jueves, marzo 04, 2010
Ascensión a los altares - 2
Por Aniruddha Das
La “Atracción fatal” entre Hridayananda y su guapa discípula brasileña Devamrita, comenzó precisamente en Brasil. Cuando devotos líderes repararon en esta vergonzosa aventura amorosa, comenzaron a hacer comentarios privados entre sí. Yo recuerdo haber escuchado que Mahavir, el pionero del movimiento Hare Krishna en Brasil, estaba muy perturbado de presenciar esta engorrosa relación. Antes de continuar es importante recordar a los lectores que durante los primeros años del reinado de los “once devotos puros súbitos”, los comisionados de la GBC —tras implementar su primer fiasco post Srila Prabhupada de votarlos oficialmente como “acharyas”— literalmente forzaron a los devotos dispersos por todo el mundo a adorarlos al mismo nivel que Srila Prabhupada, a honrarlos “como si fueran el Propio Señor Supremo”. Al interior de la institución nadie podía atreverse a cuestionar o denunciar cualesquiera actividades de los “maha-bhagavatas”, dado que mágica y dogmáticamente (“porque sí”) se habían vuelto cien por ciento trascendentales. Y, ¿por qué eran trascendentales?: ¡Porque Srila Prabhupada personalmente designó a los “Once divinos” como sucesores suyos! ¡Los apoderó! Complementariamente también recuerdo que Bhagavan dijo en 1978 a una multitud de devotos congregados en las afueras de la casa de Srivas Pandit en Mayapur: “¡Srila Prabhupada creó once devotos puros! Pero él quiere más. Por lo tanto ustedes tienes que volverse muy sinceros y hacer el gran esfuerzo que demanda el volverse uno de ellos”.
Por supuesto, desde el comienzo del maha-aparadha antes referido y perpetrado por la GBC, siempre ha habido devotos mentalmente cuerdos y moralmente derechos —hombres íntegros— que negándose a desoír la voz de sus conciencias, así como su buena comprensión de la filosofía de conciencia de Krishna, se han atrevido no sólo a cuestionar y fustigar las perniciosas desviaciones de la GBC, sino que han señalado, una tras otra, todas las barrabasadas cometidas por este ente, la supuesta “máxima autoridad de ISKCON en materia de administración”. Por el tremendo perjuicio que han causado a la misión de Srila Prabhupada, así como a millones de almas “inocentes” (vocablo utilizado por SP), sin duda éstas serán registradas en los libros de historia de las religiones de las próximas generaciones.
Pese a que estos prabhus íntegros y valerosos todo el tiempo han basado sus reclamos no solamente en la lógica y la razón, sino que han agregado a sus análisis el monumental peso del testimonio de los sastras, así como la prueba irrefutable de hechos concretos; repito, a pesar de esto, han sido incapaces de atravesar (qué decir de derribar) el cada vez más grueso y alto muro de irracionalidad que la GBC ha estado levantando desde 1978. Por el pecado de divulgar sus objeciones e inquietudes, los prabhus verticales fueron o echados a patadas de ISKCON o, incapaces de prestarse más a ser parte involuntaria de todo la cúmulo de estupideces y ofensas cometidas por la GBC, optaron por abandonar del todo el movimiento fundado por Srila Prabhupada.
Pero regresemos al tema de Hridayananda. Cuando se dio cuenta de que en Brasil el ambiente se estaba tornando tenso, decidió trasladarse a Miami para evitar que “las mentes de los devotos neófitos se agitasen”, pero principalmente para mantener intacta su relación con Devamrita. Después de todo, su admirador incondicional Bir Krishna Goswami ya le había despejado el terreno, toda vez que maniobró hábil y políticamente para sacudirse a Balavanta como GBC de Florida. Así pues, Hridayananda estableció su centro de operaciones en una nueva propiedad (un edificio de 8 pisos) ubicada en Miami Beach, a la que bautizó con el nombre de “El edificio Vaikuntha de Govinda” (Govinda´s Vaikuntha Building).
Sin ningún reparo ni consideración Hridayananda impuso su amorío con Devamrita. Pronto muchos devotos de toda Latinoamérica y Estados Unidos se mudaron al templo de Miami Beach. Y como era de esperarse, también notaron pronto el escandaloso lío de faldas que protagonizaba Hridayananda. A decir verdad, todos los devotos sin excepción —varones y mujeres— presenciaron el romance; sin embargo, la gran mayoría optó por hacerse de la vista gorda. Únicamente los verticales o bienquerientes como yo, tuvieron el valor de cruzar la línea “divisoria” e increparlo (por supuesto, agachando humildemente la cabeza, porque por tener una naturaleza irascible y volátil, el hombre puede explotar ante el más discreto cuestionamiento de sus actividades).
Sólo para que los lectores tengan una idea del grado de negación y sinrazón que prevalecía entre la mayoría de devotos, les narraré un episodio en particular. En Brasil un grupo de devotos (Advaita, Harinamananda, Isvara y Param Gati) presenciaron un incidente que tuvo lugar en el interior del pequeño palacio de Hridayananda en Nova Gokula (la finca de ISKCON en Pindamoñangaba, Sao Paulo). Por espacio de más de una hora Hridayananda había estado a solas junto con una joven y muy atractiva dama que devocionalmente estaba haciendo una maha-limpieza en la mansión de su supuesto maestro espiritual. Sin anunciarse, los cuatro devotos entraron en la mansión con la intención de saludarlo, pero se quedaron petrificados cuando vieron una escena completamente fuera de lo normal. La joven mujer estaba descalza encima de un pequeño taburete. Apoyándose en las puntas de los dedos los pies, la devota hacía un gran esfuerzo para alcanzar con un brazo extendido la parte superior de las ventanas de la sala principal, y lo movía dificultosamente de un lado a otro para limpiar los cristales. Ella también tenía expuesta la parte inferior del torso (vestía un sari y choli, la cabellera suelta a causa del ejercicio que realizaba), e igualmente, mostraba una de sus axilas femeninamente depilada. Hridayananda estaba sentado en una silla mecedora a escasamente un metro de distancia de la mujer, y contemplaba embelesado la figura de ella al tiempo que le hablaba en portugués. Como estaba de espaldas, Hridayananda inmediatamente hizo girar la mecedora 180 grados el momento que escuchó a los devotos, y tras decir un chiste soso, trabó con ellos una conversación informal. No menciono el nombre de la devota por respeto a ella. Pero para tres de los cuatro devotos, era bastante obvio que Hridayananda estaba agitado sexualmente.
--SOY CIEGUITO, NO VI NADA.
Como todos estaban prácticamente en un estado de choque, la conversación no duró mucho. Ya afuera de la mansión, Harinamananda se acercó a Param Gati y le dijo azoradamente: “¿¡Viste lo que yo vi!? Entonces un cobarde Param Gati le respondió: “No vi nada. No sé nada Y, ¡no me preguntes nada!”
Desde luego que no es un pecado serio que un sannyasi repentinamente experimente deseo sexual, siempre y cuando no lo haya provocado premeditadamente. Si la mente suciamente —debido al largo, casi inmemorial período de condicionamiento material—, de una u otra manera le hace surgir dicho deseo, entonces, ¡él tiene que salir corriendo para rehuir la tentación! Pero en este caso en particular, Hridayananda —como siempre, saliéndose con la suya, imponiendo a como de lugar su capricho a la manera de un hombre inmaduro que se quedó estancado en la niñez—, deliberada y conscientemente escogió quedarse a solas en compañía de una mujer. Y no sólo esa vez, sino muchas posteriormente y hasta el día de hoy. Y eso, …¡es un pecado mortal para alguien que pretende ser sannyasi! De modo que en esta persona podemos determinar un patrón consistente y recurrente de conducta lasciva. Tal como escribí el año pasado: “El sastra dice que un devoto puede recuperarse de una “caída accidental”, siempre y cuando adopte medidas inmediatas y decisivas para rectificar su error y expiar su pecado. El Gita afirma: “Pronto se vuelve virtuoso”. Pero esta circunstancia es algo muy distinto del supuesto espiritualista que repetida, habitualmente comete la misma actividad pecaminosa. Guru, sastra y sadhu nunca condonarán a semejante sinvergüenza”.
--¿CUÁLES MUJERES?
A este respecto el Maestro de maestros, el Sampradaya-acharya, Srila Prabhupada comenta: “Un sannyasi tiene prohibido incluso escuchar el nombre de una mujer, y Sri Caitanya Mahaprabhu observó muy estrictamente Su voto”. (Caitanya-caritamrta 12.59 Significado.) “Uno no debe ni siquiera pensar en mujeres o mirarlas, qué decir de hablar con ellas. Esto es brahmacarya de primera clase”. (Srimad-Bhagavatam 6.1.3 Significado.) Y Sri Caitanya Mahaprabhu, la Propia Suprema Personalidad de Dios, enseña: “Yo soy un sannyasi” —dijo Él—, “y desde luego que Me considero una persona renunciada. Y, qué decir de hablar con una mujer, si Yo siquiera escucho el nombre de una mujer, siento cambios en Mi mente y en Mi cuerpo. Por consiguiente, ¿quién puede permanecer impasible tras ver a una mujer? Es sumamente difícil”. (Caitanya-caritamrita, Antya 5.35-36).
Ahora procedamos a leer lo que Hridayananda, usando el seudónimo de “Krishna das”, escribió en el artículo de nombre “Nutridos con intercambios amorosos”. A todo lo largo del texto se está refiriendo a Rochana Das, el editor de Sampradaya Sun, que lo había fustigado en una serie de artículos anteriores:
«Tus actividades en “el campo de las iniciativas” no representan los seis intercambios amorosos que cultivan los aspirantes a vaisnavas bajo la guía de Srila Rupa Goswami. Cuando devotos descubren que hay un problema entre ellos y otro vaisnava —que ha surgido de una tergiversación de la conciencia de Krishna pura—, entonces se nos aconseja que humilde y sinceramente nos busquemos entre sí “confidencialmente” y nos revelemos mutuamente nuestras preocupaciones, con el sincero deseo de superar la situación mediante un dar y recibir recíproco, intercambio éste que conduce a un mejoramiento en todos los aspectos de todas las partes implicadas.
Srila Prabhupada dice en el significado del Verso 6 del Néctar de la instrucción:
[NOTA: Aquí el apasionado y sabelotodo de Hridayananda (profesor Howard Resnick, Phd egresado de Harvard, por favor) se equivoca al dar la referencia. La cita de Srila Prabhupada no está en el Significado del Texto 6, sino en el del Texto 4. A.d.]
“La Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna ha sido establecida para facilitar esas seis clases de intercambios amorosos entre devotos. Esta sociedad fue empezada sin ninguna ayuda, pero ahora se está expandiendo por todo el mundo porque la gente se está acercando a ella y llevando a la práctica la filosofía de dar y recibir”.
--REVÉLENME SU MENTE, MUGROSOS.
Este es nuestro método para resolver problemas que surgen entre devotos. Tu técnica de arremeter impetuosamente y dar palos de ciego por todas partes, no ha producido nada excepto colocar enormes cantidades de comadreo inútil en el domino público. Tu método no sólo promueva dilemas, sino que no ofrece una solución tangible a ningunos de los problemas que tú consistentemente insistes que existen y necesitan ser abordados. Tu método está totalmente divorciado de los genuinos intercambios e interacciones humanos, de esos que todos sabemos es la manera de verdaderamente se resuelven problemas que sí existen.
Lo que tiene prioridad ingente para ti, no lo tiene para innumerables otros. De hecho, desde la “reforma” de 1986 que tú alegas has trabajado arduamente para que se concrete, la verdad es que la inmensa mayoría ha abrazado la simple realidad de todos los días: la libertad de voluntariamente escoger los devoto/s de quienes ellos derivan inspiración y sirven con alma y corazón al tenor de los maravillosos “Seis intercambios amorosos” de Srila Rupa Goswami.
…Yo afirmo que es precisamente debido a que todo este método tuyo está tan divorciado de los seis intercambios amorosos que enfatizó Srila Rupa Goswami, que nada bueno ha producido jamás toda esta enorme inversión de tiempo tuya. El mundo real funciona de un modo diferente. Esfuerzos genuinos que reflejan una auténtica preocupación y un intercambio recíproco de ideas y servicio, es el único medio por el cual se pueden limar diferencias que sí existen.
Esto puede que te sorprenda, pero hay muchos devotos que consideran el comedido consejo que nos da Srila Rupa Goswami en el Texto 6 del Upadesamrita, como un consejo vital para mantener la salud espiritual de uno en la conciencia de Krishna...»
¡Qué farisaica pila de retruécanos y de malabarismos de palabras! ¡Qué hipocresía tan grande la de Hridayananda! ¡Qué “divorciada” está su perorata hueca y mentirosa de la realidad de su personalidad! Y noten ustedes también la manera tan tajante, grosera y despectiva con la que se expresa y refiere a Rochana, producto de su soberbia inaudita, de su prepotencia y enajenación.
Ahora demostraré la hipocresía de Hridayananda. Como siempre, estoy dispuesto a repetir este relato delante de Srila Prabhupada y de las Deidades. A propósito, Hridayananda no dicho ni pío de todo cuanto he escrito sobre él anteriormente. No puede ni podrá defenderse, porque le consta que lo que he dicho es absolutamente cierto. Y tal como hoy, todavía tengo muchísimo que relatar…
Cuando en Miami Beach el episodio de “Atracción fatal” de Hridayananda estaba en su punto más polémico, Ravanari, Maha-kala, yo y otros dos devotos conferenciamos entre sí e intercambiamos puntos de vista sobre cuál era el mejor curso de acción para persuadirlo de que terminara su relación ilícita con Devamrita. Estábamos genuinamente preocupados. Yo personalmente le dije en más de una ocasión que dicho vínculo tenía el potencial de arruinar su reputación y mandar directo al tacho de la basura su traducción del Srimad-Bhagavatam. Pero él nunca me escuchó, terco como es.
--PELAGATOS, NO TE ATREVAS A HABLARME ASÍ.
Finalmente el grupo adoptó la decisión de que Ravanari y Maha-kala, por ser los devotos más antiguos, pidieran una audiencia a Hridayananda, y poniendo en práctica precisamente el intercambio amoroso de “revelar la mente de manera confidencial”, personal y privadamente le dijeran — por supuesto, con las obligadas y exigidas buenas maneras y reverencias— lo inapropiado que era su cortejo de Devamrita. Pero, ...¡adivinen qué! Tan pronto como un humilde y bien intencionado Ravanari comenzó a hilvanar las primeras ideas de su exposición, Hridayananda lo paró en seco y con lujo de arrogancia le dijo: “¡Jamás consentiré que un subordinado como tú se atreva a decirme cómo tengo que proceder!” Y cuando Maha-kala, que es la personificación de la compostura y mansedumbre, intentó terciar para sacar del atolladero a Ravanari y al mismo tiempo reiterar nuestra sentida petición, Hridayananda también lo cortó abruptamente y le administró la misma dosis de humillación. Hridayananda es tan soberbio, tan vano y tan desagradecido, que no tuvo la calidad humana para abrazar el amor el amor fraternal que sus hermanos espirituales le estaban ofreciendo. Sin embargo, …¡hoy se llena la boca citando el significado del Texto 4 del Upadesamrita! ¡Qué hipocresía!
Tengo que hacer la aclaración que ésta no fue la única ocasión en hermanos espirituales amorosa y respetuosamente se acercaron a Hridayananda para pedirle que volviera a sus cabales y cortara de tajo su inmoral relación con Devamrita. Pero por razones de confidencialidad, me abstengo de revelar sus nombres.
Claro, en esta historia también hubo prabhucitos que estúpida y sentimentalmente le atribuyeron un “toque divino” el enredo lujurioso de Hridayananda. Como hoy, en ese entonces también existía un círculo íntimo de seguidores ciegos compuesto de discípulos y hermanos espirituales (y también un par de hermanas espirituales), que incapaces de discriminar, incapaces de aplicar el significado directo de los preceptos de los sastras y la enseñanza de Srila Prabhupada, se pusieron a glorificar dicha aberración. “Prabhu, ¡Acharyadeva está encima de la vida sexual!” “Acharyadeva y Devamrita son almas liberadas que se han vuelto a reunir para continuar sus pasatiempos eternos”. Y por supuesto, también hubo la misma absurda percepción de Bhakti Charu Swami en relación con Tamal Krishna: “Devamrita es una semidiosa que descendió a la Tierra para ayudar a Hridayananda a cristalizar su prédica”. ¡Vaya sarta de sandeces!
Finalmente, ayer olvidé agregar a la lista de graves yerros de Tamal Krishna —que incluye su carencia casi total de genuina conciencia de Krishna—, la ominosa pero bien sustentada acusación de ser la figura principal detrás de la conspiración de asesinar a Srila Prabhupada por envenenamiento. A menos que la GBC deje de sabotear todos los intentos que han hecho hermanos y hermanas espirituales (deseosos de determinar la verdad, e íntegros porque no se han tragado las excusas y encubrimiento hechos por dicha entidad), Tamal Krishna quedará para siempre como el culpable de haber cometido el magnicidio más atroz y abominable en la historia del género humano. Como dice el refrán: “El que calla, otorga”.
ya he leido en varios articulos comentarios acerca de un supuesto envenenamiento de Srila Prabhupada perpetrado por algunos de sus propios discipulos que inlcuso fueron nombrados, esta es una acusacion demasiado seria, que pruebas hay y donde se encuentran? Si eso es cierto porque no se hace algo al respecto, quien tiene informacion detallada y fidedigna de esto y porque en este sitio si se publican articulos en los que se menciona esto no se explica mejor el tema?
ResponderEliminarGracias
Advaita Das
Así que en estado de ánimo humilde, Hrdayananda debería despertar y reconocer sus defectos y comenzar inmediatamente el proceso de expiación. Se debe comenzar por tomar un voto para fregar los suelos y baños en un templo de ISKCON para el resto de su vida natural. Un voto de silencio también sería apreciado. Tal vez entonces se obtendrá un nacimiento humano en su próxima vida.
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