Kagemusha

por Radha Krishna das

Acabo de ir a visitar al tío Fego, quien está convaleciente de una cirugía que tuvo la semana pasada. Al llegar a su casa lo encontré viendo un filme en video, y lo acompañe un rato frente a la pantalla mientras platicábamos. La película en cuestión era “Kagemusha”, del célebre director japones Akira Kurosawa. Mi primo Checo me preguntó que si ya la había visto, y le respondí que no. Pero al poco tiempo de estarla viendo le dije: “Sí, claro, ahora recuerdo que ya la había visto”.

Ya la había visto, pero no en una pantalla como él se imaginaría, ¡sino que la había visto infinidad de veces en Iskcon! Fue un caso más de deja-vu fílmico, que se suma al reciente de “Ángeles y Demonios”. Mientras veía escenas de “Kagemusha”, me decía mentalmente: “¡Esa es la GBC!”, “¡ahí están Hridayananda y Tamal!”, “¡es igualito que los once acharyas en 1978!”, “¡ya descubrieron que es un impostor!”, etc.

Y esto es porque la película trata de un ladrón que era idéntico en apariencia al rey japonés, y que fue reclutado para fungir como su doble. Cuando el rey murió, sus familiares y los generales del reino le pidieron al ladrón que se hiciera pasar por el rey durante tres años. La finalidad de esto era hacerle creer a todos los aliados y enemigos del reino que el monarca seguía vivo y existía la continuidad en la autoridad y el poder. Y esto era necesario porque el heredero al trono era todavía un niño.

UN LADRÓN ESFORZADO

El ladrón trató de cumplir su cometido como rey pero tenía muchas limitaciones. Para empezar, siempre se quedaba paralizado ante los desafíos que enfrentaba. Como al verdadero rey le llamaban “La Montaña”, el ladrón creía que permanecer inerte como una montaña resolvería todos los problemas del reino.

Luego, el rey era un excelente jinete, mientras que el ladrón ni siquiera sabía montar a caballo. Esto era problemático porque al no actuar igual que el rey podría despertar sospechas ante la comunidad de ser un impostor.

El rey además tenía varias cicatrices o marcas que lo identificaban como tal entre sus conocidos. El ladrón carecía de ellas, lo cual podría delatarlo como un impostor y arruinar el parapeto que se había creado alrededor de él en las altas esferas del reino.

ISKCON Y EL REY

¿Qué tiene que ver lo anterior con Iskcon? Pues todo. El fundador-acharya, Srila Prabhupada, dejó este mundo en 1977 y algunos zonzos pensaron que podrían inventar un acharya sustituto para supuestamente darle continuidad, legitimidad y autoridad a la institución. Y digo zonzos porque la idea fue una tontería, aunque en realidad estos individuos estaban tratando de pasarse de listos porque —por una alegre coincidencia— el puesto de acharyas sucesores recaía en sus propias personitas.

Pero la realidad es que Iskcon no necesitaba crear un doble o maniquí de Srila Prabhupada. Lo que correspondía era preservar la autoridad de Srila Prabhupada, entendiendo y siguiendo sus instrucciones al pie de la letra. Sòlo había que sacrificar el ego en aras de una instrucción superior. No era necesario nada más.

LA MONTAÑA

La inercia del ladrón al tratar de parecerse a “la Montaña” es un fenómeno que se ha repetido en Iskcon varias veces desde que Srila Prabhupada dejó este mundo. La primera fue cuando las autoridades de Iskcon le anunciaron a la comunidad de devotos que estos 11 “acharyas” eran los sucesores de Srila Prabhupada. Procedieron a detallar cómo funcionaría este sistema, indicando que el planeta Tierra había sido repartido entre estos 11 señores, y que cada uno de ellos iba a tener una zona geográfica propia, exclusiva, sin cambios, e inamovible como una montaña.


Desafortunadamente para ellos, este concepto sufrió un colapso por dos motivos principales. Algunos "acharyas" se empezaron a caer y hubo que redistribuirse el mundo. Y posteriormente otros líderes ambiciosos presionaron para ser incluidos como “acharyas”, y hubo que cederles ciertos espacios. La montaña inamovible empezó a desgajarse.

Hay otro caso en el que la GBC trató de imitar la inamovilidad de una montaña, y que ha desembocado en una situación artificial y vergonzosa. Es la idea de que los miembros de la GBC continúen indefinidamente en su puesto —sin ser renovados o actualizados— como si fueran una montaña. Las indicaciones de Srila Prabhupada fueron que el liderazgo se renovara periódicamente mediante un proceso de aprobación comunitaria. Además debería haber entrenamiento, evaluación y un sistema de justicia en el órgano dirigente. Nada de eso existe. Sólo hay una montaña putrefacta donde puedes tener líderes altamente incompetentes que permanecerán en sus puestos hasta que se mueran, les dé demencia senil, o incurran en violaciones demasiado bochornosas.

Incluso en esos casos se les nombrará líderes eméritos en retiro de la institución, como en el caso de Satsvarupa, de esa institución que quiere parecer una montaña inamovible pero que termina convirtiéndose en una parodia, pues lo único que realmente somos es dasadasanudas (sirvientes del sirviente del sirviente de Krishna). Todo lo demás son designaciones corporales, pero Iskcon por desgracia está absorta creando, manteniendo y perpetuando designaciones corporales para tratar de establecer su autoridad.

EL REY NO SABE CABALGAR

El rey suplantador no sabía cabalgar, ni dirigir, ni tenía el porte ni la autoridad natural de un rey. Se le notaba esto a cada paso y por tal motivo lo tenían confinado en el castillo para que nadie lo notara. Hoy en día es muy fácil notar las grandes limitaciones que tienen quienes se están presentando como sucesores dignos de Srila Prabhupada. Y la mejor manera de mantener ocultas estas limitaciones es satanizar a cualquiera que los critique y ponga en evidencia sus faltas.

Si alguien hace alguna observación sobre las falsedades que encuentra en quienes se llaman sucesores de Srila Prabhupada, ya sea como miembros de la GBC o como gurus, se le tilda de blasfemo y así los súbditos leales del sistema no escucharán críticas que les hagan perder la fe ingenua que manifiestan.

NO ESTÁN LAS MARCAS CORPORALES

Los líderes de Iskcon manufacturaron 11 supuestos acharyas sucesores que carecían de las cualidades de un acharya real. Así como el ladrón de la película carecía de las cicatrices o marcas corporales del rey, estos 11 “acharyas” carecían de los atributos necesarios para ser llamados acharyas y recibir el nivel de respeto y reconocimiento que empezaron a exigirle a los demás miembros del Movimiento.

Aunque prácticamente todos los 11 acharyas originales ya se cayeron, apareció como sustituto una oleada de “gurus” en la institución. Externamente no se presentan como los 11 “acharyas” originales, pero en los hechos quieren ser iguales. Piden que les laven sus piececitos de loto cuando llegan de visita a un templo, esperan que les celebren su cumpleaños con un vyasa-puja digno del sucesor de Vyasadeva, sus miedosos seguidores se postran al suelo cada vez que están ante ellos y los ven como a Dios mismo, y reciben alabanzas con mantras sánscritos que evocan sus (inexistentes) cualidades.

Lo que los 11 acharyas y los gurus actuales tienen en común es portarse como el ladrón que imitaba al rey sin corresponderle el trono y sin tener sus cualidades.

En el ámbito latinoamericano, esto ya es así con los líderes "espirituales" regionales. Si analizamos el desempeño de Guru Prasad Swami, Virabahu, Bhakti Bhusan Swami, y Paramgati como gurus y GBCs representantes de Srila Prabhupada, vemos que se quedan cortos y son una vil imitación de mala calidad.

Lo peor del caso es que detrás de ellos ya se encuentran enfilados para lo mismo los “cigotos de guru” Manonath Casanova das, Jagad Chaksur Comida Gratis Swami, Gunagrahi Casa Rodante XXX Swami, y Jagajivan Mi Esposa está más Bonita que la Tuya das. ¡Vaya película!

UN NUEVO DESENLACE PARA ESTA PELÍCULA

El falso rey decide un día montar un caballo que lo tira humillantemente al suelo. Y como se le rasga el atuendo, allí mismo todos se dan cuenta que no tiene las cicatrices del rey auténtico. Son unas mujeres de la corte las que notan esto y señalan que el supuesto rey es un impostor por carecer de las cicatrices y marcas corporales. Y por presiones de la población, los que urdieron el plan para instalar al ladrón como rey se ven forzados a desterrarlo.

¡Sería de película que en Iskcon ocurriera algo parecido! Casi siempre son los más caídos, las mujeres, y los de fuera, quienes han dicho: “El rey es un impostor”. Y son ellos quienes lo dicen porque nunca lo va a decir la burocracia oficial que estableció el sistema de gurus no calificados y de GBCs que no entregan cuentas. Tampoco lo van a decir los siervos incondicionales y los seguidores temerosos que se refugian en el vientre de la institución para permanecer calientitos y ajenos a toda realidad que vulnere su comodidad.

Es la comunidad con independencia de criterio a la que le corresponde decirles a estos líderes que son unos imitadores, que no están cumpliendo bien su función, que están dilapidando y robándose el patrimonio de Srila Prabhupada, y que no se les va a apoyar incondicionalmente.