[Tenemos aquí una pequeña joya editorial. Es un escrito de la esposa de Aniruddha Prabhu dirigido a Hridayananda das, sobre lo que se ha estado ventilando recientemetne en la internet. Al igual que Aniruddha, ella convivió con Hridayananda y lo sirvió durante mucho tiempo; por lo tanto sí sabe de lo que está hablando. Con firmeza y serenidad, ella enriquece esta discusión para permitir que nuestro entendimiento sobre este caso se amplíe.]
Por Sulocana Devi Dasi
Me ha gustado mucho el llamamiento que ha hecho Hridayananda para que los devotos intercambien sentimientos amorosos. Es una exhortativa que no se debe ignorar, indistintamente de cuán desagradable nos parezca la personalidad de ciertos devotos. Sin embargo, el guardar silencio y no decir nada sobre las infracciones que él está cometiendo contra su asrama, no es algo que yo llamaría amor. A pesar de que muchos de los hechos relatados son muy desagradables y hasta penoso ventilar en un foro público, ello es un intercambio de amor, pero del que en inglés llaman “amor recio” [tough love].
Por un largo período de años muchos devotos de diferentes países y con diferentes niveles culturales, se han acercado discretamente a Hridayananda para objetarle la manera cómo se relaciona con mujeres, la cual no es consecuente con alguien que se anuncia a sí mismo como sannayasi y un acarya devoto puro. Él ha optado por desdeñar todas esas objeciones que personalmente se le hicieron y, simultáneamente, realizar las maniobras políticas pertinentes para que dichos devotos valerosos —que se acercaron a él de un forma amorosa y confidencial—, fueran no sólo despojados de sus respectivos servicios, sino tildados de locos, envidiosos y demonios. Y hay que reconocerle que es un político sagaz, inescrupuloso. Se las ha ingeniado para acallarlos mediante opresión psicológica (ten cuidado de cometer ofensa contra un devoto puro: él te puede maldecir y entonces irás al infierno) y mantenerlos a millares de kilómetros de distancia, para que de ese modo él pueda continuar con “sus exitosas actividades de prédica”.
Por supuesto, a Hridayananda realmente no le importan las personas en sí sino sólo el servicio que ellas pueden ofrecerle a Srila Prabhupada y a Krishna. Pero, qué sutil delimitar dónde termina la línea del yo y lo mío, y comienza la de Srila Prabhupada y Krishna. En una ocasión Hridayananda le dijo a una devota: “Los discípulos son reciclables.” Y como podemos constatar, a lo largo de tres décadas él ha tenido en funcionamiento una exitosa operación de reciclaje. El llamamiento que ha hecho para que los eventos relacionados con su persona no se divulguen y solamente se aborden de una manera amorosa y confidencial, es precisamente para evitar que se dañe esta operación de reciclaje. Después de todo, es la fórmula que le ha permitido violar los derechos humanos fundamentales de las personas, explotarlas, y al mismo tiempo, manipular la filosofía para sus muy egoístas motivos personales.
Como elemento subyacente de todo su proceder está la siguiente conjetura: mantengamos sosegada la mente de los devotos, incluso si están algo mal encaminados, y a pesar de que yo no sea un ACHARYADEVA sino tan sólo un ser humano más —el Dr. Howard Resnick, con sus cualidades y defectos—. Que los devotos crean que por servirme a mí pueden desarrollar amor a Dios, y que yo eventualmente los ayudaré a conectarse espiritualmente mediante una relación personal con la Suprema Personalidad de Dios. ¿Qué malo hay en ello? Por pensar así ellos continuarán distribuyendo muchos libros y me darán todo el dinero que colecten en la próxima maratón de Navidad. De lo contrario, la distribución de libros se detendrá. Por encima de todo, recordemos que yo soy el hacedor, yo soy el controlador. Tengo que realizar mucha manipulación material para que la distribución de libros y la prédica sean un éxito. Krishna no es controlador, Él no es el hacedor. Soy yo, gracias a mi inteligencia material y mi doctorado de Harvard que obtuve tras arduos esfuerzos.
Lo que yo veo aquí, sin embargo, es que con esta manera de pensar él ha dañado y engañado a muchas personas. Al fin y al cabo, tal como dijo Srila Bhaktisiddhanta, este es el mundo de los engañados y los engañadores. No puedo creer que en tus años iniciales como devoto —cuando eras un joven sannyasi con muchos ideales— realizaste tantas austeridades tan sólo para convertirte en un Engañador Profesional. Personas que tenemos la misma formación que tú aprendimos esto en la cuna.
Mi pregunta es, ¿por qué usar esta magnífica filosofía para lograr algo que sabemos muy bien cómo conseguir? Esta información está codificada en nuestros genes: cómo explotar a las personas, cómo usarlas, cómo engañarlas para obtener de ellas beneficios monetarios y psicológicos. Para nosotros esto era algo tan fácil como comer un pastel de manzana. No obstante, voluntariamente abrazamos este proceso para sepultar la educación que recibimos desde la cuna, y en su lugar aprender cómo amar de verdad. Por favor, no caigas en esta trampa de maya; tú tienes la capacidad de ser mejor. Hace veinte y pico de años te traté por un tiempo, si bien siempre guardé una sana distancia, la cual tú desaprobaste porque no te proveía la adoración de la cual vives. Te observaba desde la distancia y saqué mis propias conclusiones.
Como mi esposo (Aniruddha das) fue tu sirviente personal por muchos años, tengo experiencias de primera mano. Tú sabes que todas esas cosas y otras peores sucedieron. Yo también soy una testigo personal, y debido a que, por la gracia de Krishna, no he padecido ninguna enfermedad grave, aparte de gripes y alergias, no puedes tratar de negar los hechos fácilmente apoyándote en mi historial médico.
Me tomó algún tiempo adoptar finalmente la decisión de dar la cara y relatar mi parte de esta historia. Me costó, primero, porque todo esto me perturba. Segundo, porque no quiero escribir en absoluto impelida por un sentimiento de venganza o desde una plataforma egotista. No obstante hoy, tras despertarme, recordé este concepto de amor recio, y es precisamente desde esa plataforma que he escrito lo anterior. A pesar de todo, aún guardo el recuerdo de ese joven e idealista sannyasi que conocí en 1977, y, de una manera amorosa, estoy apelando a ese Hridayananda das.
Por último, por haber sido una distribuidora de libros, a mí sí me interesa el bienestar de la humanidad en general. De igual modo, me interesa de sobremanera que los discípulos no sean engañados y reciclados. Por extensión, me preocupa que las personas receptoras de libros de Srila Prabhupada se pongan en contacto con el doctor Resnick, y que el 97% de ellas, tras el primer encuentro con él, se deshagan de ellos porque el concepto de “Acharyadeva” y “devoto puro” no encaja en la mente de individuos inteligentes. Así pues, con amor estoy escribiendo estas líneas en un foro público.
Tú, por ser gurú y profesor, sabes que en ocasiones el amor tiene que ser recio. No que, con la finalidad de que un estudiante siga asistiendo a tus clases, para que no se desilusione, siempre vas a adjudicarle un 100 como nota, cuando en realidad merece un 20. Muy lamentable que él desista de asistir a las clases; muy lamentable que se detenga la maratón de Navidad, pero, ¿acaso no es mejor actuar con rectitud, sin importar lo difícil que sea? Uno se siente tan bien al final…
E indistintamente de lo difícil que sea para ti, eres un ser humano con cualidades, parte integral de Krishna; además, siempre se puede comenzar de nuevo. El movimiento del Señor Chaitanya es dirigido por Él. No se detendrá porque 50 ó 100 devotos dejen de creer que eres Acharyadeva o un devoto puro. Y sabes una cosa: la parte triste es que en lo más recóndito de sus corazones, ellos ya lo saben. También ellos están fingiendo por temor. La ironía es que al final el Engañador se vuelve el Engañado porque tú te has convencido de ser alguien que no eres. Además, la fórmula barata —la de mantener secretos, de engañar y de fingir que no ha pasado nada para seguir con la distribución de libros—, sólo te ha producido resultados muy pobres. Contrario a los pronósticos, el número de decepciones y deserciones causadas por la mentalidad engañadora que prevalece en tu sede de operaciones, es sumamente alto. Después de todo, la pureza es, ha sido y siempre será la fuerza.
Con amor recio,
Sulocana devi dasi (antes, Rocana d.d.)
Estaba pensando, como es que rechaza la vestimenta, etc pero no rechaza el guru daksin? y es verdad lo que dice la madre aquí la mayoria de sus discipulos ya saben que clase de guru tienen pero el ego falso y el miedo los mantienen allí, que pasaria con esos devotos mayores al quedar desprotegidos, sin guru, teniendo que tomar reiniciación con su gran ego solo superado por su profe?
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