~ Puspañjali ~
Por Aniruddha das
Hoy celebramos el trigésimo cuarto aniversario del tirobhava o conclusión de los pasatiempos terrenales de nuestro amado maestro espiritual, Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Maharaja Prabhupada. Inversamente, dicho acontecimiento marca la entrada (o más bien, reincorporación) de Srila Prabhupada en los bienaventurados pasatiempos eternos de Radha y Krishna, que tienen lugar en Goloka Vrindavan, la región suprema del mundo espiritual, por encima de los planetas Vaikuntha, de Ayodhya Dham, de Mathura Dham y de Dvarka Dham. Allí, en su forma espiritual eterna como mañjari, Srila Prabhupada realiza toda clase de arreglos exquisitos para que los encuentros amorosos de Srimati Radharani con Sri Shyamasundar sean siempre perfectos (nikuñja-yuno rati-keli-siddhyai ya yalibhir yuktir apeksaniya).
Hoy es un día para meditar profundamente en los pies de loto de Srila Prabhupada: en su obra inédita —tanto misionera como literaria—, en su colosal peso espiritual, en el nivel superlativo, sumamente raro, de su prema-bhakti; en fin, en todo lo que Su Divina Gracia, el más excelso de los vaisnavas Gaudiya, nos legó en un acto de misericordia sin causa sin precedentes en los anales de la historia. Es más, su misericordia, en la forma de sus libros trascendentales, sus instrucciones y su visión, aún siguen disponibles para la humanidad entera.
En la mañana, mientras cantaba los Santos Nombres, recordé una de las estrofas del poema Markine Bhagavata-dharma, que Srila Prabhupada compuso el 17 de septiembre de 1965, a bordo del carguero Jaladuta, justo tras éste atracar en el muelle Commonwealth de Massachussets, Boston. EE.UU.:
ki ko´re bujhabo katha bolibare
khudra ami dina hina kono sakti nahi
khudra ami dina hina kono sakti nahi
“¿Cómo voy a hacer que entiendan este mensaje de la conciencia de Krishna? Soy muy desafortunado, incompetente y de lo más caído. Por lo tanto, estoy pidiendo que me des Tu bendición para que pueda convencerlos, pues, por mí mismo, soy incapaz de hacerlo”.
Años más tarde, cuando Srila Raksaka Sridhar Maharaja, el venerable y autorrealizado hermano espiritual de Srila Prabhupada, leyó dicho poema en su asrama localizado en Sri Navadvipa Dham, se conmovió y luego hizo el siguiente comentario: “Srila Swami Maharaja vació tanto su corazón, que obligó Krishna a entrar personalmente en su corazón, para volver a llenarlo”.
Dos comentarios para aclarar la anterior declaración: “Srila Swami Maharaja” es el nombre como es conocido Srila Prabhupada en los mathas fundados en la India por sus hermanos espirituales. Y la expresión “empty-out his heart” que usó Srila Sridhar Maharaja, es muy frecuente en el léxico devocional de los vaisnavas de Bengala. En buen español, la figura indica una rendición completa al Señor. Y en este caso en particular, es una descripción elocuente de la entrega única y ejemplar de Srila Prabhupada: pletórica de amor a los infortunados seres humanos de Occidente, de autosacrificio y sobre todo, de humildad, la cualidad que conquista a la Suprema Personalidad de Dios. En el Srimad-Bhagavatam (9.4.63), el Propio Krishna afirma embelesado:
aham bhakta paradhino
hy asvantantra iva dvija
sadhubir grasta hrdayo
bhaktair bhakta-jana-priyah
hy asvantantra iva dvija
sadhubir grasta hrdayo
bhaktair bhakta-jana-priyah
“Mis devotos son Mi vida. Yo dependo por completo de ellos. A decir verdad, soy un prisionero de su amor. En realidad, hasta los devotos de Mis devotos Me son muy queridos”.
Para cumplir con la orden que le impartió su maestro espiritual, Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura, Srila Prabhupada prácticamente tuvo que renunciar a sí mismo, a asumir riesgos temerarios, a ir más allá del llamado del deber; en pocas palabras, a depender enteramente de Krishna como nadie más lo había hecho jamás. Tamaña entrega literalmente forzó a Krishna a cumplir el deseo de Srila Prabhupada. En otras palabras, tras oír la fervorosa súplica de Srila Prabhupada, Bhagavan Acyuta accedió a satisfacer la petición de éste. Y, ¡maravilla de maravillas!: lo prácticamente imposible se volvió posible: ¡los jóvenes occidentales —norteamericanos, europeos, latinoamericanos, africanos y de Oceanía—, se volvieron bhaktas! En lo profundo de sus corazones, Krishna, en Su manifestación como Paramatma, los persuadió a que se entregasen al septuagenario swami de la India vestido con hábitos de color azafrán. Y a acatar sus divinas instrucciones.
Hoy día, a escasos 34 años de la histórica, inédita y fulgurante campaña misionera que Srila Prabhupada orquestó a nivel mundial, no sólo millones de habitantes de los países occidentales (¡más de 150!), sino millones de ciudadanos de Rusia, de las naciones que conformaban la ex Unión Soviética, de todos los países medio oriente, de Asia central y Asia suroccidental (¡incluyendo la propia India!), y hasta de la República Popular de China y Estados tan intransigentes como Cuba y Myanmar (Burma), …¡cantan canta Hare Krishna y adoran a Sri Chaitanya Mahaprabhu! El movimiento de sankirtanta del Señor Gouranga se está difundiendo por todo el mundo gracias a los esfuerzos precursores de Srila Prabhupada. Ya sea discípulos directos de Su Divina Gracia, discípulos de estos, o discípulos de sus hermanos espirituales, …¡están siguiendo sus compasivos pasos y convirtiendo a la conciencia de Krishna a innumerables almas!
El primero de quien escuché la siguiente analogía es Hansaduta das. Él dijo que la persona que tuvo la visión, el plan y finalmente el arrojo temerario de lanzarse a la mar en busca de “las Indias Orientales”, fue Cristóbal Colón. Y, ¡encontró esas nuevas tierras! Nadie creyó ni en sus teorías ni en el éxito de su empresa, excepto la reina Isabel. De igual modo, casi nadie creía que Srila Prabhupada fuera a tener éxito en su proyecto de predicación en los países “de habla inglesa”. Incluso se llegó a afirmar que el verso prithiviti ache yatra nagaradi gram era sólo una alegoría. Pero Sumati Morarji le creyó, no sin antes exteriorizar recelos: “Swamiji, ya estás muy anciano. ¡Puedes morir en la travesía!”
Tras Srila Prabhupada sufrir tres infartos a bordo del Jaladuta en la primera etapa de la travesía, Krishna, acompañado de todas Sus encarnaciones, Se le apareció en un sueño y le dijo: “No temas. Prosigue con tu misión. Yo te protegeré”.
Esta ocurrencia, así como muchas otros eventos asombrosos que Srila Prabhupada mismo inspiró en sus discípulos o personalmente concretó durante sus once años de predicación, hacen patente que Srila Prabhapuda ya tenía establecida una relación íntima con Shyamasundar, el dulce Señor de piel azulada que luce una pluma de pavo real en la frente, y con la magnánima Sri Radha de tez blanquecina como el oro fundido. Srila Prabhupada “nadaba” en la olas del prema-bhakti más elevado de todos, y por ello vino a diseminarlo en los países occidentales. Pero mejor sigamos con la analogía de Hansaduta. Luego de Colón, aparecen Américo Vespucio, Vasco Núñez de Balboa y otros osados navegantes que también cruzaron el vasto Atlántico. Sin embargo, fue Cristóbal Colón el primero en sentar el ejemplo, el primero en dar la pauta y marcar el rumbo; en corto, el que descubrió América.
Tras exhortar en sus libros a sus hermanos espirituales, Srila Bhakti Vaibhava Puri Maharaja y otros —discípulos de éstos principalmente, en particular Pujapada Sundar Govinda Maharaja y Srila Narayana Maharaja— han seguido sus santos pasos. ¡Toda la gloria sea para Srila Prabhupada!
Con el corazón henchido de gratitud, hoy, el día que rememoramos el día en que partió de vuelta a casa, su regreso a Dios, con una paja de pasto entre los dientes me tiendo como una vara ante sus pies de loto, y le ofrezco millones de millones de dandavats pranams. Al mismo tiempo, encarecidamente le imploro que infunda en mí la fuerza para seguir tal como son sus divinas instrucciones, especialmente la relacionada con cantar el maha-mantra Hare Krishna, todos los días y sin ofensas el resto de mi vida. Por último, le suplico a Su Divina Gracia que me infunda devoción perdurable, lealtad perenne, y amor eterno por Sus pies de loto.
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