Por Aniruddha Das
A mediados de1994 en ISKCON Los Ángeles me reuní con Virabahu para recabar su opinión sobre libro El Néctar de la Discriminación y el primer volumen de la serie Nuestra Misión, ambos escritos por Kundali Das. Lo primero que me respondió fue: “No me interesa en absoluto hablar de dicho tema. Los libros de Kundali son muy ofensivos”.
Pero de todos modos me las ingenié para abordar el asunto y atizar el interés de Virabahu. El intercambio de preguntas y respuestas duró más de una hora. Para aquellos que quieran conocer las respuestas de Virabahu, estas están consignadas —junto con las respuestas que posteriormente dio Kundali en Vrindavan— en el 2do. volumen de Nuestra Misión. Kundali le dedicó todo un capítulo y lo tituló “He cannot Make Any Comment. These Are Facts” [“Él no puede hacer ningún comentario. Estos son hechos”], una respuesta que Srila Prabahupada diera a un comentario que hizo uno de sus hermanos espirituales en torno a un declaración suya. Quizás un día de estos se los traduzca para que conozcan las lúcidas respuestas que Kundali da a cada uno de los comentarios de Virabahu.
Con todo, y es la mera verdad, en aquella ocasión se me olvidó trasladarle a Kundali un comentario más de Virabahu. Casi al final del diálogo, para justificar lo injustificable; o sea, para respaldar las decisiones de la GBC de mantener en sus cargos a GBCs o gurús a que han caído una o varias veces en una o más áreas, algunos grotescamente como Param Gati —este caso es reciente, aunque el patrón de deslices homosexuales de este personaje se remonta a muchos décadas atrás, según testimonio de Lila Madhava das—, Virabahu casi desvariadamente me dijo: “Es más, en el propio Srimad-Bhagavatam hay casos de devotos que han tenido caídas horribles de carácter sexual, y que luego de expiar sus pecados, han preservado sus posiciones”. Específicamente me mencionó la historia de la mujer, que a pesar de estar embarazada, su marido la acomete sexualmente. La implicación de Virabahu fue: “por qué tanta alharaca, si hasta el señor Indra y Surabhi Muni [para mencionar algunos] han caído víctimas del deseo carnal. A pesar de ello, las reseñas de sus vidas, para propósitos de enseñanza, están consignadas en el sagrado Bhagavatam”.
Con esta socarrona respuesta Virabahu quiso convalidar las “resoluciones” que en lo pasado y aún en lo presente, la GBC ha adoptado para mantener en sus puestos a devotos que han infringido vergonzosamente los principios regulativos.
Juzgándolo en retrospectiva, ¡es asombroso cómo Virabahu trató de equiparar a los protagonistas del Bhagavata Purana con los aprendices de devotos que somos la mayoría. Con la excepción de unas pocas grandes almas, la inmensa mayoría de devotos somos unos insignificantes especimenes kaliyuguescos del siglo veinte. Por extensión, su comentario también incluye a maha-bhagavatas de la talla del Señor Siva [rudraram sankaras casmi…Bhagavad-gita 10.23. ksiram yatha dadhi vikara-visesa-yogat sañyajate na hi tatah prthag asti hetoh yah sambhutam api tatha samupaite karyad govindam adi purusam tam aham bhajami. Brahma-samhita 45] y el señor Brahma [prayapatis tvam pratitamahas ca…Bhagavad-gita 11.39. bhasvan yathasma-sakalesu nijesu tejah sviyam kyat prakatayaty api tadvad atra brahma ya esa jadad anda-vidhana-karta govindam adi purusam tam aham bhajami. Brahma-samhita 49].
En una ocasión en 1970, tras la conclusión de un programa devocional, el mal recordado Tamal Krishna G. le hizo el siguiente comentario a Srila Prabhupada: “Srila Prabhupada, …¡todas estas personas son unos comedores de carne!”. Su Divina Gracia le respondió: “Recuerda que no hace ni siquiera dos años tú también eras un comedor de carne”. Dos, cinco, veinte, treinta años, cuarenta años, ¿qué en verdad hace la diferencia?
Siempre he dicho que las virtudes, las calidades, las excelsas características de un sadhu —devoto mahat—, no se pueden improvisar de la noche a la mañana. “La mona aunque de seda se vista, mona se queda”. Para no volver a repetir nuevamente los versos de la Bhagavad-gita (2.56, 4.21, 5.12, 5.21, 6.20-23, 6.47, 7.3, 12.6-7, 12.13-14, 12.16, 12.17, 12.18, 13.8-12, 14.22-25, 15:1-3, 18.42, 18.51-53, etc.), del Srimad-Bhagavatam (3.25.21, 7.11.8-12, 7.11.21, etc.) y del Caitanya Caritamrta (2.22.75, 77-80, etc.) que las mencionan, para variar ahora les refiero una valoración que hiciera una eminente religioso del siglo XIX (John Henry Newman). Antes hago la salvedad de que he anotado los versos procedentes de nuestras escrituras cimeras, porque es muy importante conocer tales características para que no aceptar a un supuesto maestro espiritual —impuesto, nombrado por decreto (conozco gurús que cabildearon, e, incluso, hasta chantajearon a su GBC local para optar al “cargo”)—, y lo que es peor: no las ponen de manifiesto (Recuerden: cosas como el celibato y los recitación profesionales de versos, son capacidades que hasta ateos y loros hacen gala, respectivamente). En suma, tenemos que conocer qué y quién es un verdadero sadhu para evitar que, por ignorantes, no se nos haga realidad el refrán: “En el territorio donde no hay aves, el cuervo es rey”. Incluso si vuela y tiene plumaje blanco, no debemos conformarnos con menos que un cisne, devocionalmente hablando (hay gallinas blancas).
He aquí la cita de Newman:
“Y si me piden explicar con mayor detalle por qué el santo se diferencia del hombre religioso ordinario, diré esto: que el hombre santo tiene para sí como único objeto de la vida el complacer y obedecer a Dios; que él siempre se propone someter su voluntad a la voluntad de Dios; que él vehemente se afana por la santidad, y que él se esfuerza cotidianamente para asemejarse cada vez más a Cristo [sad-guru: Srila Prabhupada] en todas las cosas. Él se aplica con diligencia no solamente a cumplir los deberes sociales, sino en cultivar las gracias cristianas [vaisnavas]; no es solamente amable, sino manso; no es solamente equitativo, sino indulgente; no es solamente generoso, sino se sacrifica por los demás; no solamente es feliz, sino que meditativo y devocional.
Un hombre ordinario piensa que es suficiente hacer las cosas tal como él las ha hecho; piensa que es correcto resentirse de los insultos, desquitarse de las injurias, mostrar un orgullo conveniente, insistir en sus derechos, estar celoso de su honor —pero cuando comete un error, se rehusa a confesarlo—, afanarse para volverse rico, desear hacer el bien a todo el mundo, temer el qué dirán de sus vecinos. Él rara vez piensa en el día de la muerte, rara vez piensa en los pecados que cometió en el pasado; dice unas cuantas plegarias, le importa poco los preceptos de las escrituras que le mandan ser honesto y ejemplar; no tiene ansias por la verdad profunda de Dios, y gasta su dinero para sí. Ese es el cristiano [kanistha-adhikari] ordinario, y no uno de los elegidos de Dios. Porque este último es mucho más justo, moderado y amable; tiene un abnegado amor a Dios, una fe fuerte, una esperanza divina, y siempre dispensa caridad a manos llenas; él tiene un hidalgo dominio de sí mismo, una estricta rectitud de conciencia, una humildad que nunca falta, suavidad y certeza en el habla, sencillez, modestia y naturalidad. Por excelencia, el hombre de Dios no está consciente de sus virtudes y de lo que estas le representan a los ojos de Dios".
Resumen: no es nada fácil volverse un santo, y en consecuencia, un maestro espiritual genuino. Y a esto hay que agregar la consideración de que el sadhaka tiene que albergar naturalmente en el corazón el deseo de “no serlo” —o sea practicar con sinceridad y a diario el precepto de Sri Chaitanya Mahaprabhu: trinad api sunichena taror api sahisnuna amanina manadena kirtaniya sada harih—. ¡Qué paradoja! Por lo tanto, no es fácil en absoluto. Además, en cualquier momento puedes tener un traspiés y darte tremenda cortada en el filo de la navaja. A decir verdad, toma muchas vidas de diligente y amorososo servicio devocional para que un practicante serio del bhakti se vuelva mahat. Los advenedizos y farsantes, sólo pretenderán serlo:
"En virtud de las enormes importancia y responsabilidad que implica el dar y recibir iniciación, es lamentable que la mayoría de los casos tanto el discípulo como el gurú no tengan las cualificaciones para desempeñar bien sus papeles, y así el valor del sacramento se pierda. Algunas personas se llaman a sí mismas gurús, cuando en realidad carecen de la gravedad necesaria para cumplir dicha función. Ellos meramente se hacen pasar como maestros espirituales genuinos impelidos por la insolencia nada más. Semejantemente, un discípulo de nombre sólo pretenderá tener la humildad de un buscador espiritual. Estos dos tipos de personas se encuentran mutuamente y se usan para obtener beneficios materiales tales como riqueza, fama y prestigio [y un sentido de "utilidad" en la vida]. La reciprocidad entre ellos se reduce a la consecución de estos usufructos fugaces, y no a nada que tenga valor verdadero. Puede que ellos hagan bien su representación teatral; es más, puede que hasta se dediquen a adorar a la Deidad y a estudiar las escrituras; sin embargo, estas actividades son superficiales y carecen de sustancia interna.
A mediados de1994 en ISKCON Los Ángeles me reuní con Virabahu para recabar su opinión sobre libro El Néctar de la Discriminación y el primer volumen de la serie Nuestra Misión, ambos escritos por Kundali Das. Lo primero que me respondió fue: “No me interesa en absoluto hablar de dicho tema. Los libros de Kundali son muy ofensivos”.
Pero de todos modos me las ingenié para abordar el asunto y atizar el interés de Virabahu. El intercambio de preguntas y respuestas duró más de una hora. Para aquellos que quieran conocer las respuestas de Virabahu, estas están consignadas —junto con las respuestas que posteriormente dio Kundali en Vrindavan— en el 2do. volumen de Nuestra Misión. Kundali le dedicó todo un capítulo y lo tituló “He cannot Make Any Comment. These Are Facts” [“Él no puede hacer ningún comentario. Estos son hechos”], una respuesta que Srila Prabahupada diera a un comentario que hizo uno de sus hermanos espirituales en torno a un declaración suya. Quizás un día de estos se los traduzca para que conozcan las lúcidas respuestas que Kundali da a cada uno de los comentarios de Virabahu.
Con todo, y es la mera verdad, en aquella ocasión se me olvidó trasladarle a Kundali un comentario más de Virabahu. Casi al final del diálogo, para justificar lo injustificable; o sea, para respaldar las decisiones de la GBC de mantener en sus cargos a GBCs o gurús a que han caído una o varias veces en una o más áreas, algunos grotescamente como Param Gati —este caso es reciente, aunque el patrón de deslices homosexuales de este personaje se remonta a muchos décadas atrás, según testimonio de Lila Madhava das—, Virabahu casi desvariadamente me dijo: “Es más, en el propio Srimad-Bhagavatam hay casos de devotos que han tenido caídas horribles de carácter sexual, y que luego de expiar sus pecados, han preservado sus posiciones”. Específicamente me mencionó la historia de la mujer, que a pesar de estar embarazada, su marido la acomete sexualmente. La implicación de Virabahu fue: “por qué tanta alharaca, si hasta el señor Indra y Surabhi Muni [para mencionar algunos] han caído víctimas del deseo carnal. A pesar de ello, las reseñas de sus vidas, para propósitos de enseñanza, están consignadas en el sagrado Bhagavatam”.
Con esta socarrona respuesta Virabahu quiso convalidar las “resoluciones” que en lo pasado y aún en lo presente, la GBC ha adoptado para mantener en sus puestos a devotos que han infringido vergonzosamente los principios regulativos.
Juzgándolo en retrospectiva, ¡es asombroso cómo Virabahu trató de equiparar a los protagonistas del Bhagavata Purana con los aprendices de devotos que somos la mayoría. Con la excepción de unas pocas grandes almas, la inmensa mayoría de devotos somos unos insignificantes especimenes kaliyuguescos del siglo veinte. Por extensión, su comentario también incluye a maha-bhagavatas de la talla del Señor Siva [rudraram sankaras casmi…Bhagavad-gita 10.23. ksiram yatha dadhi vikara-visesa-yogat sañyajate na hi tatah prthag asti hetoh yah sambhutam api tatha samupaite karyad govindam adi purusam tam aham bhajami. Brahma-samhita 45] y el señor Brahma [prayapatis tvam pratitamahas ca…Bhagavad-gita 11.39. bhasvan yathasma-sakalesu nijesu tejah sviyam kyat prakatayaty api tadvad atra brahma ya esa jadad anda-vidhana-karta govindam adi purusam tam aham bhajami. Brahma-samhita 49].
En una ocasión en 1970, tras la conclusión de un programa devocional, el mal recordado Tamal Krishna G. le hizo el siguiente comentario a Srila Prabhupada: “Srila Prabhupada, …¡todas estas personas son unos comedores de carne!”. Su Divina Gracia le respondió: “Recuerda que no hace ni siquiera dos años tú también eras un comedor de carne”. Dos, cinco, veinte, treinta años, cuarenta años, ¿qué en verdad hace la diferencia?
Siempre he dicho que las virtudes, las calidades, las excelsas características de un sadhu —devoto mahat—, no se pueden improvisar de la noche a la mañana. “La mona aunque de seda se vista, mona se queda”. Para no volver a repetir nuevamente los versos de la Bhagavad-gita (2.56, 4.21, 5.12, 5.21, 6.20-23, 6.47, 7.3, 12.6-7, 12.13-14, 12.16, 12.17, 12.18, 13.8-12, 14.22-25, 15:1-3, 18.42, 18.51-53, etc.), del Srimad-Bhagavatam (3.25.21, 7.11.8-12, 7.11.21, etc.) y del Caitanya Caritamrta (2.22.75, 77-80, etc.) que las mencionan, para variar ahora les refiero una valoración que hiciera una eminente religioso del siglo XIX (John Henry Newman). Antes hago la salvedad de que he anotado los versos procedentes de nuestras escrituras cimeras, porque es muy importante conocer tales características para que no aceptar a un supuesto maestro espiritual —impuesto, nombrado por decreto (conozco gurús que cabildearon, e, incluso, hasta chantajearon a su GBC local para optar al “cargo”)—, y lo que es peor: no las ponen de manifiesto (Recuerden: cosas como el celibato y los recitación profesionales de versos, son capacidades que hasta ateos y loros hacen gala, respectivamente). En suma, tenemos que conocer qué y quién es un verdadero sadhu para evitar que, por ignorantes, no se nos haga realidad el refrán: “En el territorio donde no hay aves, el cuervo es rey”. Incluso si vuela y tiene plumaje blanco, no debemos conformarnos con menos que un cisne, devocionalmente hablando (hay gallinas blancas).
He aquí la cita de Newman:
“Y si me piden explicar con mayor detalle por qué el santo se diferencia del hombre religioso ordinario, diré esto: que el hombre santo tiene para sí como único objeto de la vida el complacer y obedecer a Dios; que él siempre se propone someter su voluntad a la voluntad de Dios; que él vehemente se afana por la santidad, y que él se esfuerza cotidianamente para asemejarse cada vez más a Cristo [sad-guru: Srila Prabhupada] en todas las cosas. Él se aplica con diligencia no solamente a cumplir los deberes sociales, sino en cultivar las gracias cristianas [vaisnavas]; no es solamente amable, sino manso; no es solamente equitativo, sino indulgente; no es solamente generoso, sino se sacrifica por los demás; no solamente es feliz, sino que meditativo y devocional.
Un hombre ordinario piensa que es suficiente hacer las cosas tal como él las ha hecho; piensa que es correcto resentirse de los insultos, desquitarse de las injurias, mostrar un orgullo conveniente, insistir en sus derechos, estar celoso de su honor —pero cuando comete un error, se rehusa a confesarlo—, afanarse para volverse rico, desear hacer el bien a todo el mundo, temer el qué dirán de sus vecinos. Él rara vez piensa en el día de la muerte, rara vez piensa en los pecados que cometió en el pasado; dice unas cuantas plegarias, le importa poco los preceptos de las escrituras que le mandan ser honesto y ejemplar; no tiene ansias por la verdad profunda de Dios, y gasta su dinero para sí. Ese es el cristiano [kanistha-adhikari] ordinario, y no uno de los elegidos de Dios. Porque este último es mucho más justo, moderado y amable; tiene un abnegado amor a Dios, una fe fuerte, una esperanza divina, y siempre dispensa caridad a manos llenas; él tiene un hidalgo dominio de sí mismo, una estricta rectitud de conciencia, una humildad que nunca falta, suavidad y certeza en el habla, sencillez, modestia y naturalidad. Por excelencia, el hombre de Dios no está consciente de sus virtudes y de lo que estas le representan a los ojos de Dios".
Resumen: no es nada fácil volverse un santo, y en consecuencia, un maestro espiritual genuino. Y a esto hay que agregar la consideración de que el sadhaka tiene que albergar naturalmente en el corazón el deseo de “no serlo” —o sea practicar con sinceridad y a diario el precepto de Sri Chaitanya Mahaprabhu: trinad api sunichena taror api sahisnuna amanina manadena kirtaniya sada harih—. ¡Qué paradoja! Por lo tanto, no es fácil en absoluto. Además, en cualquier momento puedes tener un traspiés y darte tremenda cortada en el filo de la navaja. A decir verdad, toma muchas vidas de diligente y amorososo servicio devocional para que un practicante serio del bhakti se vuelva mahat. Los advenedizos y farsantes, sólo pretenderán serlo:
"En virtud de las enormes importancia y responsabilidad que implica el dar y recibir iniciación, es lamentable que la mayoría de los casos tanto el discípulo como el gurú no tengan las cualificaciones para desempeñar bien sus papeles, y así el valor del sacramento se pierda. Algunas personas se llaman a sí mismas gurús, cuando en realidad carecen de la gravedad necesaria para cumplir dicha función. Ellos meramente se hacen pasar como maestros espirituales genuinos impelidos por la insolencia nada más. Semejantemente, un discípulo de nombre sólo pretenderá tener la humildad de un buscador espiritual. Estos dos tipos de personas se encuentran mutuamente y se usan para obtener beneficios materiales tales como riqueza, fama y prestigio [y un sentido de "utilidad" en la vida]. La reciprocidad entre ellos se reduce a la consecución de estos usufructos fugaces, y no a nada que tenga valor verdadero. Puede que ellos hagan bien su representación teatral; es más, puede que hasta se dediquen a adorar a la Deidad y a estudiar las escrituras; sin embargo, estas actividades son superficiales y carecen de sustancia interna.
"Bhaktivinoda Thakura también dice en su cancionero 'Saranagati' que la vida del devoto es ejecutar el proceso de entrega total que fue enseñado por Sri Chaitanya Mahaprabhu: sikham saranagati bhakatera prana. Esta entrega implica adoptar seis actitudes diferentes, todas las cuales tienen que ser exhibidas con absoluta sinceridad. Si las personas no reviven en virtud de practicar el proceso de entrega, entonces indistintamente de la actividad de prédica a la que se dediquen, ellas serán como simples actores representando un papel en el escenario. Si la predicación de principios religiosos se lleva a cabo de esta manera, ¿acaso es causa de asombro que estos predicadores se conviertan en el hazmerreír de la sociedad? Por esta razón la persona que no tenga el peso de la realización espiritual plena, no debe enmugrecer el glorioso asiento destinado sólo al gurú supremamente munificiente".
Pasaje del libro El Arte del Sadhana
Srila B. P. Puri Goswami. Hermano espiritual de Srila Prabhupada.
Vuelvo ahora al punto inicial de que Virabahu quiso equiparar —e, indirecta o eventualmente, a él también— los desmanes de gurús y GBCs con caídas de personalidades eximias del Srimad-Bhagavatam. Con semejante afirmación él dio muestras de un poco de megalomanía, así como una pizca de falta de humildad y una traza de estar fuera de la realidad. En el primer tomo del Diario Trascendental aparece el siguiente intercambio con Srila Prabhupada:
Esta mañana el debate lo inició Akshayananda Swami cuando mencionó la dudosa afirmación que hizo en clase un devoto de mucha antigüedad: “Un devoto me dijo que el acarya no tiene que ser devoto puro”.
Prabhupada se detuvo en el acto: “¿Qué?”.
“Que el acarya no necesariamente tiene que ser un devoto puro”
Prabhupada se molestó: “¿Quién es ese sinvergüenza? ¿Quién lo dijo? ¿Quién es ese sinvergüenza? ¿Que el acarya no tiene que ser devoto puro?
“Lo dijo Nitai. Dijo que el señor Brahma es el acarya del Brahma-sampradaya; sin embargo, a veces es afectado por la pasión. Así que aparentemente el acarya no tiene que ser devoto puro. Parece no estar en lo correcto.
“¿Quién es ese sinvergüenza? Quiero saberlo. ¿Quién lo dijo?”
“Nitai. Nitai dasa”.
Prabhupada reprobó con indignación tal mentalidad especuladora: “Él creó su idea, por lo tanto es un sinvergüenza. ¿Acaso Nitai se ha vuelto autoridad?”.
“No, en realidad él dijo que pensaba…”.
“Pensó en una sinvergüencería y ahora la divulga. Por lo tanto, más sinvergüenza todavía”.
Prabhupada empezó a andar de nuevo y se puso a desentrañar la verdadera causa de tales comentarios. “Estas cosas siempre suceden; tan pronto como alguien lee unos libros, él se vuelve acarya, con todo y lo sinvergüenza que sea”.
“Entonces, ¿no se puede dudar que el señor Brahma es devoto puro?
“Quienquiera que sea, él es acarya”, contestó Prabhupada. Luego se detuvo de nuevo y citó otro ejemplo: “Entonces Krishna también es apasionado. Krishna danzó con muchísimas gopis; por lo tanto, Él es apasionado. Estas cosas se tienen que juzgar desde esta perspectiva: ‘Esa personalidad tan excelsa, a veces él es influenciado por la pasión’. ¡Cuánto más cuidado debemos tener nosotros, entes insignificantes, personas insignificantes, ¡cuán cuidadosos tenemos que ser! Y no pensar que: ‘El acarya se ha vuelto apasionado; por lo tanto, yo me volveré apasionado. Soy un estricto seguidor del acarya’. Estos sinvergüenzas hablan así”.
Ya Yadu y Radha Krishna han documentado abundantemente la personalidad de Virabahu. Con todo, quería traer a colación este incidente para resaltar que hay una diferencia abismal entre las personalidades que el Bhagavatam describe, y los actuales dirigentes eclesiásticos de ISKCON. ¡Es un acto de soberbia el pretender equipararse con ellos! En una carta que le escribí a Guru Prasad Swami, apoyándome no sólo en las palabras de Srila Prabhupada, sino en mis desoladoras experiencias con él, le dije: “Somos devotos muy insignificantes”. Y lo mismo se lo reitero a Virabahu: eres un devoto muy insignificante.
Ahora bien, alguien podría argüir que los GBCs y gurús caídos en desgracia, también tienen la posibilidad de reivindicarse. El Propio Krishna dice en la Bhagavad-gita: “Incluso si alguien comete las acciones más abominables, si está dedicado al servicio devocional se debe considerar que es un santo, porque está debidamente situado”.
Krishna sin duda es muy misericordioso y no sólo perdona sino les permite madurar a aquellos que sinceramente se arrepienten de sus yerros y fechorías, y paralelamente, abrazan sin cesar los Santos Nombres. El Señor agrega: “Muy pronto se vuelve virtuoso”.
Pero, por favor, usemos el sentido común: que al pecador que se afana en seguir ocupado en el servicio devocional se lo deba considerar “un santo” y que pronto “se vuelve virtuoso”, …¡no quiere decir que se cometa el absurdo de permitirle seguir fungiendo como gurú! Desde su instauración hace casi setecientos años, en el Madhva sampradaya no ha habido un solo gurú que haya caído por ninguna razón, excepto uno que honestamente renunció en la década de los treinta del siglo pasado.
En la actualidad, la GBC sigue muchos patrones que ha establecido la iglesia católica, especialmente en cuanto a dignidad jerárquica y rígidas estructuras autoritarias. Sin embargo, la propia iglesia católica hoy día no habilita de nuevo a un sacerdote que ha incurrido en vida sexual ilícita. En palabras de Srila Prabhupada, la convertiría ipso facto en el hazmerreír de la sociedad. Y por elemental sensatez, no reinstala a don juanes, mucho menos a pederastas ni homosexuales (una vez que has sido sorprendidos in fraganti o delatados) en sus antiguos cargos. Como sucedió en Miami con el padre Alberto Cutié. Aunque la iglesia fustigó acremente el acto pecaminoso, animó al transgresor a que se casara y siguiera en la iglesia en condición de buen laico católico. Pero Cutié optó por renunciar al catolicismo y unirse a la iglesia anglicana.
Esto me recuerda la ocasión en 2007 cuando los discípulos de Guru Prasad Swami, siguiendo a ciegas la orden de este, no sólo ofensivamente sacaron de Su finca (subrepticiamente, en medio de la noche, con lujo de fuerza y sin observar los rituales correspondientes) y se robaron a las Deidades de Nitai Gourasundar, sino que las mantuvieron ocultas y sin recibir adoración por un período de once meses. Al día siguiente los devotos de la finca se presentaron en un juzgado y demandaron a Bhakti Bhusana Swami (quien se encontraba en Costa Rica en calidad de líder cuando se perpetró el ilícito, y que no sólo urdió —en confabulación con GPS— y respaldó la acción, sino que también animó a sus yes-men subordinados a que cometieran el robo) por el delito de hurto agravado. El primer referido, para salvarle el pellejo al segundo, se puso inmediatamente en comunicación con Sri Padambuja (ex Bhakty Abay Charan Swami), radicado en Montevideo, Uruguay. Padambuja es una persona que a pesar de haber sido el protagonista de “el peor escándalo sexual en la historia moderna del Vaishnavismo” [palabras textuales de Guru Prasad] —el hombre mantuvo relaciones sexuales ilícitas, adulteras y simultáneamente con 6 discípulas—, todavía guarda la “esperanza” de que la GBC lo restituya como “gooro”. Pues bien, Guru Prasad lo convenció de que revocara un poder generalísimo que le había otorgado a nuestro noble y fiel Yamuna Jivana das (con este poder, Yamuna podía representar Padambuja y demostrar que este era el propietario de las Deidades, toda vez que fue él quien las compró en Jaipur en 1986). A cambio y como “prebenda”, Guru Prasad le ofreció a Padambuja “cabildear” ante la GBC para “reinstalarlo” otra vez “a su debido tiempo” en la élite de gurús a quienes les lavan los pies y les ponen doce guirnaldas el día de sus “vyasa-pujas” (cuyo aroma los deja embriagados, como a Virabahu y Gunagrahi), imitando ridículamente a Srila Prabhupada, y no siguiendo su visión e instrucciones. …¡Ese es el nivel de “pureza” (por no decir “bajeza”) con que trabaja Guru Prasad y secuaces!
(Continúa en Parte 2)
Pasaje del libro El Arte del Sadhana
Srila B. P. Puri Goswami. Hermano espiritual de Srila Prabhupada.
Vuelvo ahora al punto inicial de que Virabahu quiso equiparar —e, indirecta o eventualmente, a él también— los desmanes de gurús y GBCs con caídas de personalidades eximias del Srimad-Bhagavatam. Con semejante afirmación él dio muestras de un poco de megalomanía, así como una pizca de falta de humildad y una traza de estar fuera de la realidad. En el primer tomo del Diario Trascendental aparece el siguiente intercambio con Srila Prabhupada:
Esta mañana el debate lo inició Akshayananda Swami cuando mencionó la dudosa afirmación que hizo en clase un devoto de mucha antigüedad: “Un devoto me dijo que el acarya no tiene que ser devoto puro”.
Prabhupada se detuvo en el acto: “¿Qué?”.
“Que el acarya no necesariamente tiene que ser un devoto puro”
Prabhupada se molestó: “¿Quién es ese sinvergüenza? ¿Quién lo dijo? ¿Quién es ese sinvergüenza? ¿Que el acarya no tiene que ser devoto puro?
“Lo dijo Nitai. Dijo que el señor Brahma es el acarya del Brahma-sampradaya; sin embargo, a veces es afectado por la pasión. Así que aparentemente el acarya no tiene que ser devoto puro. Parece no estar en lo correcto.
“¿Quién es ese sinvergüenza? Quiero saberlo. ¿Quién lo dijo?”
“Nitai. Nitai dasa”.
Prabhupada reprobó con indignación tal mentalidad especuladora: “Él creó su idea, por lo tanto es un sinvergüenza. ¿Acaso Nitai se ha vuelto autoridad?”.
“No, en realidad él dijo que pensaba…”.
“Pensó en una sinvergüencería y ahora la divulga. Por lo tanto, más sinvergüenza todavía”.
Prabhupada empezó a andar de nuevo y se puso a desentrañar la verdadera causa de tales comentarios. “Estas cosas siempre suceden; tan pronto como alguien lee unos libros, él se vuelve acarya, con todo y lo sinvergüenza que sea”.
“Entonces, ¿no se puede dudar que el señor Brahma es devoto puro?
“Quienquiera que sea, él es acarya”, contestó Prabhupada. Luego se detuvo de nuevo y citó otro ejemplo: “Entonces Krishna también es apasionado. Krishna danzó con muchísimas gopis; por lo tanto, Él es apasionado. Estas cosas se tienen que juzgar desde esta perspectiva: ‘Esa personalidad tan excelsa, a veces él es influenciado por la pasión’. ¡Cuánto más cuidado debemos tener nosotros, entes insignificantes, personas insignificantes, ¡cuán cuidadosos tenemos que ser! Y no pensar que: ‘El acarya se ha vuelto apasionado; por lo tanto, yo me volveré apasionado. Soy un estricto seguidor del acarya’. Estos sinvergüenzas hablan así”.
Ya Yadu y Radha Krishna han documentado abundantemente la personalidad de Virabahu. Con todo, quería traer a colación este incidente para resaltar que hay una diferencia abismal entre las personalidades que el Bhagavatam describe, y los actuales dirigentes eclesiásticos de ISKCON. ¡Es un acto de soberbia el pretender equipararse con ellos! En una carta que le escribí a Guru Prasad Swami, apoyándome no sólo en las palabras de Srila Prabhupada, sino en mis desoladoras experiencias con él, le dije: “Somos devotos muy insignificantes”. Y lo mismo se lo reitero a Virabahu: eres un devoto muy insignificante.
Ahora bien, alguien podría argüir que los GBCs y gurús caídos en desgracia, también tienen la posibilidad de reivindicarse. El Propio Krishna dice en la Bhagavad-gita: “Incluso si alguien comete las acciones más abominables, si está dedicado al servicio devocional se debe considerar que es un santo, porque está debidamente situado”.
Krishna sin duda es muy misericordioso y no sólo perdona sino les permite madurar a aquellos que sinceramente se arrepienten de sus yerros y fechorías, y paralelamente, abrazan sin cesar los Santos Nombres. El Señor agrega: “Muy pronto se vuelve virtuoso”.
Pero, por favor, usemos el sentido común: que al pecador que se afana en seguir ocupado en el servicio devocional se lo deba considerar “un santo” y que pronto “se vuelve virtuoso”, …¡no quiere decir que se cometa el absurdo de permitirle seguir fungiendo como gurú! Desde su instauración hace casi setecientos años, en el Madhva sampradaya no ha habido un solo gurú que haya caído por ninguna razón, excepto uno que honestamente renunció en la década de los treinta del siglo pasado.
En la actualidad, la GBC sigue muchos patrones que ha establecido la iglesia católica, especialmente en cuanto a dignidad jerárquica y rígidas estructuras autoritarias. Sin embargo, la propia iglesia católica hoy día no habilita de nuevo a un sacerdote que ha incurrido en vida sexual ilícita. En palabras de Srila Prabhupada, la convertiría ipso facto en el hazmerreír de la sociedad. Y por elemental sensatez, no reinstala a don juanes, mucho menos a pederastas ni homosexuales (una vez que has sido sorprendidos in fraganti o delatados) en sus antiguos cargos. Como sucedió en Miami con el padre Alberto Cutié. Aunque la iglesia fustigó acremente el acto pecaminoso, animó al transgresor a que se casara y siguiera en la iglesia en condición de buen laico católico. Pero Cutié optó por renunciar al catolicismo y unirse a la iglesia anglicana.
Esto me recuerda la ocasión en 2007 cuando los discípulos de Guru Prasad Swami, siguiendo a ciegas la orden de este, no sólo ofensivamente sacaron de Su finca (subrepticiamente, en medio de la noche, con lujo de fuerza y sin observar los rituales correspondientes) y se robaron a las Deidades de Nitai Gourasundar, sino que las mantuvieron ocultas y sin recibir adoración por un período de once meses. Al día siguiente los devotos de la finca se presentaron en un juzgado y demandaron a Bhakti Bhusana Swami (quien se encontraba en Costa Rica en calidad de líder cuando se perpetró el ilícito, y que no sólo urdió —en confabulación con GPS— y respaldó la acción, sino que también animó a sus yes-men subordinados a que cometieran el robo) por el delito de hurto agravado. El primer referido, para salvarle el pellejo al segundo, se puso inmediatamente en comunicación con Sri Padambuja (ex Bhakty Abay Charan Swami), radicado en Montevideo, Uruguay. Padambuja es una persona que a pesar de haber sido el protagonista de “el peor escándalo sexual en la historia moderna del Vaishnavismo” [palabras textuales de Guru Prasad] —el hombre mantuvo relaciones sexuales ilícitas, adulteras y simultáneamente con 6 discípulas—, todavía guarda la “esperanza” de que la GBC lo restituya como “gooro”. Pues bien, Guru Prasad lo convenció de que revocara un poder generalísimo que le había otorgado a nuestro noble y fiel Yamuna Jivana das (con este poder, Yamuna podía representar Padambuja y demostrar que este era el propietario de las Deidades, toda vez que fue él quien las compró en Jaipur en 1986). A cambio y como “prebenda”, Guru Prasad le ofreció a Padambuja “cabildear” ante la GBC para “reinstalarlo” otra vez “a su debido tiempo” en la élite de gurús a quienes les lavan los pies y les ponen doce guirnaldas el día de sus “vyasa-pujas” (cuyo aroma los deja embriagados, como a Virabahu y Gunagrahi), imitando ridículamente a Srila Prabhupada, y no siguiendo su visión e instrucciones. …¡Ese es el nivel de “pureza” (por no decir “bajeza”) con que trabaja Guru Prasad y secuaces!
(Continúa en Parte 2)
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