por Astika das
Me encontraba viajando por la carretera nacional de Monterrey a Victoria, Tamaulipas, cuando entró a mi celular una llamada de Bimala devi dasi, mi esposa. Ella estaba consternada, me hablaba para avisarme que Bhakti Vaibhava Puri Maharaj acababa de abandonar el cuerpo. Yo le respondí: "Qué maravilla, ahora él ya está con Krishna". Me imagino que Bimala devi dasi no esperaba esa respuesta de mí. Probablemente ella esperaba que yo respondiera: "!Hay de mí! ¡Qué desafortunado soy! ¡El devoto puro se ha marchado y nosotros nos quedamos a sufrir en este Valle de Lágrimas!".
Ante mi escueta y breve respuesta, Bimala devi dasi añadió en tono de reproche: "Sí, él ya se fue con Krishna pero nosotros seguimos aquí en este mundo material". Respondí yo: "Él ya cumplió con su tarea. Ahora nosotros tenemos que cumplir con la nuestra".
No le pude comentar mucho de esto a Raul, mi asistente que cumple con acompañarme en mis viajes para ayudarme a bajar y subir cuadros y esculturas, a cuidar el vehículo, y a protegerme en mis transacciones bancarias. Pero como él ha aprendido algo acerca del sendero del bhakti-yoga durante el par de meses que ha ido conmigo a mis viajes por el norte de la república, le dije: "Srila Prabhupada explica que para el devoto es igual vivir o morir, porque cuando está vivo todo el tiempo piensa en Krishna y cuando muere recupera su posición constitucional original con Krishna. Así es que para el devoto puro da lo mismo morir que vivir. En cambio, para el estudiante brahmacari es mejor morir de inmediato, pues aunque está bien ubicado posteriormente puede caer del sendero. Y para un rey es mejor vivir para siempre pues mientras vive está disfrutando, pero cuando muera tiene que pagar su karma. En cambio, para un carnicero su situación es la de ni vivir ni morir, pues mientras vive se dedica a la terrible actividad de matar vacas, y al morir lo espera un destino infausto.
Conociendo lo tonto y lo duro de corazón que soy, el Señor Krishna ha sido muy bondadoso conmigo y en varias ocasiones me dio la oportunidad de asociarme con su devoto puro, Bhakti Vaibhava Puri Maharaj. La primera vez fue en su asrama de Vrindavan. En esa ocasión, haciendo harinama en compañía de varios devotos del asrama de Bhakti Aloka Paramadwaiti Swami —Vrinda—, visité varios sitios de Vrindavan y nuestro peregrinaje concluyó en el asrama de Bhakti Vaibhava Puri Maharaj.
El edificio de la Sri Krishna Chaitanya Mission era modesto y antiguo, y se localizaba en el centro de Vrindavan. Después de cantar y bailar ante las Deidades fuimos invitados por los residentes del Math a recibir el darshan de Bhakti Vaibhava Puri Maharaj, en un modestísimo saloncito del segundo piso del edificio. Aproximadamente 20 devotos —en su mayoría italianos— conformaban esa tarde la audiencia ávida de escuchar las enseñanzas del devoto puro. En esa ocasión, Bhakti Vaibhava Puri Maharaj leyó algunas porciones del «Caitanya Caritamrta», y mientras hacía eso comenzó a llorar. A mí me parecía completamente incomprensible el llanto del devoto puro pues nunca había visto llorar a mi maestro espiritual Srila Prabhupada. Pero lo que en esa ocasión todavía me pareció más extraño fue que —imitando al conferenciante— algunos de los devotos italianos prorrumpieran en llanto.
Volví a ver a Bhakti Vaibhava Puri Maharaj en otras dos ocasiones: Una vez en una conferencia que dictó en la casa de Prabhu Durlabha en la ciudad de México; otra cuando —hace varios años— visitó el estado de Veracruz. Me impresionó mucho ver la determinación de servir a Krishna que tenía ese anciano renunciante de más de 90 años.
Luego tuve la oportuidad de leer el magnífico e inspirador folletito «La Rendición al Guru», donde Bhakti Vaibhava Puri Maharaja habla acerca de la relación entre el guru y el discípulo. En unas cuantas páginas transmite cuál debe ser la posición del guru y cuál la del discípulo. Desgraciadamente ese folletito —como ya es una costumbre en muchas de las publicaciones de los devotos— está plagado de erratas. Hace un par de meses, los devotos mexicanos del Sri Krishna Chaitanya Mission publicaron una traducción al español de la versión que hizo Bhakti Vaibhava Puri Maharaja del Undécimo Canto del «Srimad Bhagavatam». Aquí en «El Tambor Rugiente» escribí una extensa nota sobre las barbaridades de traducción, de interpretación y de construcción en que incurren esos devotos, y que en vez de exaltar denigran la imagen de su Gurudeva.
Creo que lo que habla mejor de Bhakti Vaibhava Puri Maharaj, y que concierne a la gente de México, es la designación que hizo de Bishnu Maharaj como su sucesor al frente de la Sri Krishna Chaitanya Mission. En varias ocasiones —en Monterrey, en el D.F. y en Saltillo— me ha tocado convivir con Vishnu Maharaj, y al hacerlo siempre recobro la confianza que casi había perdido en el movimiento de Sri Caitanya Mahaprabhu debido a tanto "guru de peluche."
Conociendo lo tonto y lo duro de corazón que soy, el Señor Krishna ha sido muy bondadoso conmigo y en varias ocasiones me dio la oportunidad de asociarme con su devoto puro, Bhakti Vaibhava Puri Maharaj. La primera vez fue en su asrama de Vrindavan. En esa ocasión, haciendo harinama en compañía de varios devotos del asrama de Bhakti Aloka Paramadwaiti Swami —Vrinda—, visité varios sitios de Vrindavan y nuestro peregrinaje concluyó en el asrama de Bhakti Vaibhava Puri Maharaj.
El edificio de la Sri Krishna Chaitanya Mission era modesto y antiguo, y se localizaba en el centro de Vrindavan. Después de cantar y bailar ante las Deidades fuimos invitados por los residentes del Math a recibir el darshan de Bhakti Vaibhava Puri Maharaj, en un modestísimo saloncito del segundo piso del edificio. Aproximadamente 20 devotos —en su mayoría italianos— conformaban esa tarde la audiencia ávida de escuchar las enseñanzas del devoto puro. En esa ocasión, Bhakti Vaibhava Puri Maharaj leyó algunas porciones del «Caitanya Caritamrta», y mientras hacía eso comenzó a llorar. A mí me parecía completamente incomprensible el llanto del devoto puro pues nunca había visto llorar a mi maestro espiritual Srila Prabhupada. Pero lo que en esa ocasión todavía me pareció más extraño fue que —imitando al conferenciante— algunos de los devotos italianos prorrumpieran en llanto.
Volví a ver a Bhakti Vaibhava Puri Maharaj en otras dos ocasiones: Una vez en una conferencia que dictó en la casa de Prabhu Durlabha en la ciudad de México; otra cuando —hace varios años— visitó el estado de Veracruz. Me impresionó mucho ver la determinación de servir a Krishna que tenía ese anciano renunciante de más de 90 años.
Luego tuve la oportuidad de leer el magnífico e inspirador folletito «La Rendición al Guru», donde Bhakti Vaibhava Puri Maharaja habla acerca de la relación entre el guru y el discípulo. En unas cuantas páginas transmite cuál debe ser la posición del guru y cuál la del discípulo. Desgraciadamente ese folletito —como ya es una costumbre en muchas de las publicaciones de los devotos— está plagado de erratas. Hace un par de meses, los devotos mexicanos del Sri Krishna Chaitanya Mission publicaron una traducción al español de la versión que hizo Bhakti Vaibhava Puri Maharaja del Undécimo Canto del «Srimad Bhagavatam». Aquí en «El Tambor Rugiente» escribí una extensa nota sobre las barbaridades de traducción, de interpretación y de construcción en que incurren esos devotos, y que en vez de exaltar denigran la imagen de su Gurudeva.
Creo que lo que habla mejor de Bhakti Vaibhava Puri Maharaj, y que concierne a la gente de México, es la designación que hizo de Bishnu Maharaj como su sucesor al frente de la Sri Krishna Chaitanya Mission. En varias ocasiones —en Monterrey, en el D.F. y en Saltillo— me ha tocado convivir con Vishnu Maharaj, y al hacerlo siempre recobro la confianza que casi había perdido en el movimiento de Sri Caitanya Mahaprabhu debido a tanto "guru de peluche."
Querido devoto: Desde el Sri Radha Ballava Mandir de España quiero agradecerte tus hermosas palabras sobre nuestro amado gurudeva quien vivió en mi casa en Alicante muchas veces y por cuya orden levantamos este templo, que hoy, pese a la alegría por su partida hacia sus pasatiempos transcendentales, luce muy triste en mitad de un viento frío y una pertinaz lluvia que nos acompaña desde el día 3. Es como si las nubes se hubieran aliado para no dar sosiego a nuestro desencanto. Sí, vimos partir a nuestro Maestro, pero alcanzamos a ver nacer también una leyenda, la que dejó tras de si con sus misericordiosos actos en nuestro beneficio.
ResponderEliminarVuestro sirviente
Krishnadas.