recíprocos con Ojo Rojo y ofrecerle un “amor rudo”, o “though love” como dicen los primos, usando las mismos reglas que él usa con los demás. No únicamente está acostumbrado a ponerle apodos a la gente, sino que con gran facilidad calumnia y desacredita a quien se le antoja. Ya lo vimos insinuando que Aniruddha tiene problemas mentales por haberlo criticado. O como cuando en forma tonta y mentirosa dijo que yo estaba entregando el templo al gobierno. En ese contexto, llamarlo Ojo Rojo es casi como decirle “Osito Lindo”.

Pero no queremos que lo anterior nos distraiga del dilema relacionado con él. Siempre que un líder connotado de Iskcon se lanza al vacío existencial, la institución y su GBC han sido incapaces de actuar de manera firme y responsable. Por otra parte, sí han sido muy severos con cualquiera que critica a la institución, no importa que la persona tenga la razón o que su sadhana sea ejemplar.


Esto en español se llama impunidad. Quien merece un correctivo no lo recibe por ser parte de un grupo privilegiado y corrupto, que sólo reacciona ante los temores de su propia sobrevivencia. Aquí en México nos tocó ver esto durante muchos años cuando existía un régimen político de partido único.

Los políticos y funcionarios públicos robaban a manos llenas, y no había un límite a su voracidad. Si alguien se volvía parte de la casta política, se le abrían todas las puertas y oportunidades. Nadie se fijaba en sus errores, incompetencias o abusos.

Sin embargo, si alguien se atrevía a desafiar al sistema estaba perdido. Lo mismo ocurría si alguien provocaba la furia de un político poderoso que pudiera hundirlo. Así dicen que murio Carlos Madrazo cuando trataba de reformar al PRI.

Del mismo modo, no podemos esperar ninguna acción responsable por parte de la GBC, a pesar de que tengan evidencias del mal comportamiento de Ojo Rojo como sannyasi y en cuestiones doctrinales.

Mas esto no debería sorprendernos. Incluso cuando Srila Prabhupada estaba presente en este mundo nunca fue la GBC quien puso orden al surgir desviaciones morales o doctrinales. Fue Srila Prabhupada personalmente quien se encargó de resolver los conflictos, aunque siempre recalcaba que el papel de la GBC debía ser velar por la conducción correcta de la institución para que él pudiera concentrarse en traducir la escrituras vaisnavas. Esto nunca pasó, y no podemos pensar que vaya a suceder ahora.

Anuruddha das publicó recientemente en el Sampradaya Sun una nota que contiene un relato muy ilustrativo de lo estricto que era BV Puri Maharaja como renunciante en cuanto a la asociación con mujeres. Dice el texto:

“Un par de años después Puri Maharaja visitó Roma de nuevo. Sus discípulos lo recibieron en el aeropuerto y lo llevaron al templo que hay en la ciudad. Un día durante su estancia el Maharaja entró a su habitación después de dar una conferencia. Estaba solo. Los devotos permanecieron afuera hablando animosamente sobre las glorias del Maharaja. Una inocente mataji joven se aprovechó de esto entró osadamente en la habitación. Cuando el Maharaja la vio empezó a decir en voz alta: '¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!'. Como nadie lo escuchó, levantó más la voz: '¡AH!, ¡AH!, ¡AH!'. Al final, para convencer a todos que estaba en peligro inminente, empezó a gritar a voz tendida: '¡¡¡AH!!!, ¡¡¡AH!!!, ¡¡¡AH!!!'.

“Esta vez todos corrieron a su cuarto para ver lo que le estaba pasando. Estaba pálido por el esfuerzo que había hecho y tenía la mirada fija en la dama que permanecía respetuosa y espantada ante él con las manos juntas. Todos entendieron: ¡El Maharaja había estado pidiendo ayuda a gritos! Aunque el Maharaja era una alma autorrealizada perfecta, quiso impartirles a sus discípulos una lección memorable: El sannyasi o el brahmacari nunca debe estar solo con una mujer. ¡Y qué decir de ponerse a hablar íntimamente con ella! ¡Y qué decir de estar recibiendo un masaje delante de ella o escribirle poesía!

“Él tenía suficiente edad para ser el bisabuelo de esta dama particular, y sin embargo demostró con su ejemplo personal que un practicante serio de la Conciencia de Krishna debe obedecer las reglas y el sadacara del asrama de sannyasa. Vimos lo que Srila Prabuhpada comentó acerca de Govinda dasi después de enviarla a Hawaii a la fuerza: 'Ella podría ser mi nieta perfectamente… No tengo ningún problema dándole un servicio en Conciencia de Krishna. Pero soy un sannyasi… La esposa del Cesar debe estar libre de toda sospecha’ ".


¡Qué diferencia de lo anterior con las andanzas de Ojo Rojo! Pero él nunca va a dejar de cotorrear con las damiselas, ni dejará de ponerle apodos a los demás, ni cesarán sus desviaciones filosóficas, ni la GBC va a hacer nada al respecto. Por lo tanto, el dilema institucional sobre este personaje va a continuar.

Incluso si la GBC o el comité de sannyasis quiere hacer algo al respecto, lo más que ocurrirá será pedirle sutilmente su renuncia de la GBC para convertirlo en GBC Emérito, y decirle que le baje al ruido un poquito y sea más discreto cuando ande cotorreando con las chavas. No creo que ellos se vayan a meter más en lo relativo a sus hábitos karmis, las clases de temas mundanos que da en la universidad, ni pedirle que se disculpe con Aniruddha, Lalita Madhava dd, o con todos aquellos ante quienes ha dado un mal ejemplo y ha calumniado.

Aunque quisiéramos resultados más firmes en este sentido, sabemos que no va a ocurrir. Lo que sí podemos hacer es asegurarnos que el dilema con Ojo Rojo no se vuelva también nuestro dilema. Si Iskcon tolera situaciones como la de Ojo Rojo, eso no significa que nosotros a nivel individual vayamos también a aceptarlo. Debemos ser enfáticos en no darle un reconocimiento espiritual a quien no lo merece, y en gritar a los cuatro vientos que el emperador está encuerado cuando en efecto lo esté.