por Radha Krishna das
Luego de que apareciera en inglés la "Carta Abierta a Hridayananda" de Harinamananda das en el «Sampradaya Sun», Hridayananda redactó una constestación que fue publicada allí mismo. Vamos a presentar aquí su versión en español junto con unos comentarios a la misma. Leamos primero la nota de Hridayananda:
~ ~ o
La Verdad Sobre Nuestro Carácter
por Hridayananda das Goswami
19 Oct, FLORIDA, USA (SUN) — Con relación a la reciente carta de Harinamananda dasa, por favor tomen en cuenta lo siguiente:
1. Aunque Harinamanada alega haberme observado personalmente en México, no estaba presente, al menos en la casa donde me alojé.
2. Durante mi visita a México me enfermé gravemente y el domingo del Rathayatra estuve en el hospital.
3. Sí estoy siguiendo los principios regulativos y canto mis rondas.
4. Harinamananda das se presentó como mi amigo, pero no se puso primero en contacto conmigo con eso que le preocupaba, tal como Prabhupada nos enseño.
Krishna nos conoce a todos. Krishna revelará al mundo la verdad sobre nuestro carácter.
Con los mejores deseos
Hridayananda das Goswami
o ~ ~
Rocana das, el editor del «Sampradaya Sun», escribió una respuesta a la carta de Hridayananda, cuya versión en español ya fue publicada en «El Tambor». Yo por mi cuenta tengo también unos comentarios sobre esta carta de Hridayananda.
1
Harinamanda jamás alegó en su carta haber observado personalmente a Hridayananda y sus vestimentas karmis en México, tal como reclama éste. No podemos imaginarnos de dónde sacó Hridayananda tal idea.
Eso sí, hubo mucha información que circuló en la internet sobre el fiasco que fue la visita de Hridayananda México, y los disparates con los que salió. Incluso empezaron a circular muchas fotos de él, aunque se han mantenido privadas pues sus autores quieren evitar represalias. Harinamananda tuvo acceso a toda esa información aunque no haya estado en México esos días.
Por otra parte, Harinamanada sí estuvo en 2008 personalmente con Hridayananda en Gainesville, y fue testigo directo del ambiente mundano y karmi que predominaba allí, y de las ideas desviadas y diluidas que Hridayananda no dejaba de presentar.
2
Hridayananda dice que estuvo gravemente enfermo en México y que el domingo estuvo incluso en el hospital. Yo no puedo validar ni rechazar lo anterior, porque ni soy médico, ni le di consulta, ni vi su historial médico. Sin embargo, hay muchos indicios de que no estaba tan grave como trata de presentarse aquí, y que —de haber querido— pudo haber estado presente en los eventos del viernes, sábado o domingo, por lo menos parcialmente.
Como ya se dijo anteriormente en «El Tambor», Hridayananda tenía chorrillo, chorro, diarrea, corre-que-te-alcanzo, o como le quieran llamar. Eso le pasa a cualquiera, y "La Venganza de Moctezuma" le puede llegar incluso a alguien con mucho dinero como él. Devotos que lo acompañaron dijeron que también tuvo algunos mareos, pero que nada era realmente grave o preocupante.
Debemos entender que Hridayananda está acostumbrado a ser tratado como un marajá de ensueño cada vez que viene a Latinoamérica. En Estados Unidos ya están vacunados contra sus excentricismos, pero cuando él viene acá busca y exige que lo traten como a un miembro de la realeza. Y como aquí todavía no han aprendido a decirle no, abundan los derroches artificiales de pleitesía y servilismo.
En ese contexto, las consecuencias de cualquier incomodidad o malestar suyo deben recaer en los súbditos y lacayos que lo siguen. Si tiene cualquier padecimiento, este se dibujará más grande para que todos los seguidores de Hridayananda estén enterados y no se olviden quién manda, quien es el jefe, y a quién hay que servir.
Estar con malestares no es realmente una justificación para desaparecerse los tres días finales de su visita a México, a menos que ese gesto sea un indicio del desprecio e indiferencia que siente por los devotos y los programas de aquí.
Digo lo anterior porque hay incontables ejemplos de devotos que —a pesar de estar enfermos— siguen cumpliendo con su servicio. Yo me pregunto, ¿cuántos devotos han salido a la calle a distribuir los libros de Srila Prabhupada en medio de fiebres, chorrillo, cánceres, dolores de articulaciones, tragedias familiares, etc., para servir a Srila Prabhupada e incluso a gente como Hridayananda? Incontables.
Sabemos que durante años Hridayananda tenía grupos de devotos que salían a recabar fondos que le entregaban directamente a él, al margen de Iskcon. Seguramente en ocasiones hicieron este trabajo a pesar de incomodidades o padecimientos físicos.
Vemos también —por ejemplo— el caso de Jayapataka Swami. Él sufrió un derrame cerebral que lo dejó incapacitado y con una parálisis corporal parcial. Si ven fotos suyas de este año, aparece en todo tipo de programas y celebraciones vaisnavas a pesar de apenas poder hablar y que hay que conducirlo en una silla de ruedas.
Vimos además en años anteriores a Srila Bhakti Vaibhava Puri Maharaja en el Rathayatra de México a sus noventa y tantos años. ¿Tenía él dolores y padecimientos físicos a esa edad, y luego de viajar tan lejos? Claro que sí. ¿Estaba tan enfrascado en una conciencia corporal que cualquier incomodidad le provocaba cancelar sus eventos públicos? Claro que no.
Y tenemos el ejemplo ideal de Srila Prabhupada. Él sufrió ataques cardiacos en el barco rumbo a los Estados Unidos en 1965, tuvo otros en 1967 que incluso lo obligaron a ir a India. Su salud no fue buena la mayoría del tiempo, y durante su último año estuvo muy enfermo. Sin embargo, el ejemplo que dio de integridad personal ante esos padecimientos puede provocarnos el llanto.
Así que —en este contexto— lo que escuchamos para justificar la ausencia de Hridayananda de los eventos públicos del viernes, sábado y domingo, simplemente no es convincente. Si se trataba de ser servido, atendido, contemplado y consentido, entonces sí entendemos su comportamineto. Pero si se trataba de servir, atender, apreciar y apoyar —porque el trabajo de un líder es ser ejemplo ideal de dasadasanudas (ser el sirviente del sirviente del sirviente)—, entonces lo que hizo Hridayananda fue un pésimo ejemplo que no tiene excusa alguna.
Hridayananda dice que el domingo estuvo en el hospital, pero la realidad es que no fue allí para internarse y le salvaran la vida. Fue a consulta para tratarle el chorrillo y los mareos que traía, pues eso era probablemente mejor que buscar a un doctor en su consultorio. Tengo entendido que el diagnóstico fue que su padecimiento ya lo traía desde antes de llegar a México, y que era producto del estrés y la ansiedad.
Ha resultado imposible convencer a un buen número de devotos en México que sus malestares justifican su ausencia del Rathayatra el sábado y el domingo, y de las iniciaciones del viernes. Más bien, se han convencido que Hridayananda no vino a México a servir ni a sacrificarse por nadie, sino a ser servido y glorificado.
3
Hridayananda asegura que sí sigue los principios regulativos y canta sus rondas. Esperemos que sea cierto. Sin embargo, el ejemplo que ha dado a través de los años con su ligereza al convivir y relacionarse con mujeres —que es algo totalmente ajeno a los votos de sannyasa que adoptó y a las instrucciones que recibió personalmente de Srila Prabhupada—, nos dicen que busca su compañia, sus sonrisas, y quiere demostrar qué tan encantador es con ellas. No vale la pena seguir engañándonos al respecto.
El que Hridayananda no haya tenido ningún escándalo público definitivo es un milagro, mas no una prueba de su seriedad con los votos de celibato del sannyasi.
4
Cuando Harinamananda se dirige a Hridayananda en términos personales, nunca lo hace como un amigo —tal como alega Hridayananda ("Harinamananda das se presentó como mi amigo")—, sino como "Mi hermano espiritual". No podría dirigirse a Hridayananda como amigo porque sencillamente no lo son ni nunca lo fueron. Seguramente Hridayananda no lo considera su amigo sino un ex-lacayo que se salió de control. Si Hridayananda habla aquí en términos de amistad es algo totalmente artificial y un simple artilugio para atraer compasión y solidaridad hacia su persona.
Hridayananda se pregunta por qué su amigo Harinamananda no se acercó primero a él para tratar este asunto. Mas sabemos que los líderes de Iskcon frecuentemente buscan mantener lo más privada posible toda información que afecte negativamente su imagen. Si Hridayananda hablara con Harinamananda, seguramente no sería para escuchar ni rectificarse, y menos para aceptar lo que diga alguien a quien seguramente ni le tiene ningún respeto. Los GBCs y gurus siempre tratan de convencer a los críticos que lo evidente no es cierto, que se van a ir al infierno por ofensivos, que tendrán consecuencias por su atrevimiento, y en algunos casos hasta les ofrecerán alguna discípula como amante o esposa, según sea el caso. Harinamananda decidió mejor escribirle una carta abierta.
Y hay algo muy curioso aquí. ¿Por qué Hridayananda "no se puso primero en contacto conmigo con sus preocupaciones tal como Prabhupada nos enseño", o sea con Radha Krishna das, antes de hablar a espaldas mías sobre la situación de la propiedad en México? Vemos entonces que Hridayananda maneja una duplicidad aberrante. Le exige a Harinamanada un código e conducta que él mismo no está dispuesto a seguir. Genio y figura...
5
Hridayananda termina su presentación con una declaratoria mesiánica. "Krishna revelará al mundo la verdad sobre nuestro carácter". Claro, cuando dice "nuestro" se refiere a su propio cáracter. No usa los términos "yo" ni "mi", sino "nosotros" y "nuestro", pues así es como habla la reina de Inglaterra. Es muy elegante y con un dejo de soberbia natural.
Entonces, según Hridayananda debemos estar pendientes porque Krishna va a aparecer entre las nubes para revelarle al mundo el excelso carácter de Hridayananda que nosotros, simples mortales, no podemos terminar de entender. Es como cuando se escuchó la voz de Dios Padre al momento en que Jesucristo estaba siendo bautizado: "Este es mi hijo amado, en quien tengo todas mis complacencias". A ver si cuando eso ocurra aprovecho y le pregunto a Krishna Padre qué números recomienda para los boletos de lotería que quiero comprar.
Luego de que apareciera en inglés la "Carta Abierta a Hridayananda" de Harinamananda das en el «Sampradaya Sun», Hridayananda redactó una constestación que fue publicada allí mismo. Vamos a presentar aquí su versión en español junto con unos comentarios a la misma. Leamos primero la nota de Hridayananda:
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La Verdad Sobre Nuestro Carácter
por Hridayananda das Goswami
19 Oct, FLORIDA, USA (SUN) — Con relación a la reciente carta de Harinamananda dasa, por favor tomen en cuenta lo siguiente:
1. Aunque Harinamanada alega haberme observado personalmente en México, no estaba presente, al menos en la casa donde me alojé.
2. Durante mi visita a México me enfermé gravemente y el domingo del Rathayatra estuve en el hospital.
3. Sí estoy siguiendo los principios regulativos y canto mis rondas.
4. Harinamananda das se presentó como mi amigo, pero no se puso primero en contacto conmigo con eso que le preocupaba, tal como Prabhupada nos enseño.
Krishna nos conoce a todos. Krishna revelará al mundo la verdad sobre nuestro carácter.
Con los mejores deseos
Hridayananda das Goswami
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Rocana das, el editor del «Sampradaya Sun», escribió una respuesta a la carta de Hridayananda, cuya versión en español ya fue publicada en «El Tambor». Yo por mi cuenta tengo también unos comentarios sobre esta carta de Hridayananda.
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Harinamanda jamás alegó en su carta haber observado personalmente a Hridayananda y sus vestimentas karmis en México, tal como reclama éste. No podemos imaginarnos de dónde sacó Hridayananda tal idea.
Eso sí, hubo mucha información que circuló en la internet sobre el fiasco que fue la visita de Hridayananda México, y los disparates con los que salió. Incluso empezaron a circular muchas fotos de él, aunque se han mantenido privadas pues sus autores quieren evitar represalias. Harinamananda tuvo acceso a toda esa información aunque no haya estado en México esos días.
Por otra parte, Harinamanada sí estuvo en 2008 personalmente con Hridayananda en Gainesville, y fue testigo directo del ambiente mundano y karmi que predominaba allí, y de las ideas desviadas y diluidas que Hridayananda no dejaba de presentar.
2
Hridayananda dice que estuvo gravemente enfermo en México y que el domingo estuvo incluso en el hospital. Yo no puedo validar ni rechazar lo anterior, porque ni soy médico, ni le di consulta, ni vi su historial médico. Sin embargo, hay muchos indicios de que no estaba tan grave como trata de presentarse aquí, y que —de haber querido— pudo haber estado presente en los eventos del viernes, sábado o domingo, por lo menos parcialmente.
Como ya se dijo anteriormente en «El Tambor», Hridayananda tenía chorrillo, chorro, diarrea, corre-que-te-alcanzo, o como le quieran llamar. Eso le pasa a cualquiera, y "La Venganza de Moctezuma" le puede llegar incluso a alguien con mucho dinero como él. Devotos que lo acompañaron dijeron que también tuvo algunos mareos, pero que nada era realmente grave o preocupante.
Debemos entender que Hridayananda está acostumbrado a ser tratado como un marajá de ensueño cada vez que viene a Latinoamérica. En Estados Unidos ya están vacunados contra sus excentricismos, pero cuando él viene acá busca y exige que lo traten como a un miembro de la realeza. Y como aquí todavía no han aprendido a decirle no, abundan los derroches artificiales de pleitesía y servilismo.
En ese contexto, las consecuencias de cualquier incomodidad o malestar suyo deben recaer en los súbditos y lacayos que lo siguen. Si tiene cualquier padecimiento, este se dibujará más grande para que todos los seguidores de Hridayananda estén enterados y no se olviden quién manda, quien es el jefe, y a quién hay que servir.
Estar con malestares no es realmente una justificación para desaparecerse los tres días finales de su visita a México, a menos que ese gesto sea un indicio del desprecio e indiferencia que siente por los devotos y los programas de aquí.
Digo lo anterior porque hay incontables ejemplos de devotos que —a pesar de estar enfermos— siguen cumpliendo con su servicio. Yo me pregunto, ¿cuántos devotos han salido a la calle a distribuir los libros de Srila Prabhupada en medio de fiebres, chorrillo, cánceres, dolores de articulaciones, tragedias familiares, etc., para servir a Srila Prabhupada e incluso a gente como Hridayananda? Incontables.
Sabemos que durante años Hridayananda tenía grupos de devotos que salían a recabar fondos que le entregaban directamente a él, al margen de Iskcon. Seguramente en ocasiones hicieron este trabajo a pesar de incomodidades o padecimientos físicos.
Vemos también —por ejemplo— el caso de Jayapataka Swami. Él sufrió un derrame cerebral que lo dejó incapacitado y con una parálisis corporal parcial. Si ven fotos suyas de este año, aparece en todo tipo de programas y celebraciones vaisnavas a pesar de apenas poder hablar y que hay que conducirlo en una silla de ruedas.
Vimos además en años anteriores a Srila Bhakti Vaibhava Puri Maharaja en el Rathayatra de México a sus noventa y tantos años. ¿Tenía él dolores y padecimientos físicos a esa edad, y luego de viajar tan lejos? Claro que sí. ¿Estaba tan enfrascado en una conciencia corporal que cualquier incomodidad le provocaba cancelar sus eventos públicos? Claro que no.
Y tenemos el ejemplo ideal de Srila Prabhupada. Él sufrió ataques cardiacos en el barco rumbo a los Estados Unidos en 1965, tuvo otros en 1967 que incluso lo obligaron a ir a India. Su salud no fue buena la mayoría del tiempo, y durante su último año estuvo muy enfermo. Sin embargo, el ejemplo que dio de integridad personal ante esos padecimientos puede provocarnos el llanto.
Así que —en este contexto— lo que escuchamos para justificar la ausencia de Hridayananda de los eventos públicos del viernes, sábado y domingo, simplemente no es convincente. Si se trataba de ser servido, atendido, contemplado y consentido, entonces sí entendemos su comportamineto. Pero si se trataba de servir, atender, apreciar y apoyar —porque el trabajo de un líder es ser ejemplo ideal de dasadasanudas (ser el sirviente del sirviente del sirviente)—, entonces lo que hizo Hridayananda fue un pésimo ejemplo que no tiene excusa alguna.
Hridayananda dice que el domingo estuvo en el hospital, pero la realidad es que no fue allí para internarse y le salvaran la vida. Fue a consulta para tratarle el chorrillo y los mareos que traía, pues eso era probablemente mejor que buscar a un doctor en su consultorio. Tengo entendido que el diagnóstico fue que su padecimiento ya lo traía desde antes de llegar a México, y que era producto del estrés y la ansiedad.
Ha resultado imposible convencer a un buen número de devotos en México que sus malestares justifican su ausencia del Rathayatra el sábado y el domingo, y de las iniciaciones del viernes. Más bien, se han convencido que Hridayananda no vino a México a servir ni a sacrificarse por nadie, sino a ser servido y glorificado.
3
Hridayananda asegura que sí sigue los principios regulativos y canta sus rondas. Esperemos que sea cierto. Sin embargo, el ejemplo que ha dado a través de los años con su ligereza al convivir y relacionarse con mujeres —que es algo totalmente ajeno a los votos de sannyasa que adoptó y a las instrucciones que recibió personalmente de Srila Prabhupada—, nos dicen que busca su compañia, sus sonrisas, y quiere demostrar qué tan encantador es con ellas. No vale la pena seguir engañándonos al respecto.
El que Hridayananda no haya tenido ningún escándalo público definitivo es un milagro, mas no una prueba de su seriedad con los votos de celibato del sannyasi.
4
Cuando Harinamananda se dirige a Hridayananda en términos personales, nunca lo hace como un amigo —tal como alega Hridayananda ("Harinamananda das se presentó como mi amigo")—, sino como "Mi hermano espiritual". No podría dirigirse a Hridayananda como amigo porque sencillamente no lo son ni nunca lo fueron. Seguramente Hridayananda no lo considera su amigo sino un ex-lacayo que se salió de control. Si Hridayananda habla aquí en términos de amistad es algo totalmente artificial y un simple artilugio para atraer compasión y solidaridad hacia su persona.
Hridayananda se pregunta por qué su amigo Harinamananda no se acercó primero a él para tratar este asunto. Mas sabemos que los líderes de Iskcon frecuentemente buscan mantener lo más privada posible toda información que afecte negativamente su imagen. Si Hridayananda hablara con Harinamananda, seguramente no sería para escuchar ni rectificarse, y menos para aceptar lo que diga alguien a quien seguramente ni le tiene ningún respeto. Los GBCs y gurus siempre tratan de convencer a los críticos que lo evidente no es cierto, que se van a ir al infierno por ofensivos, que tendrán consecuencias por su atrevimiento, y en algunos casos hasta les ofrecerán alguna discípula como amante o esposa, según sea el caso. Harinamananda decidió mejor escribirle una carta abierta.
Y hay algo muy curioso aquí. ¿Por qué Hridayananda "no se puso primero en contacto conmigo con sus preocupaciones tal como Prabhupada nos enseño", o sea con Radha Krishna das, antes de hablar a espaldas mías sobre la situación de la propiedad en México? Vemos entonces que Hridayananda maneja una duplicidad aberrante. Le exige a Harinamanada un código e conducta que él mismo no está dispuesto a seguir. Genio y figura...
5
Hridayananda termina su presentación con una declaratoria mesiánica. "Krishna revelará al mundo la verdad sobre nuestro carácter". Claro, cuando dice "nuestro" se refiere a su propio cáracter. No usa los términos "yo" ni "mi", sino "nosotros" y "nuestro", pues así es como habla la reina de Inglaterra. Es muy elegante y con un dejo de soberbia natural.
Entonces, según Hridayananda debemos estar pendientes porque Krishna va a aparecer entre las nubes para revelarle al mundo el excelso carácter de Hridayananda que nosotros, simples mortales, no podemos terminar de entender. Es como cuando se escuchó la voz de Dios Padre al momento en que Jesucristo estaba siendo bautizado: "Este es mi hijo amado, en quien tengo todas mis complacencias". A ver si cuando eso ocurra aprovecho y le pregunto a Krishna Padre qué números recomienda para los boletos de lotería que quiero comprar.
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